Indígenas aislados de Perú

Se calcula que del centenar de pueblos indígenas aislados que viven en el mundo, quince de ellos habitan en la Amazonia peruana. La vida se ha convertido para muchos en una constante huida de los madereros ilegales que invaden sus tierras ancestrales para talar sus árboles de caoba. Otros ven cómo su territorio se llena de «hombres blancos» que llegan para extraer la sangre negra de las profundidades de su selva: talan sus árboles, contaminan sus ríos, hacen temblar la tierra y les amenazan con el temido contacto que puede costarles la vida… y hasta la existencia.

Indígenas ayoreo-totobiegosode, Paraguay

Las excavadoras destruyen a un ritmo frenético lo que queda de su bosque en el Chaco paraguayo. Son los únicos indígenas aislados que viven fuera de la selva amazónica en Latinoamérica. Sus familiares ya contactados nos cuentan que viven en una huida permanente y piden al Gobierno de Paraguay que defienda los derechos de sus hermanos. Les resulta inconcebible que su Gobierno no pueda hacer nada para salvar a los suyos y permita que una empresa brasileña siga convirtiendo sus tierras ancestrales en nuevos pastos para ganado vacuno.

Indígenas akuntsu, Brasil

Tras la reciente muerte de la anciana Ururú sólo quedan cinco supervivientes. Cinco vidas que recuerdan a las ruinas de una civilización ya prácticamente extinguida. Cinco personas que nos siguen sonriendo pese a haber presenciado la violenta destrucción de su propio pueblo, de su cultura única y de una forma más de vivir y de entender el mundo. La violencia y la irracionalidad de «nuestra civilización» son las causantes de su tragedia.

¡No podemos dejar que sus historias se repitan!

A lo largo de la historia, lejana y reciente, el contacto ha tenido consecuencias catastróficas para los indígenas aislados. Su falta de inmunidad frente a enfermedades comunes para nosotros convierten un simple resfriado, una gripe, la varicela o el sarampión en amenazas mortales para ellos. Así es como desaparecieron multitud de comunidades indígenas durante las diversas colonizaciones que ha padecido Latinoamérica, y así es como sigue sucediendo hoy en día.

Un caso reciente es el de los indígenas murunahua de Perú, algunos de los cuales fueron contactados por madereros en 1996, lo que supuso la muerte estimada del 50% de ellos.

Evitar la destrucción y la aniquilación de estos pueblos no es, teóricamente, difícil. Basta con respetar su derecho a vivir en su tierra como ellos elijan. Pero en la práctica el respeto de este derecho viene siendo, casi siempre, una utopía.

Gobiernos y multinacionales de todo el mundo miran con avaricia la tierra de los pueblos indígenas aislados, de la que pueden obtener grandes beneficios económicos. Desde los terratenientes que talan sus selvas para convertirlas en pastos para el ganado, hasta las madereras que anhelan sus valiosos árboles, las temidas empresas de hidrocarburos o las presas hidroeléctricas. Todos ellos hacen caso omiso de los derechos de los pueblos indígenas sobre sus tierras, que les son usurpadas y devastadas. Un expolio al que va íntimamente ligada su destrucción como pueblos.

Sin embargo, en Survival estamos convencidos de que es posible hacer de la utopía realidad y así lo venimos comprobando en nuestros 40 años de existencia. Cada vez son más las herramientas jurídicas que nos permiten defender los derechos de los pueblos indígenas, y cada vez logramos que más y más gente sepa de su situación y se una a nuestro movimiento.

Las campañas de denuncia que lanzamos a nivel internacional tienen un gran impacto sobre los Gobiernos y las empresas que pisotean los derechos de los pueblos indígenas.

En el caso de los indígenas aislados, por ejemplo, Gobiernos como el de Perú o Paraguay se ven forzados a reaccionar periódicamente ante la presión ejercida por miles de personas en todo el mundo, que les exigen el respeto de los derechos de sus habitantes más frágiles.

Con la aprobación de la Declaración de Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas en el año 2007, la violación de sus derechos cada vez pasa menos inadvertida. Desde Survival promovemos, además, que todos los países ratifiquen el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo, que también reconoce los derechos de los pueblos indígenas pero que, a diferencia de la declaración, es de carácter vinculante para las naciones firmantes.

Las nuevas legislaciones internacionales que reconocen el derecho de los pueblos indígenas a la propiedad de sus tierras, las miles de personas sensibilizadas con su situación y que no están dispuestas a que las voces indígenas permanezcan silenciadas y, sobretodo, los propios indígenas y su incesante lucha por la supervivencia, son motivos suficientes para que, desde Survival, veamos el «futuro indígena» con optimismo.

por Laura de Luis – Resp. Comunicación Survival International (España) www.survival.es

Foto: © Heinz Plenge Pardo / Frankfurt Zoological Society