La primera murga uruguaya en ser registrada por la historia data del primer decenio del siglo XX, más precisamente -según los historiadores- de 1906, y es integrada por un grupo de jóvenes que remeda precisamente la murga gaditana incluida en una de esas compañías de zarzuelas, y a la que denominan en su homenaje “La Gaditana que se Va”.

Se suceden así una serie de grupos similares hasta que pocos años después se incorporan a los festejos oficiales del Carnaval y a los concursos de grupos que ya por entonces se hacían. El número aumenta y también las modificaciones tanto en integración como en acompañamiento. Los cantos desafinados de otrora han dado paso a coros de especial calidad.

“La Gaditana que se Va”, al igual que las murgas que surgieron inmediatamente después, tenían sólo seis integrantes, además de su director. Cada uno de ellos ejecutaba un instrumento distinto: flauta, pistón, saxofón, bombo y platillos, a los cuales se les agregaron otros instrumentos caseros, como uno hecho de caños o tubos con una hojilla de fumar en un extremo, que el murguista hacía vibrar con su propia voz.

Las canciones tenían la música de las zarzuelas más populares de la época, iniciando así la tradición murguera de usar melodías no originales. “Los Profesores Diplomados” incorporaron al conjunto en 1915 a un soldado y tambor de la Escuela Militar, para que tocara el redoblante. Esta idea fue tomada y perfeccionada por el director de murgas José Ministeri (Pepino), quien creó en 1918 los “Patos Cabreros”.

Desde la década de los años de 1920 la murga es un género teatral- musical que consiste en un coro de unas 14 a 17 personas, acompañado por una batería de murga integrada por un bombo, platillos y redoblante, cada uno ejecutado por un integrante de la agrupación; otros se van incorporando, pero su uso es limitado. Entona canciones y realiza cuadros musicales (con personajes y línea argumental) en los que la temática principal ronda alrededor de los acontecimientos salientes del año, con crítica política y social.

En un primer momento las murgas cantaban sus melodías con un ritmo adecuado para el desfile, pero luego, gracias a la batería de murga, fue cambiando hasta llegar a la actualmente conocida “marcha camión”. Durante la década de los años de 1970 y comienzos de los años de 1980 el Carnaval se convirtió en un foco de resistencia durante la dictadura militar en Uruguay.

murgaQué y cómo debe ser una murga

La definición que el reglamento establece referido a las Murgas es el siguiente:
“La categoría ‘Murgas’ es conceptualmente un natural medio de comunicación, transmite la canción del barrio, recoge la poesía de la calle, canta los pensamientos del asfalto. Es una forma expresiva que trasunta el lenguaje popular, con la veta de rebeldía y romanticismo. La murga, esencia del sentir ciudadano, conforma una verdadera autocaricatura de la sociedad, por la que desfilan, identificados y reconocidos, los acontecimientos salientes de la misma, lo que la gente ve, oye y dice, tomado como chanza y en su aspecto insólito, jocoso y sin concesiones, y si la situación lo requiriera, mostrará la dureza conceptual de su crítica, que es su verdadera esencia.

El contexto del libreto, así como la crítica social, tendrán un nítido sentido del ingenio, picardía y autenticidad. La veta de protesta punzante, irónica, aguda, mordaz, inteligente y comunicativa es la estructura y la esencia de la murga. El panfleto político o demagogia como elementos integrantes de la misma, le retacean creatividad y la despojan de la espontánea autenticidad popular. La mística de la murga se mantiene en la medida de una natural autenticidad del libreto, que transmite y logra crear una corriente fluida de comunicación con su auditorio, integrándolo y haciéndolo participar espiritualmente de sus canciones y hechos.

Distingue a la murga la mímica, la pantomima, la vivacidad, el movimiento, el contraste, la informalidad escénica y lo grotesco. La sincronización de movimientos se conceptuará válida si esta diera brillantez al espectáculo y no atentara contra la idiosincrasia de la murga. Sus textos estarán apoyados por músicas popularmente conocidas o inéditas, teniendo la posibilidad de realizar su propia música, si así lo quisiera. La inercia, inacción y en definitiva quietismo, serán factores de empobrecimiento general del espectáculo. La pintura o maquillaje del rostro es fundamental para contribuir al complemento del vestuario, el que a su vez mantendrá viva su verdadera identidad.

La murga deberá presentar originalidad y colorido, destacándose por la representación de personajes llamativos, sus dichos, modismos y situaciones. En suma, auténtica chispa popular, a través de las cosas vividas. Podrá utilizarse todo tipo de instrumentos de percusión que den un respaldo rítmico a los tradicionales bombo, platillo y redoblante sin limitaciones de tiempo. La guitarra tendrá un máximo de quince minutos. Otro tipo de instrumentos musicales (cuerdas, vientos, teclados, etc.) sólo podrán utilizarse un máximo de diez minutos del total de la duración del espectáculo”.

Hoy es una de las expresiones más auténticas y populares del Carnaval uruguayo y seguramente así seguirá siendo, ya que “el semillero” es muy grande y podemos ver a los pequeños grandes murgueros y murgueras participando en el “Carnaval de las promesas” y en el de “Murga joven” a muchachos y muchachas, muchos de ellos estudiantes universitarios.