Ciertamente fue un gran salto científico que se consiguió tan solo 66 años después del primer vuelo de los hermanos Wright el 17 de diciembre de 1903, en tan corto espacio de tiempo científicos e ingenieros de todo el mundo se afanaron por conquistar el cielo y el espacio, aportando cada uno de ellos su ingenio y saber para poder saciar uno de los anhelos más fuerte del hombre, el saber que hay más allá aventurándose a lo desconocido, de entre todos ellos hay uno que permanece casi olvidado por la historia mundial y la española en particular cuando su participación fue trascendental en la carrera espacial.

El mal conocido siglo XIX dio a nuestro país (en contra de la creencia habitual) grandes hombres que hicieron que la ciencia española y por añadidura la mundial fuera dando saltos de gigante en los avances de la humanidad, nuestro protagonista nacido en las postrimerías del siglo fue un ingeniero y científico excepcional siendo su papel fundamental en el avance de la humanidad.  

Emilio Herrera Linares vio la luz en Granada en 1.879 en el seno de una acomodada familia burguesa, el mismo en sus memorias recuerda emocionado los años de su infancia a pesar de haber vivido el terremoto de Granada en 1884, una epidemia de cólera al año siguiente más el desbordamiento del río Darro. 

Tras obtener el título de bachiller con una nota de sobresaliente, decide matricularse en el curso preparatorio de Ciencias en la Universidad de Granada, pero hijo y nieto de militares abandona la universidad para cumplir sus sueños ingresando en la Academia de Ingenieros del Ejército en Guadalajara, España,  dirigida por el entonces Comandante Pedro Vives y Vich, fundador de la aeronáutica española.                                                                                                   

Herrera se graduó como teniente en 1901, su interés en la recién nacida aviación le lleva a solicitar su traslado a la Escuela Práctica de Aerostación, en donde aprende el manejo de los aerostatos en los que desarrollara diversas pruebas científicas a bordo de dichas naves, como la observación del eclipse solar del 30 de agosto de 1905 en Burgos. Tres años más tarde junto a su amigo Alfredo Kindelán viajara a Le Mans donde los hermanos Wright hacen una exhibición de vuelo, su misión, observar las evoluciones del novedoso aparato a fin de informar al Coronel Vives sobre las posibilidades militares del avión, pero el proyecto quedo aplazado tras el desastre del Barranco del Lobo en Melilla.  

Contrae matrimonio con Irene Aguilera Cappa, en 1909 y ese mismo año se envía una unidad del Servicio de Aerostación a Melilla bajo el mando del capitán Gordejuela, de la que Herrera ya capitán, forma parte junto con los tenientes Fernández Moulero, Barrón, Pou y Ortiz Echagüe, su misión, reconocimiento y corrección de tiro fue el espaldarazo definitivo a la creación de la aviación militar española.                                            

Pronto el objetivo de sobrevolar la tierra se le quedo corto y en 1913 pronuncia una conferencia en la sede del Real Aeroclub de Madrid, en la que consideró que el problema de la aeronáutica estaba científicamente resuelto y que el futuro era el vuelo en las altas capas de la atmósfera y fuera de ella.                                                 

Destinado de nuevo a África, fue protagonista de una gran hazaña junto al capitán José Ortiz Echagüe, al ser los primeros en sobrevolar el estrecho de Gibraltar en su avión un Nieuport IV nº 6, Herrera ya había propuesto el vuelo a sus superiores siendo rechazado, pero enterado de la presencia del Rey Alfonso XIII en Sevilla y con la excusa de entregar una carta del Jefe del Ejército de Operaciones en África, general Marina, partieron desde el aeródromo de Tetuán y tras sobrevolar Gibraltar en un vuelo de dos horas y treinta minutos aterrizaron en el aeródromo de Tablada, el éxito del vuelo les hizo saltar a los periódicos del momento llegando a aparecer en prestigiosa revista “La Esfera”, Alfonso XIII profundamente impresionado los nombró “Gentilhombre de Cámara con Ejercicio”, título honorifico que facilitaba el trato directo con el rey y los vinculaba con un juramento de lealtad.

