Y otra vez este cielo teñido
que se hunde
sin entonar nada
y estas horas en guardia
atentas, que aguardan,
que extrañan la risa y el canto
son pisadas sin oriente
perdidas en este arenal en calma
como manantial herido
como laurel marchito
Y otra vez expiraré con ellas
y se fundirá mi aliento
en la savia de la tierra
y sus hojas morirán conmigo
recorriendo caminos
enroscándose en mis plantas
hilando hebras de poesía
silbando primaveras
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