El final del ave Fénix, su ópera prima, es una de las diez finalistas en el Premio Planeta 2007 se publica por primera vez en 2008. La novela ha sido reeditada por Aladena (2010) y Ediciones B (2012). En febrero de 2012 se sitúa en el nº 1 en ventas del Top100 más seguido en Internet y hoy sigue vendiéndose en una nueva edición.

Su segunda novela, Las guerras de Elena, se publica en 2012 por Ediciones B, y como su predecesora alcanza puestos destacables en las listas de venta.

La última novela de la saga Lamarc, Yo, que tanto te quiero, publicada con CERSA en diciembre de 2015 en España y con Ediciones B México en mayo de 2016, cierra el ciclo que comenzó con El final del ave Fénix.

De la saga escrita por Querol se ha destacado su idoneidad para guionizarse en forma de serie televisiva o largometraje. Las tres novelas se han vendido en castellano, entre otros países, en: Francia, Italia, Alemania, Reino Unido, Canadá, EEUU, México, Perú, Chile, Argentina, Brasil, Ecuador…

Su obra más reciente, El infiltrado, publicada en agosto de 2020 bajo el seudónimo de M. S. Quebec y tras su éxito editada por la editorial valenciana Sargantana en febrero de 2021, supone un cambio de género en cuanto a la trama pero mantiene el trasfondo de realismo y actualidad que caracteriza a la autora. En Breverías. Relatos para lectores impacientes, ha reunido gran parte de sus relatos de distintos géneros, desde la ciencia ficción al erótico, pasando por el humor o el thriller. Algunos de ellos se han publicado en antologías colectivas como Entre Bambalinas, Del Loco al Mundo, De Amor y Guerra o Una maleta llena de relatos.

Durante cuatro años y hasta finales de 2011 colabora con el periódico Las Provincias (Grupo Vocento) con una columna semanal. Ha sido profesora de Literatura Contemporánea en las Aulas de la Experiencia de la Universidad Cardenal Herrera, colabora una columna (Tinta invisible) en la revista literaria Zenda (dirigida por Arturo Pérez Reverte) y participa en diversos programas de radio y televisión.

 

Miguel Esteban Torreblanca- ¿Cuándo te iniciaste en la escritura? ¿Recuerdas la edad que tenías? ¿Hubo algún hecho, persona, circunstancia que te llevara o empujase a ello?

Marta Querol– Lo recuerdo con claridad, fue en septiembre de 2006. Había pasado una situación personal dura y fue la que me empujó a escribir. Lo que empezó como un desahogo personal acabó siendo el prólogo de mi primera novela y me abrió los ojos a una vocación latente de forma súbita e imprevista.

P- Queremos conocer un poco más a la escritora, descríbete.

R- Como he comentado empecé a escribir en 2006, y en mayo de 2007 terminé mi primera novela, “El final del ave Fénix”. La presenté al premio Planeta ese año, cargada de ilusión e inexperiencia, y quedó entre los diez finalistas entre 469 novelas. Eso, unido a las palabras de don José Manuel Lara fueron el impulso que me animó a seguir escribiendo y publicar.

A “El final del ave Fénix” le siguieron “Las guerras de Elena” y “Yo, que tanto te quiero” (publicadas con distintas editoriales, Ediciones B entre ellas), que, aunque son independientes, forman una saga familiar completa. Quise contar un drama familiar dónde las mujeres llevaran el peso de la historia, con protagonismo y personalidades reales, creíbles, y de paso tratar muchos temas que me interesaban, como la evolución del papel de la mujer en el siglo XX desde 1934 hasta el presente, sin perder de vista el entretenimiento del lector.

La última novela que he publicado es “El infiltrado”, (Editorial Sargantana), donde de nuevo trato temas cercanos y reales, pero esta vez a través de la técnica del thriller y del realismo mágico en una historia sobre el poder de la manipulación. Me gusta enfrentarme a retos en la escritura, sorprender al lector sin dejar de ser yo, que reconozca mi estilo. Mi quinta novela está terminada y a la espera de ver la luz.