En una Europa envuelta en pleno conflicto mundial fue destinado como observador militar en 1.916, teniendo un papel fundamental tras el final de la guerra pues los países vencedores querían restringir el espacio aéreo sobre los demás, Emilio Herrera se enfrentó a dicha política creando un convenio aéreo paralelo, apoyado por Portugal y los países iberoamericanos consiguió lo que parecía imposible doblegar a Francia e Inglaterra creando una legislación internacional donde todos los países eran tratados con el mismo derecho. Siempre adelantado a su tiempo presentó en el primer congreso de ingeniería celebrado en Madrid en 1.919, la comunicación: «Los propulsores de reacción,» como sistema de propulsión necesario para la navegación astronáutica.

Acción de la sociedad Sociedad Colón Transaérea

Pero la estrella de la aeronáutica en ese momento es el dirigible, un visionario Herrera tiene en su cabeza el proyecto español más ambicioso jamás creado hasta ese momento, la comunicación aérea con América, para lo cual estudió meteorología convirtiéndose en todo un experto, desarrollando unas rutas que utilizando los vientos alisios (como las antiguas naves a vela) unirían por el aire ambas orillas del Atlántico, para ello diseña un dirigible basado en el modelo del ingeniero Leonardo Torres Quevedo, quien le apoya firmemente. Era el modelo más avanzado del momento con una capacidad de 11 toneladas y 40 pasajeros cruzaría el océano en tan solo tres días, también contó con el apoyo del rey y del empresario Antonio Goicoechea creando la Sociedad Colón Transaérea. 

 

Pero una idea tan avanzada necesitaba de más apoyo por lo que se dirigió a Alemania entablando conversaciones con Hugo Eckener, gerente de la compañía Luftschiffbau Zeppelin, el entendimiento entre ambos fue total, Eckener rápidamente se dio cuenta del potencial de Herrera y colaboro con él llegando a proyectar la creación de una compañía conjunta hispano-alemana para desarrollar en su totalidad sus estudios. Pero la Sociedad Colón comenzó a adoptar una serie de directrices muy diferentes a los planteamientos iniciales de nuestro protagonista, comenzando por cambiar la base de partida de La Coruña a Sevilla y también su destino dirigiéndolo hacia Sudamérica concretamente a Buenos Aires, pero los problemas no serían solo nacionales, la intervención de la compañía Zeppelin en la compañía española acrecentó la suspicacia de Francia, que acusó a Alemania de construir aeronaves bajo cobertura legal española con un volumen superior a lo estipulado en el Tratado de Versalles, por otro lado aviadores como Ramón Franco Bahamonde, convertido en un héroe nacional tras haber cruzado el Atlántico desde Palos de la Frontera (Huelva) hasta Buenos Aires a bordo de un hidroavión Doiner Wal bautizado “Plus Ultra”, y con un proyecto igual al de Herrera para crear una línea postal y comercial con hidroaviones entre España y América del Sur se le oponía firmemente, para colmo de males el dictador Primo de Rivera llego a afirmar que el proyecto era: «complicado, arriesgado, costoso y escasamente ventajoso», todo esto unido hizo que el proyecto no encontrara la financiación española necesaria, si bien los alemanes continuaron adelante con él consiguiendo su objetivo como se demostró más tarde.

La Dirección Aeronáutica Militar le encarga el desarrollo de un laboratorio aerodinámico en Cuatro Vientos, entonces crea un túnel de viento de circuito cerrado, algo totalmente innovador para la época pues de esa forma se eliminaban las turbulencias de los túneles abiertos, también contaba con cámaras climáticas para probar cambios de temperatura extremos y cámaras de vacío adaptadas a las aplicaciones aeronáuticas, todo ello le convertía en el conjunto de laboratorios más avanzado de su época, un ejemplo de ello fue la colaboración con Juan de la Cierva en el desarrollo de su Autogiro.  

Nombrado vicepresidente de la Sociedad Matemática se encargó de la visita de Einstein a España, en cuyas sesiones la prensa del momento llego a decir que Herrera y Einstein se peloteaban ecuaciones, tras la marcha del genio Herrera, se convirtió en un defensor a ultranza de sus teorías forjando desde la admiración mutua una gran amistad entre ambos. 

