Estamos a un paso de la navidad y recibir el año nuevo, esas fechas plenas de nostalgia de aquel ayer que solo quedo en nuestros recuerdos, y que entre la pandemia, las restricciones y las movilizaciones sociales, estas fechas no dejan de motivar y tener la esperanza de una vida menos complicada, pero aún así, más adaptados a las medidas sanitarias, así como algunos escándalos y polémicas que han marcado la vacunación, pero sobre todo, conscientes que todavía nos espera seguir viviendo en tiempos de pandemia.
Y a pesar de lo complicada que se nos ha vuelto la vida, amigos lectores, se hace evidente que todos nosotros, no dejamos de funcionar en ningún momento durante la pandemia, y nos hemos ido adaptando a las diferentes circunstancias que se nos han presentado. Y por lo mismo, en estas navidades muchos de nosotros tratamos de guardar los ánimos, teniendo en mente que con el pasar de los meses, el virus será menos grave.
Lo que también es interesante, es que debido a la pandemia ha cambiado la mentalidad de muchos, la gente sigue tomando conciencia social, como una herramienta importante para combatir la pandemia. Al igual que comprender la fragilidad de la salud en las personas mayores, y que la gente joven también se enferma y puede morir. Aunque muchos se han dedicado a negar la pandemia, de igual forma a negar la importancia de las vacunas. Quizás por temor, o bien, para no afrontar la realidad y querer regresar a la vida que solían disfrutar. Pero lo más seguro es que han sido influenciados por la variedad de todo tipo de desinformación.
Pero mientras existan personas no vacunadas en el mundo habrá replicación del virus y se generarán variantes, y se necesita una inmunidad de grupo; hay quienes por cuestiones de edad, de salud o por las reacciones sufridas por la primera vacuna, no podremos recibir vacunas como tampoco los refuerzos, pero si las personas a nuestro alrededor están protegidas, evitan que circule el virus. Según lo que expresan los expertos en la materia.
Lo que sí es cierto, es que muchas de las cosas que eran normales antes de la pandemia, probablemente ya no lo vuelvan a ser. Muchos estamos empezando a ver los problemas como compartidos, y la sociedad como algo más que una masa de individuos que compiten entre sí por la riqueza y el poder alcanzar otra posición social.
Pero en el tema ambiental, todavía nos es difícil de entender, que la lógica del mercado no debería dominar tantas esferas de la existencia humana. No hemos logrado hacerlo compatible con la subsistencia humana, pues según analistas, deberíamos fortalecer un modelo de economía circular, el camino a seguir para asegurar el éxito del binomio economía y medioambiente, un plan de manejo que tienda a la sostenibilidad, y tratar de revertir el impacto ambiental en estos tiempos de consumo desenfrenado. Porque de lo contario, solo nos quedaría adoptar la experiencia de la crisis de salud durante la pandemia, que dará forma a cómo enfrentaremos la crisis climática en las próximas décadas.
En este final del calendario, también vemos con preocupación, que se viene dando el temor del surgimiento del autoritarismo, el fenómeno de la pandemia, según analistas, ha dado lugar a un mundo menos libre, menos abierto y menos próspero para las grandes masas. La combinación de un virus mortal, un liderazgo incompetente y una planificación inadecuada ha colocado a la humanidad en un camino nuevo y preocupante, sobre todo en aquellos países frágiles, serán empujados al caos y la anarquía, y existe una posibilidad de que algunos regímenes no sobrevivan al COVID-19, ya que, luego de la mortandad, en aquellos regímenes cuya legitimidad se vio socavada al ser incapaces de manejar la crisis y el mal manejo de los fondos públicos, donde la corrupción se disparó de forma galopante paralela a la pandemia, esto ha provocado a que cientos de miles de personas se volcarán a las calles para tratar de derrocarlos. Sumandole, todas aquellas protestas intimidatorias de los antivacunas.
