Estas especies también son víctimas de la pesca incidental, sufriendo una enorme mortalidad y un descenso drástico en los niveles poblacionales. De hecho, el “Plan de Acción Internacional de la FAO para los tiburones” ha reconocido su vulnerabilidad ante la pesca comercial, con lo que se pueden plantear impactos perjudiciales a largo plazo o incluso la posible extinción de algunas especies marinas.

Pesca incidental o Bycath

Los elasmobranquios –tiburones, rayas y quimeras son capturados como fauna acompañante o “bycatch” de una especie objetivo en casi todas las pesquerías del mundo. Esto también se conoce como pesca incidental. La fauna acompañante de una especie objetivo en una pesquería puede ser aprovechada o descartada. Desgraciadamente, ya sea por problemas de mercado o por capacidad de bodega, la fracción descartada es casi siempre de mayor volumen que las especies objetivo. Esto sucede tanto en pesquerías artesanales costeras como en pesqueros industriales en alta mar.

El problema se crea, porque ninguna pesquería declara lo que captura, sino solo lo que desembarca. La fauna descartada no es desembarcada, por lo que no existe información sobre ella relativa a que especies son, cuáles son sus volúmenes de captura, y aún menos, sobre cuáles son sus características poblacionales. Solo en algunas investigaciones el descarte está pobremente documentado (Philippart, 1998).

La información acerca del aumento de las pesquerías de condrictios, dirigidas o incidentales durante las últimas décadas, ha sido discutida en variadas ocasiones por organismos internacionales. Los datos reportados por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) revelan que los tiburones constituyen el 60% de la captura de condrictios en el mundo, considerando que las estadísticas de la FAO no incluyen las capturas recreativas, incidentales ni descartes, y muchos desembarques no son informados (Camhi et al 1998, Stevens et al 2000), se puede decir que este valor está subdimensionado.

Los 26 países más importantes en la pesca capturan más de 10.000 toneladas métricas por año de elasmobranquios. Las estimaciones de captura de elasmobranquios a nivel mundial para 1991 fueron de 714.000 toneladas, representando aproximadamente 71 millones de animales. Sin embargo, debido a que las estadísticas de la FAO están restringidas a ciertas naciones, la estimación de la captura total de elasmobranquios podría ser el doble de la estadística oficial (714.000 t), o sea, 1.350.000 toneladas (Bonfil 1994, Stevens et al 2000).

La captura incidental de tiburones y rayas produce una mortalidad por pesca altamente significativa. Algunas pesquerías de altura u oceánicas, como las de albacora o atunes, capturan más tiburones como pesca incidental que especies objetivo. En el estudio de Acuña (2002), se señala que entre el 2000 y 2001 dos embarcaciones, una artesanal y otra industrial, capturaron 1.099 “albacoras o peces espada” y 3.842 condrictios, lo que representa casi 3,5 veces más tiburones que peces espada; de los condrictios capturados, 3.109 (81%) corresponden a Prionace Glauca, “azulejo”.

Debido al elevado precio de la aleta de tiburón en los mercados internacionales, el único aprovechamiento de estos tiburones capturados incidentalmente es la práctica del “finning” o “aleteo”, es decir, el corte de sus aletas, para luego ser descartados y liberados vivos con la consecuente muerte por desangramiento. El descarte entero sin aletas es motivado por el bajo precio de su carne y las limitadas capacidades de hielo y bodega (reservadas para las especies objetivo) de las embarcaciones.

Pesca de arrastre

Todas las artes y aparejos de pesca pueden alcanzar niveles de captura incidental, generalmente, más altos que las propias pesquerías dirigidas, debido a su poca selectividad. Quizás, la pesquería más nociva para las poblaciones de pequeños tiburones costeros y, principalmente de rayas bentónicas, sea la pesquería de arrastre. Durante muchos años, se arrastró en áreas donde no sólo se afectó a las poblaciones locales de peces sino también se produjo una degradación y destrucción de sus hábitats. En orden de importancia podemos señalar las faenas de pesca de arrastre como las más nocivas para estas poblaciones; le sigue la captura con redes agalleras, tanto de deriva como fijas, la pesca de cerco para especies de tiburones pelágicos y la pesca con espineles o palangres. A pesar que algunas pesquerías con redes de deriva en mar abierto fueron prohibidas a fines de 1992, el esfuerzo pesquero ha sido redirigido hacia los espineles, los cuales también afectan las poblaciones de elasmobranquios.

¿Qué podemos hacer?

Sin embargo, durante las últimas décadas, el avance tecnológico en conjunto con el acceso a mercados distantes ha causado un aumento en el esfuerzo dirigido a las capturas de tiburones así como también una expansión de sus áreas de pesca. Algunos países han mostrado preocupación acerca de las consecuencias que el incremento de las capturas tiene para ciertas poblaciones de tiburones y han planteado la necesidad de establecer planes de conservación y manejo de las especies afectadas.

Desde el punto de vista comercial, si la conservación y manejo de las poblaciones de tiburones no es mejorado, el comercio se podría interrumpir al menos por dos razones:

1. un mayor descenso de los niveles poblacionales podría reducir la viabilidad económica del comercio de tiburones.
2. presiones domésticas en algunas economías podrían forzar unilateralmente restricciones al comercio de tiburones.

Para la conservación y manejo de estas especies se necesita saber el estado de sus poblaciones, como también las prácticas empleadas en las pesquerías. Pero la mayor dificultad es la ausencia de datos de captura, esfuerzo, desembarques por especie y datos comerciales. Para obtener esta información se necesitan fondos adecuados para investigación y manejo.

Actualmente, algunas naciones ya han implementando planes de acción con respecto al manejo y conservación de los tiburones. Este es el caso de Estados Unidos y Chile que, al igual que otras naciones, ha prohibido la práctica del corte de aleta (finning) y descarte del resto del cuerpo al océano. Prohibiciones similares se están considerando actualmente en Australia y Namibia. En Venezuela, un programa de monitoreo recopila información acerca de las capturas incidentales de tiburones en la pesca dirigida a los túnidos y pez espada. En Uruguay, también existe un programa de monitoreo de elasmobranquios pelágicos, con énfasis en los tiburones.

Con el cuidado de los elasmobranquios de la pesca incidental, en particular la prohibición del finning de las aletas de tiburón, estamos contribuyendo al delicado equilibrio ecológico y a la conservación de los recursos marinos globales para el futuro.

Oceana.org
Oficina para América del Sur y Antártica