Así surgirán entre los griegos y también entre los pueblos bárbaros (como los celtas) figuras metálicas en forma de delfín, anillos de cobre de distinto tamaño, así como lingotes y barras de plata de distinta longitud, marca y peso e incluso objetos amorfos de hierro (especialmente en el s. V a. C, en el centro de la Península itálica). Estas barras y lingotes van a ir desapareciendo para dar lugar al origen de las primeras monedas en torno al siglo V a. C.
La premoneda conocida más antigua es la que tiene forma de delfín fabricada en la ciudad de Olbia, en Grecia. Se cree que, en un principio, se usaba como exvoto en las ceremonias en honor de Apolo Delfinio para, posteriormente, emplearlas como pieza de pago en la compra de diversos productos. El uso de los delfines de cobre como premonedas griegas se puede constatar por el hecho de encontrarse, algunas de ellas, en tumbas entre las manos de los difuntos o en sus bocas (como pago para Caronte en el más allá).
En cuanto a las acuñaciones de los pueblos celtas según parece, las primeras monedas surgen al norte de Macedonia e imitaban en el anverso el busto de Filipo II y de Alejandro Magno representados como el dios Zeus y en el reverso las de Filipo un jinete a caballo y las de Alejandro sentado en su trono con un águila en el puño. Estas monedas celtas eran circulares, de plata pero de menor peso que los tetradracmas griegos originales a las que querían imitar y su fabricación era más tosca y esquemática. Sus acuñaciones comprenderían los siglos III-II a.C.
También las tribus celtas de la zona oriental de Europa acuñaron estateras de oro a imitación de las griegas en cuyo anverso aparece el busto de Filipo II o de Alejandro III cambiando la figuración de dichas estateras en el reverso pues las de Filipo aparece de forma constante la figura de un jinete en un carro tirando por dos caballos (denominado biga que aparecen en denarios romanos de época Republicana romana) mientras que en los reversos de las estateras de Alejandro nos encontramos con una figura humana alada.
Paulatinamente, se van sustituyendo en los demás pueblos celtas de Centroeuropa y Europa occidental (Eslovaquia, Suiza, Italia, Alemania, Francia, Inglaterra, Irlanda, España…) las barras y lingotes de plata por monedas circulares, cambiando su temática, peso y forma. Efectivamente, entre los siglos II-I a. C. las barras y lingotes de plata serán reemplazadas por las monedas circulares de oro, plata o bronce aunque también se acuñarán algunas monedas cuadradas o rectangulares. El peso de las monedas es muy variado aunque la mayor parte de ellas están comprendidas entre los 0,7 gramos a los 15, aproximadamente.
En cuanto a la temática de estas monedas celtas es bastante recurrente. En el anverso aparece, muy estilizado, el busto de un varón y en el reverso un caballo, un jinete, un jinete con rodela y armas (como el reverso de la moneda de la imagen) o un animal salvaje como el jabalí, el toro o el lobo. Según parece el busto del varón sería el jefe de la tribu celta de esa localidad. Prácticamente, tanto el anverso como el reverso están prolíficamente adornados con círculos, semicírculos, doble círculo con un punto en su interior, circulo con cruz interior, puntos, líneas, etc. que representarían los diversos astros (luna, sol, estrellas) así como los círculos con la cruz interior sería la representación de las ruedas de un carro y los puntos, más o menos gruesos, que bajan en algunas monedas desde la cabeza del caballo hasta la parte final del cuello sería la representación de la crin de dicho animal.
En resumen, podríamos decir que las monedas celtas se caracterizan por su simbolismo y gusto por la geometría, produciendo en estas monedas cierta sensación de “caos” por las formas abigarradas pero simétricas. No desconoce cierto naturalismo pero muy esquematizado en gran parte de ellas.
En los últimos años están apareciendo gran cantidad de monedas celtas del siglo II-I a. C. en el centro de Europa e Inglaterra.
En un artículo publicado recientemente en la revista Historia de National Geographic, nos informaba del hallazgo de un tesoro celta en una de las laderas de la cordillera de los Cárpatos, en Eslovaquia. Dicho tesoro está compuesto por 40 tetradracmas de plata de gran calidad, acuñadas por la tribu celta de los cotini. Las monedas tienen un peso de entre 7 y 11 gramos y su temática se inspira en las antiguas monedas greco-macedónicas.
El Español, en su sección cultural, publicó hace poco más de un año el hallazgo, en la isla de Jersey (Gran Bretaña) de un inmenso tesoro con nada menos que 70.000 monedas celtas de plata de diverso tamaño, forma y peso. Los celtas de la isla ante la proximidad de las legiones romanas que iniciaban la conquista de Britania desde la Galia escondieron dicha cantidad de monedas para evitar que cayeran en manos de las legiones romanas. Las monedas están valoradas en unos 10 millones de libras y está considerado como el tesoro más grande de este tipo que se ha recuperado en Gran Bretaña.
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