El director de Investigación y Desarrollo del Grupo PSA Peugeot Citroën, Gilles le Borgne, ha declarado que el consorcio francés lanzará «una nueva generación de vehículos de pasajeros eléctricos en 2020». Por su parte, Volvo Cars ha asegurado que su plan es disponer de versiones híbridas enchufables en toda su gama de vehículos hasta comercializar, en 2019, su primer modelo 100% eléctrico.

El Porsche Mission E, que con 600 caballos de potencia se convertirá en el primer deportivo eléctrico de cuatro plazas y cuatro puertas de la compañía, ha sido otra de las sorpresas. También preparan novedadesNissan, Toyota, Ford e incluso Apple, que se une al reto de fabricar un coche 100% eléctrico para dentro de cinco años. Volkswagen no ha querido quedarse fuera de juego y, en su cruzada por recuperar la confianza de los mercados, ha anunciado la próxima generación delPhaeton, 100% eléctrico y con una autonomía de 500 kilómetros.

El fraude del gigante alemán, que ha vendido 11 millones de coches con los motores diésel trucados para disfrazar sus emisiones de óxidos de nitrógeno, ha llevado a muchos a volver la vista atrás, y a desenterrar las previsiones no cumplidas que representantes políticos y constructores de automóviles arrojaron años atrás sobre la implantación de los vehículos limpios. En España, sin ir más lejos, el exministro socialista de Industria Miguel Sebastián vaticinó en 2008 que el número de vehículos eléctricos rondaría el millón en 2014. Sin embargo, a finales de ese año apenas se contabilizaron 665.000 en todo el mundo, según los datos de la Agencia Internacional de la Energía.

«Hay una revolución pendiente. El transporte es el sector que más lentamente se descarboniza», advierte Xavier Labandeira, catedrático de Economía y uno de los investigadores del Grupo Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) de la ONU. Es urgente acelerar el paso para poder materializar el objetivo que se ha marcado Europa, que prevé que en 2020 el 20% de consumo total de energía proceda de fuentes renovables.

Industria del diésel

Cuestionar la tecnología diésel puede suponer un impulso para vehículos en base a energías alternativas, que hoy solo representan el 0,08% de los turismos en el mundo. Sin embargo, España, Italia, Francia y Alemania se han opuesto a las exigencias de Bruselas de situar en un 60% el límite de emisiones hasta 2019 y en un 20% a partir de esa fecha, aplicando los controles en carretera -y no en el laboratorio como se estaba haciendo hasta ahora-.

Desde Berlín advierten que que hay que proteger la industria del diésel, y exigen “un análisis del impacto [de las nuevas medidas] sobre el sector”, que pueden llegar a dejar el 10% de los modelos completamente obsoletos en menos de cinco años. España estima que hasta un 30%, lo que supondría un mazazo para la industria. La propia Comisión se ha visto obligada a suavizar su propuesta, dejando que hasta 2019 se puedan superar los límites  hasta el 110% y, a partir de esa fecha, en un 50%.

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