Coincidiendo con el Día Internacional de la Mujer, diversas acciones han pedido a las tres grandes de la alimentación que revisen prácticas y políticas para asegurar un trato digno a las mujeres en la cadena de producción del cacao. Esto se enmarca en la campaña Tras la marca.
En España, la cantante Sole Giménez (ex Presuntos Implicados) se ha dejado embadurnar de chocolate para denunciar que, además de dulce, este producto puede ser amargo y sucio para miles de mujeres en los países en desarrollo que lo producen. También una veintena de tiendas de Intermón Oxfam repartidas por toda España invitarán a la ciudadanía a degustar chocolate de comercio justo y apoyar la campaña.
A nivel internacional se han organizado diversos actos frente a las oficinas centrales y grandes puntos de venta de estas empresas para exigirles que aborden la desigualdad de género en su cadena de suministro. Las tres compañías controlan el 40% del mercado mundial de chocolate y compran una tercera parte de todo el cacao, que mayoritariamente se produce en pequeñas explotaciones en países en desarrollo.Las investigaciones de Oxfam demuestran que las tres compañías están haciendo muy poco para abordar las pobres condiciones que enfrentan las mujeres que producen el cacao.
«Las mujeres que trabajan en la producción del chocolate que nos encanta comer están siendo olvidadas. Mars, Modelez y Nestlé tienen el poder y la responsabilidad de cambiar esta situación. Las tres han manifestado su voluntad de trabajar para hacer sus productos más sostenibles y ahora es el momento de cumplir sus promesas», afirma José María Vera, director general de Intermón Oxfam.
Estas tres compañías son conocidas en España por la comercialización de productos como m&m’s, Milky Way, Mars, Snickers, Twix, Maltesers (Mars); Milka, Suchard, Tobleroe, Daim, Ritter (Mondelez); y KitKat, Milkybar, Crunch, Smarties (Nestlé).
- Las investigaciones de Oxfam en la cadena de suministros del cacao en Brasil, Indonesia, Nigeria y Costa de Marfil revelan que: Las mujeres productoras de cacao suelen recibir peores salarios que los hombres, a pesar de que son esenciales para garantizar la calidad y productividad.
- La mayoría de quienes trabajan a lo largo de la cadena de producción del cacao continúan viviendo en la pobreza y la malnutrición en los países productores de cacao va en aumento.
- Muchas de las mujeres que trabajan en los campos de cacao y procesan las plantas sufren acoso y discriminación, y no tienen manera de quejarse o combatirlo.
- Mientras las mujeres van ocupando posiciones de poder dentro de las empresas de alimentación y bebidas, las que trabajan en la cadena de suministro en los países en desarrollo se les niega avances similares en estatus y oportunidades.
- Las agricultoras del cacao tienen menos acceso que los hombres a tierra, créditos, capacitación y herramientas como fertilizantes o sistemas de irrigación.
- Los programas de sostenibilidad de las compañías no incluyen temas específicos que afectan a las mujeres productoras.
«Las tres compañías han puesto en marcha grandes proyectos para mejorar la sostenibilidad del cacao y se han comprometido a incrementar la cantidad de cacao certificado que compran. Y esto es positivo», afirma Teresa Cavero, responsable de estudios de Intermón Oxfam. «Sin embrago, ninguno de estos proyectos ha abordado de forma directa los problemas de las mujeres que forman parte de sus cadenas de suministro. Durante décadas, las empresas han dado visibilidad a las mujeres en sus anuncios de chocolate. Es hora de que hagan lo mismo con las mujeres que cultivan sus materias primas.»
A pesar de que estas compañías no son las que directamente contratan a las mujeres, Oxfam hace un llamado a Mars, Mondelez y Nestlé para que lleven a cabo un agresivo plan para exigir a sus proveedores proteger los derechos de los millones de mujeres que en el mundo cultivan el cacao que es esencial para sus productos.
«Erradicar las desigualdad de género está entre las acciones más importantes que las compañías pueden hacer para mejorar la calidad y viabilidad de sus productos. Los consumidores tienen el poder de decidir y premiarán a las empresas que se comporten de forma responsable y les pedirán cuentas si no es así» concluye Cavero.
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