Es doctora en Literatura Española, licenciada en Filología Hispánica, maestra en Educación Infantil y máster en Investigación en Didácticas Específicas, especialidad de Didáctica de la Lengua y la Literatura. Cuenta con el Diploma de Mestre en Valencià, Nivell Superior de la JQCV (C2) y con la Capacitación para la Enseñanza en Lenguas Extranjeras (inglés y francés). Habla varios idiomas comunitarios, entre los que destacan el inglés (C1+), francés (B2+), alemán (B2) e italiano (A2+).

Ha trabajado en todos los niveles educativos y ha impartido docencia en diversas universidades desde 2008, como la Universidad Internacional de La Rioja, la Universidad Católica de Valencia o la Universidad CEU Cardenal Herrera, obteniendo resultados excelentes en las encuestas docentes. Además, ha sido profesora visitante en varias universidades de Estados Unidos, como University of California, Berkeley, o Rutgers University, Newark, así como en Uniwersytet Wrocławski (Polonia), Universidade do Minho (Portugal), Universidad Católica Boliviana “San Pablo” en La Paz (Bolivia), Université de Reims Champagne-Ardenne (France) y Universidad Autónoma de Santo Domingo (República Dominicana), como postdoc, y como predoc en Università di Bologna (Italia).

Desde 2012, Elia Sanleuterio Temporal es profesora del Departamento de Didáctica de la Lengua y la Literatura de la Universitat de València. En las titulaciones de Magisterio y del Máster de Profesorado en Educación Secundaria se encarga, entre otras, de asignaturas que atienden el desarrollo de la competencia literaria y comunicativa, especialmente sobre la enseñanza y aprendizaje de la escritura, campo en el que desarrolla investigación-acción. Tiene experiencia en gestión universitaria como coordinadora de movilidad del grado de Maestro/a en Educación Infantil, coordinadora de curso y miembro de la comisión de selección de personal contratado. Actualmente, dirige el grupo de investigación TALIS y es miembro de PoGEsp y MiRED.

También colabora en la divulgación y promoción de la literatura actual, especialmente de autoría valenciana, desde la junta directiva de la Plataforma de Escritoras del Arco Mediterráneo y como vicepresidenta de la Asociación Valenciana de Escritores y Críticos Literarios, así como desde la organización de los Premios de la Crítica Literaria Valenciana; a nivel nacional, ha sido jurado del Premio de la Crítica y es miembro de la Asociación Española de Críticos Literarios. Como poeta, recibió el Premio Opera Prima de la Crítica Valenciana por De cómo ya no duermo sola (2006), que a su vez obtuvo el XX Premio Internacional de Poesía Antonio Oliver Belmás de Cartagena; también es autora de Encara sospire nits (2007), Al nord amb els teus ulls (2016), Poetes d’exili (2016), 180º (2019-2020) y Cuaderno de las tres estaciones (2021), algunos de ellos galardonados en diversos certámenes.

Cuenta con dos sexenios reconocidos como investigadora: ha participado un centenar de congresos de su especialidad y ha escrito más de doscientos estudios sobre literatura, educación literaria y didáctica de la lengua, recogidos como capítulos de libros o publicados en revistas científicas. También es autora de monografías como Evolución de las corrientes y estilos literarios. Propuestas didácticas para la adquisición de destrezas crítico-literarias (2015), Versos per gaudir. Seqüències didàctiques per al primer aprenentatge de la llengua i la literatura (2013) y Trabajo cooperativo para el aprendizaje de las reglas ortográficas (2012). Recientemente, ha coordinado los volúmenes La agencia femenina en la literatura ibérica y latinoamericana, editado en Iberoamericana-Vervuert en 2020, y Femenino singular. Revisiones del canon literario iberoamericano contemporáneo (Universidad de Salamanca, 2021, de acceso libre en https://doi.org/10.14201/0AQ0318), este último en colaboración con Mónica Fuentes del Río.