En 1.929 el Graf Zepelín partía de Alemania y un día más tarde entraba en territorio español en ese momento Eckener cedió los mandos a Herrera que lo acompañaba a bordo como segundo comandante pilotándolo hasta su encuentro con el Atlántico, viendo así la culminación de su proyecto.                                                     

Pero su obra más querida fue la creación de la Escuela Superior de Aerotecnia, partiendo de cero Herrera traza un complejo de edificios modernos en los que poder investigar, crear y estudiar aeronáutica, diseñó los planos de los edificios dedicados a la enseñanza de la aerotecnia a la vanguardia de la aeronáutica del momento y que ha llegado a nuestros días como la Escuela de Técnicas de Mando, Control y Comunicaciones constituyendo la base de la ingeniería aeroespacial española.

Tras el abandono de España del rey Alfonso XIII, Herrera lo acompaña a París, allí le expone su conflicto moral, su profundo sentido del honor y de la lealtad entraba en contradicción ya que como Gentilhombre había jurado fidelidad al monarca pero como militar debía fidelidad al pueblo español, el rey en un gesto que le honra le libera del juramento, «al jurarme lealtad lo hiciste a España y si juráis ahora a la República también juraréis lealtad a España.» Una vez liberado y aun siendo monárquico y conservador regresa a España poniéndose a las órdenes del nuevo gobierno de la Republica.  

Su larga experiencia como representante español en los foros internacionales le han convertido en un experto en Derecho Aeronáutico y la Sociedad de Naciones reconoce su valía nombrándole experto internacional de aviación en 1931, al año siguiente Junto a Azaña, Américo Castro, Salvador de Madariaga y López Oliván, participa en la conferencia de desarme convocada por dicha Sociedad defendiendo un control internacional de la aviación con el fin de limitar su uso con fines bélicos pero sin impedir su avance científico para el desarrollo de los pueblos. Ese mismo año pasa a formar parte de la elite científica de nuestro país ingresando en la Academia de Ciencias, curiosamente él no había presentado su candidatura, fue el interés de los demás académicos por contar con su talento lo que le abrió sus puertas. 

Científico inquieto, comenzó a preparar un programa de investigación de la radiación cósmica en las altas capas de la atmósfera, para ello planeaba llevar a cabo un vuelo estratosférico realizando una ascensión en globo a 26.000 metros de altura; hasta entonces todos los intentos de llegar a las capas altas de la atmosfera se habían realizado en barquillas cerradas, pero su idea era realizarlo en una barquilla abierta lo que planteaba un gran problema, el comandante Benito Molas ya lo había intentado en el globo Hispania muriendo en la ascensión al quedarse sin oxígeno por un fallo en su equipo tal como reveló  su autopsia. Herrera conociendo esta circunstancia trabajó en el diseño de un prototipo de traje que le permitiera a su portador no solo sobrevivir a dichas alturas sino moverse por el espacio facilitando la toma de muestras y la realización de experimentos científicos, lo llamo escafandra estratonáutica.   

Constaba de tres capas, un mono de lana para evitar el contacto directo de la piel con la siguiente capa de caucho sellado impermeable al aire que le permitía conservar la presión, la tercera era un lona envolvente de protección exterior que contaba con un armazón metálico articulado con pliegues en acordeón dando movimiento a los hombros, caderas, codos, rodillas y dedos e impedía la expansión en las bajas presiones de la altura, él mismo desarrolló una cámara de presión para testar el traje a bajas presiones y hasta 79º bajo cero, el casco era de acero forrado de fieltro y recubierto de aluminio pulimentado, constaba de un visor con tres capas de cristal, siendo la primera irrompible y las otras dos con filtros para los rayos infrarrojos y ultravioletas, el vidrio interior estaba recubierto de una sustancia que absorbía la humedad impidiendo que este se empañara y entre los tres vidrios había una cámara de vacío.  

Infografía de la escafandra estratonáutica de Herrera comparada con un traje espacial de la NASA. Agencia SINC.

El traje contaba con un sistema de respiración de circuito cerrado basado en oxígeno puro y otro de extracción del oxígeno y el gas carbónico, al principio instaló un sistema de calefacción que pronto fue desechado ya que tras las primeras pruebas se vio que el problema no era el frio sino si no el calor dentro del traje, la difícil solución a este problema fue colocar una nueva capa exterior de plata para evitar el recalentamiento.

