Miguel Esteban- ¿Qué es lo que más te inspira para escribir?

Marijose Muñoz  Rubio – Siempre escribo desde la emoción. Lo que más me inspira son las vivencias, hechos generalmente cotidianos, propios o ajenos. Contar lo que siento, pintar mis prosas, escenificarlas como si fuesen una pintura. Que los lectores puedan visualizar el poema con imágenes a través de la palabra.

P- ¿A qué otros coetáneos tuyos que se dedican a la escritura admiras?

R-  Admiro a muchos escritores y poetas. Por nombrar alguno, que además sea de mi tierra; Rafael Guillén, Elena Martín Vivaldi,Fernando de Villena, Álvaro Salvador, Antonio Carvajal, Mariluz Escribano, Enrique Morón, Ángel Olgoso, Rosaura Álvarez, Francisco Gil Craviotto, Marcos Jiménez, Ángeles Mora, Pedro Enríquez, entre otros muchos…

Además, a todos ellos los admiro y he tenido el placer de recitar sus poemas o prosas. Miguel Juárez de Almería, Matilde Cabello de Cádiz, Manuel Rivas de mi amada Galicia, etc…

P- ¿Soñaste alguna vez con ser escritora?

R-  Soñaba de niña con dedicarme a las Artes, sobre todo me fascinaba la pintura. Junto a la casa de mis padres, había un taller del gran Eduardo Fresneda (ya desaparecido) un maestro de las Artes Plásticas. La primera vez que entré en su taller supe inmediatamente que quería dedicarme a ello. A veces, por circunstancias de la vida no he podido pintar o dibujar y entonces he escrito, toda la emoción de mi interior siempre la plasmo en papel (con mi faceta de escritora) o piedra (con mi faceta de pintora).

P- ¿De dónde viene esta pasión por la escritura?

R- Indudablemente de mi pasión por la lectura, desde niña siempre he leído y creo que si no amas la lectura, no puedes ser escritora. Nos nutrimos de ese maná y a veces las palabras explotan en nuestro interior, si no las plasmamos en un papel.

P- ¿Se hace difícil compatibilizar el ejercicio de escritora con otros trabajos?

R- En mi caso, me dedico de lleno a la pintura y la escritura, así que ninguna de las dos facetas está reñida con la otra. Es más, cuando no pinto es porque estoy escribiendo y viceversa.

P- ¿La creación artística puede ser excusa para publicar una apología sobre el maltrato a mujeres?

R-  Estoy totalmente en contra de todo tipo de maltrato; físico o psicológico, no sólo a las mujeres, sino a cualquier persona. Las artes, deben proteger la integridad moral y física de todo ser humano, favorecer a la convivencia en paz y a la hermandad entre todos los pueblos del mundo.

Cómo abanderada de La Paz por el Movimiento Pacis Nuntii, me comprometí a luchar por La Paz Mundial, usando el amor cómo única arma.

P- ¿Que columnista le parece mejor en la actualidad?

R-  Por mi relación con el mundo del Arte en Granada, debo nombrar al periodista más comprometido con dicha sección que conozco, el gran Antonio Arenas, periodista de IDEAL, totalmente entregado a la causa, con una sencillez y una honradez que le convierten, no sólo en un gran profesional sino en una excelente persona.

P- ¿Cree que se puede escribir una buena historia con personajes grises, sin pasado morboso ni sin ser expuestos a situaciones límite?

R- Creo que las historias grandes suelen nacer generalmente de momentos inesperados, de situaciones imprevistas, y de personajes insólitos. A veces, los personajes grises, solamente necesitan de una buena pluma, para alzarse con historias increíbles que sorprenderían al más escéptico lector.

P- ¿Por qué escribe usted?

R-  Pues la verdad, querido Miguel, creo que escribo porque no podría dejar de hacerlo, escribiría aunque nunca publicase. Necesito plasmar en papel cada sentimiento. A lo largo de mi vida he usado muchas tintas, pero sobre todo hay dos tintas que me caracterizan; la sangre y las lágrimas. Escribir siempre ha sido una gran terapia para mí, una forma de aliviar los dolores del camino, de aligerar el peso de la Historia, que no siempre es positiva. Mis lectores dicen y cito textualmente: “tus prosas poéticas son un bálsamo para nuestros corazones”. Creo que esa frase es la contestación a tu pregunta.

P- ¿Cómo trataría de convencerme?

R- Le regalaría una prosa y una sonrisa amable. Gracias.

 

Miguel Esteban Torreblanca