Ha recibido unos cuarenta cursos de formación docente e investigadora, entre los que destaca el curso Formación Integral del Profesorado Universitario. Participa actualmente en un proyecto europeo sobre los ODS, así como en grupos y redes de innovación educativa financiados por la Universitat de València; asimismo, dirige un proyecto de I+D+i sobre animación infantil y un congreso internacional sobre educación literaria y perspectiva de género (XXIX AEGS, CICELI). Sobre la enseñanza de la ortografía ha dirigido un proyecto de innovación docente por el que recibió el Premio Ángel Herrera a la mejor labor pedagógica en 2012.

 

Miguel Esteban Torreblanca- España es uno de los países con más poetas por metro cuadrado ¿A qué cree que es debido este gusto por los versos?

Elia S. Temporal- Quiero pensar que la persona a quien le gusta la poesía se caracteriza por buscar el momento para leerla, para descubrir nuevas voces, o antiguas pero que se desconocían… No sé si estamos en el país con más lectores y lectoras de versos por metro cuadrado, pero sí sé que la mayoría de libros de poesía son leídos exclusivamente por poetas. Creo que esa endogamia es un síntoma de que algo no funciona en el sistema literario…

P- ¿Qué le ofrece la poesía que no tiene la narrativa?

R- A mí me ofrece la expresión de algo que no puede decirse de otro modo. Si lo parafraseas, ya no tiene ese brillo, esa lucidez. La prosa siempre se puede parafrasear, e incluso resumir, acción que en el caso de la lírica no tiene sentido. Sobre la traducción también podríamos hablar: se puede traducir la prosa sin traicionarla, a veces se precisa alguna nota al pie… Pero traducir la poesía sin traicionarla requeriría una nota continua que le haría perder su inmediatez y condensación.

P- ¿Cuáles son sus escritores de referencia?

R- Sin pararme a pensar apenas, nombraría a Pedro Salinas, Federico García Lorca, Juan Ramon Jiménez, Miguel de Unamuno, Ramón del Valle Inclán, Adela Cortina, Almudena Grandes, Milan Kundera, Raquel Lanseros, Jorge Pérez Cebrián, José Hierro, Vicente Aleixandre, Jean Cohen, Laura Freixas, Isabel Allende, Liane Moriarty, Rosa Rodríguez Magda, Rosario Castellanos… Como ves, un pastiche cuyas piezas solo yo sé qué hilos unen por detrás del tapiz. Si me parara a pensar, tendría que llenar todos los huecos y sistematizar los nombres con algún orden lógico.

P- ¿Qué consejos daría a los jóvenes que comienzan a escribir?

R- Que no menosprecien la educación literaria, pero tampoco la lingüística. Hemos de nutrirnos de referentes, conocer las reglas para poderlas subvertir, para poder innovar, para poder aportar algo nuevo; pero también hemos de afilar el lápiz y conocer el instrumento con el que podemos hacer que la expresión brille o hieda.

P- ¿Cómo valora el mundo cultural de la España actual

R- Agotador, y más aún si pienso en las redes sociales, llenas de novedades infinitas. A veces me gustaría irme a una cueva a leer todos los clásicos que no conozco para poder enfrentarme mejor a todo lo que me interesa y se ha escrito después. La verdad es que también lo analógico lo veo inacabable, así que tengo que aceptar que mi desasosiego no tiene solución.

P- ¿Qué encuentra el lector en las páginas de sus libros?

R- Escribo los versos como pozos, donde uno puede detenerse, echar el cubo y sacarlo repleto de agua o de sapos. Si no tienes mucho músculo, al menos puedes rebañarlo en el fondo y con las gotas que suben refrescarte la lengua.

P- ¿Qué la mueve a escribir?

R- El deseo de anotar una sensación o revelación fugaz que sé que olvidaré. A veces la anoto sin más, y otras veces le doy vueltas como a una onza angulosa de chocolate hasta que queda suave. Porque escribir es impulso y persistencia; cuando es persistencia responde al deseo de que la onza pueda tragarse sin dañar el esófago.

P- Hay muchos sueños que se pierden con los años, pero muchos otros que se afianzan. Cuáles son los suyos.