Disponía de unos termómetros y barómetros para medir la temperatura y la presión, e incluso de un micrófono para poder comunicarse con el exterior. Por desgracia el estallido de la guerra civil trunco los planes de Herrera que no pudo culminar su proyecto perdiéndose para siempre la oportunidad de conquistar el espacio, pero su traje fue la base del que hoy día utilizan los astronautas. 

Tras el golpe de estado Herrera se mantiene fiel a la Republica, en su concepción del mundo no comprende que alguien que le haya jurado lealtad se levante contra ella. Destinado a los servicios técnicos, pasó la guerra organizando y preparando a pilotos y aviones mientras continúa con su actividad científica fabricando varios inventos que patentará más tarde en su exilio en Francia, como dispositivos para la navegación aérea y propulsores a reacción, pero su vida a dado un vuelco perdiendo todo lo importante para él, los dirigentes republicanos desconfían de él por ser militar profesional y su mejor amigo Kindelán está luchando en el bando contrario, aunque su mayor tragedia fue cuando su hijo menor Emilio Pelayo Herrera Aguilera, piloto de caza fue derribado en la batalla de Belchite por la aviación italiana, no encontrando nunca su cuerpo. 

Comienza el exilio

Ascendido a general, Indalecio Prieto lo elige para la embajada que representó a la República española en la toma de posesión del nuevo presidente de Chile, Pedro Aguirre Cerdá, allí reciben la noticia del final de la guerra con la victoria de los sublevados. Regresa a Europa siendo su primera intención volver a España pero en la embajada de Paris le convencen de que lo mejor es establecerse allí y así lo hace. Los acontecimientos se precipitan con el estallido de la 2ª guerra mundial y aunque todos huyen ante el avance alemán él decide quedarse, los nazis a través del general Von Faupel, quien conocía a Herrera desde su etapa de creación de la línea aérea con Sudamérica, le ofrecen trabajar en el Laboratorio de Vibraciones de Berlín, en donde se experimentaba con las terribles bombas V2, proyectadas por el que más tarde sería el director de la NASA, Wernher von Braun, pero aunque la propuesta es muy atractiva Herrera se niega pues Alemania había sido una de las aliadas del general Franco y por tanto causa de la caída de la Republica. 

Su vida en Paris era modesta viviendo gracias al derecho de sus patentes, continuó colaborando con revistas francesas de aeronáutica y junto con Picasso, Victoria Kent y otras personalidades fundó en 1.944 la Unión de Intelectuales Españoles, a partir de aquí frecuenta los círculos intelectuales y políticos en el exilio convertido en un fuerte opositor al Régimen de Franco, aunque él nunca militó en ningún partido.

Preocupado por los españoles exiliados se encargó de repartir entre ellos más de dos millones de francos recaudados por la película “ESPOIR” del francés André Malraux, quien había luchado en el lado republicano con su propia escuadrilla la “España” y que tras el final de la guerra se dedicó a labores de propaganda y recolección de fondos para la Republica en el extranjero, Herrera hombre de firmes principios rechaza toda ayuda al considerar que hay compatriotas más necesitados.       En junio de 1.945 publicó un artículo sobre una nueva arma de destrucción que asombraría al mundo, su estudio detallaba las características de una nueva energía devastadora que superaba todo lo conocido, la energía nuclear, el artículo había sido censurado durante la ocupación nazi y tras su publicación fue ridiculizado en Francia tachándolo de ciencia ficción, dos meses más tarde todo el mundo miraría asombrado como una sola bomba arrasaba la ciudad de Hiroshima, los servicios secretos le visitaron para intentar comprender como un científico solitario sabía tanto de un arma que era alto secreto.  

Gracias a su prestigio internacional y tras la publicación del articulo consigue un puesto de asesor matemático en la ONERA (Office National d´Etudes et de Recherches Aeronautiques) pero un nuevo director defensor del franquismo lo expulsó tachándolo de comunista bloqueando todas las posibilidades de publicar en las revistas francesas, a sus 71 años estaba casi en la indigencia, entonces haciendo de tripas corazón no le quedó más remedio que recurrir a su amigo Albert Einstein, este rápidamente uso toda su influencia consiguiéndole un puesto de asesor científico en la UNESCO.                                                                                                       

Su ejemplaridad hace que el gobierno de la Republica en el exilio le busque nombrándolo Ministro de Asuntos Militares, en España mientras la dictadura le hace un juicio sumarísimo en ausencia, irónicamente bajo la acusación de rebelión militar, poniéndolo en busca y captura además de expulsarlo de la Academia de Ciencias, condenándolo al olvido, desapareciendo de nuestra historia. 

