Pequeñas modificaciones en nuestra vida pueden ocasionar grandes cambios. Quien me lo iba a decir y como podía imaginar que todo ello, me iba a llevar a ti.

Quiero recordarme a mí misma y a veces gritarle a todo el mundo, que no basta con conformarse, que siempre hay que seguir mirando hacia adelante, guiándose por el impulso del corazón a veces, y otras, porque no, de la intuición.

Una llamada a tiempo, unas palabras en una frase, una mirada, un suspiro o simplemente un gesto, pueden cambiar tu vida, y así fue cómo surgió nuestro encuentro.

Dos vidas cosidas a su piel, con impedidos movimientos; alejados por el espacio y por el tiempo se buscaban, pero siempre con fallidos intentos.

Son las señales que vienen arrastradas desde muy lejos por ríos de viento, procedentes de mares y otros desiertos. Son señales claves, que nos ayudan a descoser las finas puntadas hiladas que unen nuestra piel a nuestro, en muchas ocasiones, desgarrado cuerpo.

Es increíble cómo pueden transformarse los sentimientos con un sencillo gesto. Por ejemplo: el roce en la cara de un tímido soplo de viento, provocado por el suave aleteo de las alas de una mariposa al otro lado del universo.

Descosí mi piel aquella tarde tras ese gesto, y antes de que la mariposa iniciase de nuevo su vuelo, la volví a coser, dando pequeñas y firmes puntadas uniendo las dos vidas, los dos cuerpos.

María del Carmen Aranda es escritora y autora del blog mariadelcarmenaranda.blogspot.com