R- Casi todos mis sueños se han cumplido. Uno de los que me falta es acabar una novela de la cual solo he escrito la primera línea. Y de los que he olvidado, intento rescatarlos de mi memoria y al recordar algunos atisbos me entra la risa: de pequeña soñaba con casarme joven y con el mejor hombre del mundo, tener veinte hijos y vivir en una mansión con todas mis amigas y sus familias también muy numerosas. La verdad es que lo gracioso es ver que en realidad sí se ha cumplido a medias, ja, ja.

P- Supongamos que la Tierra se hunde bajo el mar gracias al interés de la humanidad en provocar el cambio climático ¿Qué preservaría?

R- No creo que absolutamente nada valga la pena preservar. No per se, sino porque me resultaría difícil afinar entre tres categorías de cosas: lo que preferiría que no existiese, lo que me resulta indiferente y lo que estimo. Si más o menos los grupos son proporcionales, un 33% del mundo es demasiado para preservarlo en una vitrina del planeta vecino… Cuando pienso en algo más pequeño, un incendio en mi casa, por ejemplo, serían tantas las cosas que me llevaría que, como sería imposible agarrarlas todas en un saco, al final decidiría no salvar nada. (Acabo de entender por qué es un drama para mí cada vez que se me satura el correo de la universidad y he de ponerme a hacer limpieza).

P- ¿Cuál es su metodología en el proceso de creación?

R- Si volvemos a la pregunta 7, parto de un mensaje de WhatsApp enviado a mí misma desde un semáforo en rojo en el que me he detenido mientras voy en bicicleta. O sea, una metodología absolutamente precaria. Y para aumentar lo miserable del asunto, no esconderé que lo del semáforo en rojo, como buena ciclista auténtica, solo ocurre si pasan coches en ese momento que me corten el paso o si lo que me vengo repitiendo en la cabeza es tan bueno que no puede esperar (sensación que yo llamo “escribirse encima”)…

P- ¿Qué opinión le merecen los premios y los cenáculos literarios?

R- La misma que las redes sociales; una sensación de impotencia.

P- ¿Cómo ve el concepto de nación ahora que lo se impone son los mercados?

R- El concepto de nación me resulta algo indiferente, pero el de mercado directamente me da repelús. Siempre he dicho que me sobra todo, o casi. Yo viviría con dos piedras y una caja de papel, boli y una decena de libros que se fueran mágicamente renovando. Bueno, también algunos juegos de mesa para compartir buenos ratos con mis hijos.

P- ¿Se considera una indignada?

R- A veces siento la placentera sensación de que todo me da igual; pero luego recuerdo las cosas que me irritan y sí, me indigno. La verdad es que en ocasiones me cuesta entender por qué los demás no ven la lógica de muchas realidades tal y como yo la veo desde mi perspectiva. Pero cuando acepto la diversidad humana, me vuelvo a calmar…

P- ¿Qué poetas son tus preferidos? ¿Y tus prosistas? ¿De quién aprendes más? ¿Tus referentes literarios? ¿Antiguos? ¿Actuales?

R- La respuesta a la mayoría de estas preguntas está en la tercera, excepto los antiguos, que serían los clásicos hispánicos con los que me he formado (Cervantes, Lope, Quevedo, Calderón, Rojas, Moratín, Galdós…), pero también otros de la literatura universal (Homero, Aristófanes, Sófocles, Dante, Shakespeare…). Todo hombres, lamentablemente. No he medido mi aprendizaje por variables, pero sí qué tipo de aprendizajes encuentro en cada género: en ensayo, me seduce el contenido, la lucidez; en narrativa, el lenguaje, los diálogos, el argumento, los personajes; en poesía, la imagen, el ritmo, la metáfora. En todos ellos, la estructura, la modalización y el símbolo.

P- ¿La poesía puede cambiar el mundo? Es más ¿para qué sirve realmente? Compárala con la prosa.

R- La poesía necesita, para disfrutarse, de una sensibilidad que es la que tienen los seres humanos que pueden cambiar el mundo. No es el argumento, el qué de la prosa. Es el cómo.

 

Autor de la entrevista Miguel Esteban Torreblanca