En 1.955 el aislamiento de España concluía al ingresar como miembro de pleno derecho en la ONU, Herrera volvió a dar otra lección de integridad dimitiendo de su cargo en la UNESCO, volvió a escribir a Einstein: «Vuelvo a estar solo, sin ninguna ayuda, pero absolutamente decidido a romper todas mis lanzas contra los enemigos de los ideales de la humanidad, como Franco y sus amigos, para desenmascáralos y cortarles las garras, siguiendo el ejemplo de mi compatriota “Don Quijote” hasta el final. Y aunque termine derrotado como “el caballero de la triste figura” estaré satisfecho por haber hecho lo correcto.»               

Su actividad científica no se detiene publicando un nuevo artículo en donde a partir de una V2, proponía un vuelo vertical para salir de la atmosfera, sustituyendo la cabeza explosiva por un habitáculo que contenía un satélite artificial que colocaría en órbita, la ONERA rechazo su proyecto por no ser francés, perdieron su oportunidad, poco después los soviéticos pusieron en órbita el Sputnik confirmando que los cálculos de Herrera eran correctos, tras esto publicó un nuevo artículo repitiendo los cálculos pero esta vez con la novedad de que el vuelo era tripulado, recibió entonces una visita de la NASA que le puso un cheque en blanco, Herrera solo puso dos condiciones el proyecto debía de tener pilotos españoles y llevar una bandera de la Republica, lo rechazaron, su consejero Antonio García Borrajo nos dice: «Cuando los norteamericanos le ofrecieron al teniente coronel Herrera trabajar para su programa espacial con un cheque sin limitaciones en ceros, él pidió que una bandera española (republicana) ondeara en la luna, pero le dijeron que sólo ondearía la de Estados Unidos.» Carlos Lázaro Ávila en su libro La aventura aeronáutica añade que comentó: «Los americanos son como niños, creen que con el dinero lo pueden comprar todo.»  Continuó investigando a la vez que publicaba artículos sobre orbitas, satélites, plataformas espaciales y viajes a la Luna e incluso a Venus.

Pero su actividad política va en aumento en 1960 y a instancias del entonces Presidente de la Republica Diego Martínez Barrio asumió la presidencia del VI gobierno de la Republica en el exilio, católico convencido denunció el alineamiento de la iglesia con el régimen de Franco pues su pensamiento avanzado entendía que la iglesia debía de ser neutral independientemente de la ideología, pero su gran aportación fue un plan de reconciliación nacional para instaurar la democracia contactando a los republicanos moderados con personalidades de la España franquista que aunque hoy injustamente olvidado sentó las bases de la futura transición, tras dos años de mandato la muerte de Martínez Barrio creó una crisis institucional que fue finalmente resuelta con el nombramiento de Jiménez de Asúa, al que Herrera presento su dimisión. Sus últimos años los dedico a su familia a seguir ayudando a los demás y a escribir unas memorias que no terminó, moría a los 88 años en Ginebra, donde vivía su hijo José, sin ver como su sueño se hacía realidad cuando dos años más tarde Neil Armstrong pisaba la luna, a su regreso a la Tierra, le entregó una roca lunar a otro de sus colaboradores Manuel Casajust Rodríguez, para que se la entregara a la familia de Herrera en homenaje póstumo, en 1993 sus restos regresaron a Granada. 

No tengo palabras para terminar este articulo ante un hombre de la categoría de Emilio Herrera Linares: hombre de honor, sobresaliente ingeniero, magnifico piloto, precursor y especialista en legislación aérea, científico y matemático portentoso, profesor y maestro de aviadores, en fin, un hombre sin igual, solamente recordar las palabras que rezan en el epitafio de su tumba en el cementerio San José de Granada:  

“No lo lloréis Imitadlo”