Este gran proyecto minero en la isla de Halmahera forma parte del plan que tiene Indonesia de convertirse en uno de los principales productores de baterías para coches eléctricos. Tesla y otras empresas están invirtiendo miles de millones de dólares en dicho plan.
Pero la extracción de níquel está a punto de destruir vastas zonas selváticas del interior de la isla de Halmahera, hogar de entre 300 y 500 indígenas no contactados del Pueblo Indígena Hongana Manyawa. Si la explotación minera sigue adelante, no sobrevivirán a la destrucción.
Los hongana manyawas, o “gente del bosque” en su propia lengua, son uno de los últimos pueblos indígenas nómadas de cazadores-recolectores de Indonesia.
Ahora se enfrentan a la amenaza de ver su selva, y todo cuanto necesitan para sobrevivir, destruido por empresas que se apresuran a proporcionar un estilo de vida supuestamente “sostenible” a gente que vive a miles de kilómetros de distancia.
Esta actividad minera es ilegal según el derecho internacional, ya que los pueblos indígenas no contactados no pueden dar su consentimiento libre, previo e informado a la explotación de sus tierras, como sería legalmente necesario para cualquier proyecto de “desarrollo” en territorios indígenas.
Sin embargo, Weda Bay Nickel (WBN), empresa que posee en parte la minera francesa Eramet, cuenta con una enorme concesión minera en la isla que se superpone con las tierras del pueblo hongana manyawa.
WBN comenzó la explotación minera en 2019, a sabiendas de dicho solapamiento, y desde entonces ya se han destruido enormes extensiones de la selva que los hongana manyawas consideran su hogar. La empresa tiene previsto acelerar el ritmo actual de extracción y operar en la región hasta dentro de 50 años.
Survival ha averiguado que la empresa química alemana BASF también planea asociarse con Eramet para construir una refinería en Halmahera y que una posible ubicación podría ser el territorio no contactado de los hongana manyawas.
Una mujer hongana manyawa recientemente contactada explicó: “Están envenenando nuestra agua y nos hacen sentir como que nos estuvieran matando lentamente”. Otra dijo: “No doy mi consentimiento para que se lo lleven… Díganles que no queremos regalar nuestro bosque”.
Según declaraciones de la directora de Survival, Caroline Pearce:
“Es espantoso que las empresas de coches eléctricos vendan a los clientes una promesa de ‘consumo ético’, mientras sus cadenas de suministro destruyen a un pueblo indígena no contactado. No es para nada ‘respetuoso con el clima’ arrasar la selva de los hongana manyawas, ni tampoco ‘sostenible’ causar la muerte de indígenas que viven de forma autosuficiente.
Tesla y otras empresas de automóviles eléctricos tienen la oportunidad de estar a la altura de las expectativas de sus clientes y evitar un terrible, e ilegal, atentado contra los derechos humanos comprometiéndose a que ninguno de los minerales que compran proceda jamás de las tierras de los indígenas no contactados de Halmahera. No hacerlo sería como afirmar que las vidas de los hongana manyawas no contactados son prescindibles”.
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