Los resultados del estudio, que ha sido presentado en la revista Science, revelan cómo este gas de efecto invernadero participó en uno de los fenómenos climatológicos más importantes de nuestro planeta, y contribuye a conformar la realidad climática actual y la futura.
Científicos de Australia, China, Suecia, Reino Unido y Estados Unidos examinaron moléculas procedentes de algas antiguas encontradas en testigos extraídos de las profundidades marinas. Identificaron un umbral de niveles bajos de CO2 por debajo del cual se forma una capa de hielo en el Polo Sur. Sin embargo, todavía se desconoce la razón que justificaría que la concentración de CO2 deba aumentar para que se derrita la capa de hielo.
Hace unos 34 millones de años, la concentración de CO2 se redujo aproximadamente en un 40 %, antes y durante la rápida formación de una capa de hielo sobre la Antártida de 1,6 km de grosor, según explicó el profesor Matthew Huber, del Departamento de Ciencias de la Tierra y Atmosféricas de la Universidad Purdue (Estados Unidos).
«Esta constatación coincide con lo que cabría esperar si el CO2 es el indicador principal que regula el clima global. Si lo aumentamos o disminuimos se producen cambios drásticos», afirmó el profesor Huber, coautor del estudio, y añade: «En términos geológicos pasamos de un mundo templado sin hielo a uno más frío que presentaba una capa de hielo repentina como consecuencia de las fluctuaciones en los niveles de CO2».
El equipo destacó que nuestro planeta era templado y húmedo antes de que aconteciera el periodo de enfriamiento, al final de la época del Eoceno. Mamíferos, anfibios y reptiles compartían los Polos Norte y Sur, donde había climas subtropicales. Después, durante un periodo de cien mil años, las temperaturas descendieron significativamente, lo que produjo la muerte de varias especies, la reducción de los niveles del mar y el recubrimiento con hielo de la Antártida.
Las capas de hielo marino y polar influyen en el clima moderno, al igual que la circulación global de masas de aire frías y templadas, según explica Mark Pagani, investigador de la Universidad de Yale y autor principal del estudio. También repercuten en los regímenes de precipitaciones y en la intensidad del viento, además de regular la variabilidad de la temperatura global y regional.
«La llegada de hielo antártico es el origen de todos los “puntos de inflexión” del clima», afirmó el investigador, para añadir que: «Reconocer el papel principal que el cambio de niveles de CO2 desempeñó en la alteración del clima global constituye una importante observación básica».
El profesor Huber destacó que los resultados del estudio ofrecen un conocimiento clave sobre el fenómeno de enfriamiento repentino.
Según el equipo, los niveles atmosféricos de CO2 para el enfriamiento, que son el punto de origen de formación de la capa de hielo, se sitúan alrededor de 600 partes por millón. Antes de que descendieran a estos niveles, el clima hubiera sido demasiado cálido como para que se forme la capa de hielo. El nivel actual, situado en alrededor 390 partes por millón, contribuye a mantener una capa de hielo, pero los niveles de CO2 y las temperaturas van en aumento.
Los pronósticos sitúan la concentración entre las 550 y 1 000 partes por millón en 2100.
«El sistema no es lineal y podría existir un umbral diferente para el derretimiento de la capa de hielo aunque, si continuamos al paso actual de calentamiento, al final alcanzaremos este punto de inflexión», explicó el profesor Huber. «Por supuesto, después de cruzar este umbral, tardarán todavía muchos miles de años antes de que se derrita una capa de hielo.»
El profesor Huber aclaró en referencia al uso de modelos para calcular los climas del futuro que: «Los modelos casi lograron acertar y aportaron resultados coincidentes con la información obtenida a través de testigos de perforaciones. Esto supuso una importante validación de los modelos. Si son capaces de producir resultados que se correspondan con los del pasado, entonces podremos confiar más en su capacidad para predecir situaciones futuras».
El profesor Huber investigará a continuación la influencia de un manto de hielo en el clima y concluyó que: «Parece ser que la capa de hielo polar configuró nuestro clima moderno, aunque no contemos con datos sólidos sobre las particularidades de cómo se ha producido. Es importante conocer en qué medida enfría el planeta y cómo aumentaría la temperatura del planeta sin una capa de hielo».
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