Tenía que llegar mayo, nuestro mayo. Sólo era cuestión de tiempo y de oportunidad, cinco millones de parados, cientos de miles de jóvenes condenados  al ostracismo social y millones de defraudados tenían que aparecer en algún momento y ha sido, oportunamente, en vísperas de elecciones. Lo escribo así sin comillas, porque detrás de todo el Movimiento 15-M no está la búsqueda de una rentabilidad política ni tampoco el rechazo a las formas de representación que nos otorga la Democracia; detrás de todo está el pueblo y sus demandas. La primera de ellas, la democracia real.

La Democracia es, sin lugar a dudas, el mejor de los sistemas; la política el instrumento y los políticos el mal necesario. Sin embargo, cuando la intervención del Pueblo está “secuestrada” por  los manejos políticos y financieros, se transforma en una democracia formal dónde sólo sufren los administrados.

El fracaso del sistema financiero, la prevaricación constante, los pelotazos de algunos políticos, la siesta perpetua del sistema judicial, la falta de democracia interna en los partidos, el actual sistema de listas y representación parlamentaria, han puesto en duda de que ésta sea la Democracia por la que tanto hemos luchado y ha estallado  una justa indignación popular. Si a todo esto añadimos que los responsables de los desaguisados campan a sus anchas y son los que siguen controlando el país, pues entonces, apaga y vámonos…vámonos todos a la Puerta del Sol y a la Plaza de Catalunya y a cuantos lugares se reclame la verdadera participación y el cambio real.

No valen escusas. ¿Quién permitió la letra pequeña en los contratos hipotecarios, para que amiguetes y subasteros se queden con los hogares de los españoles? ¿Cuál es la talla moral de los grandes financieros? ¿Cómo evitar que las listas de los partidos estén plagadas de serviles y de tontos útiles? ¿Por qué se han permitido las recalificaciones y los pelotazos del ladrillo? ¿Para qué tanto parlamentario figurón en las Comunidades Autónomas, en el Parlamento Español o en el Europeo? Y dolorosamente sangrante, surge otra pregunta: ¿Nadie: ni Gobierno, ni partidos, ni empresarios, ni sindicatos, pueden parar el atroz goteo del paro?.

En el mayo francés se gritaba: ¡La imaginación al poder! y esa es la respuesta. No nos valen golpecitos en la espalda de resignación y paciencia. Tampoco sirven las promesas de: Yo lo haré mejor. La verdad está en la calle: actúen, planifiquen, trabajen, bájense los sueldos, los beneficios, los intereses; no nos timen. Y si todavía no lo tienen claro, acérquense a la Puerta del Sol y a la Plaza de Catalunya, que el Mayo Español ha comenzado y ustedes siguen poniendo cara de cartel electoral. 

La Democracia real, como la primavera, ha venido y el pueblo sí que sabe porque ha sido.