Para muchos pobladores de países pobres, como en el caso de Guatemala, las lecciones que está dejando la pandemia, es una nueva comprensión de cómo funciona tanto nuestro gobierno como la sociedad; y donde las ideas cada día se vuelven más progresistas, anteriormente marginales de la izquierda; como los servicios básicos a toda la población, la atención médica a todos los rincones del país, la educación con acceso a la tecnología, la importancia de la participación política ante la privatización de los bienes públicos y la visión de una sociedad menos desigual; que hoy por hoy, es marcada por la extrema pobreza, desnutrición y mortalidad infantil.
Por lo que se han vuelto conceptos muy familiares y comunes para la opinión pública, pues está nueva realidad pandémica, nos puso los pies sobre la tierra con firmeza, despertó ese interés sobre el rol de los políticos en el empobrecimiento y la falta de servicios básicos, no solo en Guatemala, sino que también en muchas naciones que sufren de los mismos males, y sin dejar a un lado, la causa de las migraciones masivas, que ha sido un tema preocupante, pues según ACNUR, estima que en el mundo son más de 84 millones de refugiados y desplazados, debido a la escalada de la violencia, la inseguridad, corrupción, falta de empleos y los efectos del cambio climático; y que por desgracia, cada día se hacen más evidentes.
Y las medidas que han tomado los países hasta el momento no son suficientes para evadir un futuro nada prometeder en el planeta, en el que los desastres naturales son el pan de cada día, en contraste con la alarmante escasez del agua y la comida.
El futuro de las nuevas generaciones cada día es más incierto, sobre todo en países emisores de emigrantes, pues se teme que entren en un círculo vicioso de empleos precarios y con bajos salarios. Ya que va en aumento el continuo desempleo, provocando un exceso de oferta de mano de obra. La juventud entonces se enfrenta a mayores dificultades para desarrollar sus proyectos esenciales, lo que les dificulta el acceso a unas condiciones de vida estables, mejorar su bienestar económico y progresar en el campo profesional.
Un ejemplo claro es lo que se vive en Guatemala, debido a la corrupción, violencia y principalemente por ser un país mercantilista, con influencia neoliberal, que a todas luces bloquea el desarrollo, ya que más de la mitad de la población vive en la pobreza, es un país que hoy se caracteriza por ser emisor de emigrantes, quienes pasan una odisea para llegar a su destino, arriesgando la vida y muchos de ellos mueren en el camino, convirtiendose en una tragedia de todos los días. Pero que al final, gracias a los recursos que envían los emigrantes, que han logrado sobrevivir, han servido para la supervivencia de más de 6 millones de los 16 millones de habitantes, el 37 % del total de la población, que tiene el país.
Más de la mitad de las remesas que reciben las familias guatemaltecas se destinan al consumo y pago de bienes y servicios. Estos brindan liquidez a la economía del país y crecimiento financiero. Los ingresos por este medio generalmente se invierten en bienes que favorecen el comercio, la agricultura, el transporte, la construcción, y servicios varios.
Así pues, que con todo lo que vemos pasar en nuestro mundo, no perdamos la fe de que otro mundo es posible. Y estando a las puertas de un nuevo año, no me resta más que desearles a todos ustedes mis estimados lectores, los mejores deseos, y que logren disfrutar el ambiente navideño que se aprecia en todas partes, porque son días de celebraciones, aunque muchos no tengan que celebrar, pero sí reflexionar y evaluar.
Terminamos el calendario y es el momento apropiado para reconocer a quienes se destacaron, esforzaron, lucharon o seguirán resistiendo. Porque la vida continua y comenzará un nuevo año y continuaremos con lo que nos hace falta por hacer.
Los dejo con este pensamiento que me compartieran, es muy apropiado para estas fechas.
“Viene cada año y vendrá para siempre. Y con la Navidad vienen los recuerdos y las costumbres. Esos recuerdos cotidianos humildes a los que todas las madres nos agarramos. Como la Virgen María, en los rincones secretos de su corazón. Y si de verdad quieres que Jesús sea el centro esta Navidad, dale de comer al hambriento, ama al rechazado, perdona a quien se equivoca, consuela al afligido e inspira al desesperado”.
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