Paseo por Madrid en un infierno fin de primavera.
Camino, no por un barrio cualquiera.
Llego a otro tiempo pasado, me situó en otra época.
Época del Siglo de Oro, blasonado Barrio de las Letras.
Ando por sus calles del brazo de mi poeta.

Llegamos a una majestuosa casa que la puerta tiene abierta.
Resulta ser la casa de un ilustre y gran poeta, es la casa de Lope de Vega.
Traspasamos la gran puerta que nos conduce a otro tiempo.
Una placa nos recuerda que allí vivió el poeta,
el Fénix de los ingenios llaman a este personaje ilustre
que cultivó todos los géneros literarios
y que dejo un gran legado en las letras.

Al fondo del fresco portal, en el jardín nos espera,
un lugar maravilloso, oasis en esta urbe,
pulmón para respirar inspiración, inspiración para estas letras.
Subimos las escaleras, donde se encuentra su casa, su hogar y su morada.
Impresiona su excelsa biblioteca.

Sola, desde la puerta, contemplo la antigua y austera estancia,
admiro esta gran belleza y con pasos tímidos me adentro
hacia esa ventana entornada que deja filtrarse
la luz del pasado, la historia de otra época;
halo de luz que me traslada a un pasado lleno de letras,
a un pasado con mucha historia, a un pasado de ilustres poetas.

En esa austera estancia existe una gran librería
y en sus anaqueles descansan obras de gran maestría.
Hay un gran escritorio y un par de sillas
que nos invitan a acercarnos y contemplar este santuario,
donde este altar del pasado con esas plumas que duermen
tantas letras han consagrado.

Mi poeta y gran amigo, un placer sentir contigo
la esencia de este gran Lope en una casa encantada,
en una casa llena de historia, en una casa llena de libros.
Que mejor que de tu mano, pasear por ilustre barrio,
barrio de las letras dicen, barrio de ilustres poetas,
barrio que me ha cautivado y que siempre lo llevaré conmigo