La coincidencia no es baladí. Lo que se trata de ajustar es cómo somos de sostenibles y de responsables las empresas en el actual modelo económico. Ahí está el quid de la cuestión. Hacemos juegos malabares para que las diferentes estrategias se adapten a la definición que nos parece más cercana.
¿Desarrollo sostenible, crecimiento sostenible, responsabilidad corporativa, responsabilidad social empresarial, responsabilidad a secas y ahí te las compongas?
Se ha dicho que si no estamos de acuerdo en el término puede ser que no hablemos de lo mismo y que tengamos propuestas incluso divergentes, irreconciliables entre unos y otros. Yo creo que la gran mayoría actúa de buena fe, con responsabilidad (¡perdón!) y ambición innovadora en el campo de las relaciones empresa-sociedad, o más claramente de la ubicación y el papel de la primera en la segunda.
A mi, desde hace varios años, el término que más me gusta y que puede aplicarse indistintamente a la sostenibilidad ambiental y a la responsabilidad, es el de la corresponsabilidad. Para hacer frente no sólo al cambio climático sino a cualquiera de los cambios que pueden llegar y que cuestionan nuestra supervivencia como especie no veo otra manera de actuar que no sea tomar nuestra parte de responsabilidad, cada uno, y, poniéndola junto a la de los demás, pasar a la acción.
Es cierto que no todos podemos igual pero si existe convencimiento podremos compensar los desajustes. Sin papeles estelares de unos sobre los otros, el ejercicio de la corresponsabilidad debería ser una especie de película coral. ¿Lo intentamos?
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