P- ¿Quién es  Marta Querol y cuáles son sus sueños?

R- Me considero una persona normal, con gustos sencillos a quien le repelen los conflictos y que sabe disfrutar de la vida. Soy una mujer sensitiva, cariñosa y que intenta dejar una huella positiva en el entorno. Me adapto bien a distintas situaciones y ambientes, me siento cómoda con facilidad porque disfruto de cada cosa en su momento e intento ver el lado bueno en cada circunstancia. Cuando veo que en algún sitio no estoy bien y no veo viable que la situación cambie, simplemente me alejo, no soy de dar batalla o pelearme.

Mi sueño es ver feliz a mi familia y me esfuerzo para que así sea y envejecer con paz de espíritu.

P- ¿Qué concepción tiene de la narrativa?

R- Para mí es una forma de comunicación, un flujo de complicidad y de compromiso con los lectores a través del cuál puedo contar historias que me inquietan, que me interesan y que también le interesan a un gran número de personas. Y en esa comunicación me preocupa tanto el fondo como la forma; aspiro a contar algo interesante que permanezca en la mente del lector y hacerlo cuidando las palabras, las imágenes, sin que por ello la lectura sea farragosa. Me gusta pensar que escribo para todo el mundo, que nadie abandonará mis libros por atascarse en la lectura, sin que ello signifique que el lenguaje o la estructura son pobres. Trabajo mucho para conseguir esa simplicidad aparente.

P- ¿Qué consejo daría a los jóvenes, que están empezando?

R- Que lean mucho, de todo, sobre todo a los clásicos. Y que no tengan prisa. El literario es un mundo complicado, una carrera de fondo dónde la meta es incierta.

P- ¿Desde qué momento supo que quería dedicarse a la escritura?

R- Desde que me senté a escribir y vi que las historias fluían a través de mis dedos a borbotones, sin tiempo casi a teclear. Fue impactante sentir la adrenalina fluir al crear personajes, escenarios, tramas… Y ya no hubo vuelta atrás

P- Pessoa decía que “la vida no basta, por eso existe la literatura”. Para usted ¿escribir es una necesidad; y cómo justifica los largos periodos de silencio?

R- Para mí escribir ha sido una necesidad desde que descubrí mi vocación. Hasta entonces, la vida me había llevado en volandas sin tiempo casi ni para respirar o pensar en qué quería hacer. Y, desde que comencé a escribir no había dejado de hacerlo hasta ahora. La primera vez que he frenado ese impulso ha sido al terminar mi quinta novela, mi sexto libro si cuento la antología de relatos. Estoy pasando una época en que la vida está resultando ser demasiado intensa en sí misma y necesito plantearme muchas cosas, poner en la balanza los pros y contras de este oficio. De momento estoy tomándome un descanso mientras promociono “El infiltrado” y espero noticias de “Días de cristal”, mi quinta novela. El tiempo y los acontecimientos marcarán el rumbo a seguir.

P- ¿Cómo es su propio proceso a la hora de escribir?

R- Depende de la historia, de cómo surja. No tengo un único método o proceso. Hay historias que las creo sobre la marcha, con la idea clara del inicio y el final, y otras por sus características las planifico o hago un guion previo. Suelo diseñar los personajes principales con cuidado, tanto en lo físico como en lo psicológico, antes de comenzar a escribir, aunque algunos surgen de forma casi espontánea, se hacen un hueco importante en la historia y los defino sobre la marcha.

En cuanto al tiempo de escritura, suelo crear desde media tarde hasta la madrugada. Las mañanas las dedico a trabajar en una pequeña empresa familiar, a la casa y temas personales y, hasta media tarde, a atender las redes sociales y contestar a los lectores.

P- ¿Qué narradores son sus referentes y autores de cabecera?

R- En casa tenía en la biblioteca muchos clásicos del realismo francés, leí las obras de Balzac, Stendhal, Flaubert… desde muy pronto. También Galdós, Pardo Bazán o Clarín con “La Regenta” fueron lecturas que creo que me marcaron e influyeron en mi concepción de la literatura como una forma de diseccionar la sociedad, de analizar y mostrar la realidad que nos rodea. Pero mi referente principal y consciente es Ana María Matute, para mi un ejemplo en todos los sentidos.

En cualquier caso todo deja su poso, desde Tom Sharpe a Almudena Grandes, por poner dos ejemplos completamente distintos. Leo mucho y muy variado.

P- ¿Podría usted contarnos un poco del resto de su actividad literaria?

R- Además de las cinco novelas y de la antología de relatos “Breverías. Relatos para lectores impacientes”, he dado clases de literatura en las Aulas de la Experiencia del CEU San Pablo, he colaborado durante cuatro años con un artículo semanal de opinión en el periódico Las Provincias, y he dado charlas y clases de creatividad literaria en distintas universidades.

Además he escrito algunos cuentos infantiles para asociaciones sin ánimo de lucro, como Mamás en Acción (El deseo de Carlitos) y para Matrioska Fons Mellaria (El niño que se convirtió en Rey Mago).

P- ¿Cuáles fueron sus primeras lecturas , y qué autores le influyeron?

R- Mis primeras lecturas fueron cuentos infantiles clásicos, cómics (me gustaban mucho tanto los de Ibáñez como la serie de Astérix y Obélix creada por Goscinny y Uderzo) y las tiras cómicas de Mafalda del inolvidable Quino. A estos siguieron los libros de Los cinco y Los siete, de Enyd Blyton y de ahí pasé a novelas juveniles de aventuras y a los del realismo francés y autores españoles del XIX como he comentado antes, además de los best Sellers de cada momento.

Me gustaban mucho las novelas de espionaje y los thrillers psicológicos. También leía poesía clásica, algo que ya no hago. Además de los autores ya mencionados me impactó mucho la primera novela que leí de la Premio Nobel de Literatura Toni Morrison cuando todavía no había recibido el premio. “Beloved” me impresionó, me emocionó y me hizo ver la literatura como algo capaz de remover las entrañas, además de mostrar la crudeza de la realidad desde narrativas alejadas de ella. En mis novelas intento conseguir eso, emocionar, provocar sensaciones en los lectores, conectar con ellos.

P- ¿Cómo definiría a sus libros de narrativa?

R- Historias que dejan huella, que provocan emociones, narradas con sencillez y claridad.

P- ¿Cree que el escritor “evoluciona” en su escritura? ¿Cómo ha cambiado su lenguaje a lo largo de los años?

R- Me gusta pensar que sí, que mejoro y evoluciono con el tiempo, con cada nueva obra. No querría pensar que estoy estancada o que ya lo sé todo. Por eso, cada nuevo libro es un reto, un aprendizaje. Y lo mismo me pasa con cada lectura, siempre aprendo algo.

P- ¿Cómo siente que un libro está terminado y cómo lo corrige?

R- Siempre tengo la sensación de que nunca están terminados. Los reviso muchas veces, siempre en papel, con el libro impreso, lápiz y goma. Me gusta corregir aunque también me desespera. Cuando llevo cuatro o cinco correcciones y veo que el texto está aceptable, se lo paso a lectores de confianza, con criterio y que van a dar su opinión sincera, y analizo de nuevo el texto con sus comentarios, hago modificaciones, y vuelvo a revisarlo. A veces aún le doy un par de vueltas más. Y aún así me quedo con la sensación de que todavía podría mejorarse. Y en algunos casos, después de todo esto, lo he enviado a un corrector profesional.

P- ¿Cuál es el fin que le gustaría lograr?

R- En lo literario procuro no hacerme ilusiones, no ponerme metas. He trabajado mucho durante muchos años, he conseguido mucho, pero queda mucho camino por andar si tengo las fuerzas y el ánimo necesarios. Me gustaría que mis obras quedaran en la memoria de los lectores, saber que tanto esfuerzo ha valido la pena y no se perderá. Y poder seguir escribiendo en paz durante muchos años.

 

Autor de la entrevista Miguel Esteban Torreblanca