La última semana de junio Forbidden Stories (Historias o Investigaciones Prohibidas) difundió ampliamente los resultados de lo que denominó el “Proyecto Gaza”, una pesquisa exhaustiva sobre el asesinato de un centenar de periodistas en la Franja de Gaza, hoy epicentro bélico del Medio Oriente. (https://forbiddenstories.org/fr/projects_posts/fr-gaza-project/).
Esta plataforma y red investigativa, con sede central en París, sostiene, basándose en diversos informes, que “desde el estallido de la guerra de Israel en Gaza en respuesta al ataque terrorista de Hamás del 7 de octubre de 2023, más de 100 periodistas y miembros del personal de medios de comunicación han sido asesinados”. Durante cuatro meses, Forbidden Stories junto con varios medios de prensa asociados investigaron las circunstancias de esos asesinatos, así como el de numerosos casos de periodistas atacados, amenazados o heridos en Cisjordania y Gaza. “Estas investigaciones”, denuncia la red, “apuntan a un patrón escalofriante y sugieren que algunos periodistas pudieron haber sido atacados a pesar de que se identificaron como tales”.
Contribuyeron al Proyecto Gaza importantes medios, como Le Monde, de Francia; The Guardian, del Reino Unido; el semanal alemán Der Spiegel; el grupo Tamedia, de Suiza; la Radio France; la agencia noticiosa gala AFP; la cadena televisiva alemana ZDF; la revista independiente +972; Local Call; Der Standard alemán, la Asociación Arab Reporters for Investigative Journalism (ARIJ) y Paper Trail Media, entre otros, con el apoyo y la colaboración del Sindicato de Periodistas Palestinos. Cincuenta periodistas investigaron la muerte de varios colegas en Gaza y los arrestos y las amenazas contra otros en Cisjordania. Contabilizaron también ataques selectivos, así como la destrucción de infraestructura debidamente catalogada como sede de medios de comunicación (como sucedió el 3 de noviembre de 2023 con la oficina de la corresponsalía de la agencia francesa AFP en la Franja), tras lo cual presentaron pruebas condenatorias contra el gobierno israelí.
Durante su investigación, los periodistas del Proyecto Gaza contactaron de forma remota a más de 120 testigos en la Franja y en Cisjordania, algunos de los cuales habían presenciado actividades militares. También consultaron unos 25 expertos en balística, armas y análisis de audio. Debido a que a los periodistas extranjeros sólo se les permite entrar a Gaza como parte de “giras” organizadas y bajo escolta israelí, no pudieron investigar libremente desde el interior de la Franja. Por esa razón tuvieron que combinar testimonios remotos con imágenes de satélite de Planet Labs y Maxar Technologies. Las pruebas recogidas se guardaron en formato digital en la plataforma Atlos, un espacio de trabajo colaborativo que les permitió a todos los participantes reunir documentos en un sitio único, donde se los clasificó debidamente.
Las conclusiones son contundentes: al menos 40 periodistas y trabajadores de medios de comunicación fueron asesinados en sus hogares. Se pudo identificar a 18 periodistas asesinados, heridos o atacados mediante drones, y seis edificios de oficinas editoriales total o parcialmente destruidos. Por lo menos 14 periodistas vestían chalecos con la leyenda “Prensa” cuando fueron asesinados, heridos o atacados.
Todas las plumas valen igual
Ante la cifra récord de comunicadores palestinos víctimas, Forbidden Stories, como lo señala en el prólogo, asume la tarea de “continuar el trabajo de los periodistas asesinados”. En el cual también subraya que “en respuesta al consorcio, un portavoz militar israelí dijo: “La narrativa de que las Fuerzas de Defensa de Israel atacan intencionalmente a periodistas es completamente infundada y fundamentalmente falsa”.
Durante la presentación del Proyecto Gaza, Shuruq As’ad, portavoz del Sindicato de Periodistas Palestinos, reflexionó que, “si hubieran sido asesinados 100 o 140 periodistas israelíes [o ucranianos], no creo que la reacción internacional hubiera sido la misma”. Criticando una cierta indiferencia de una parte de la comunidad internacional ante el drama palestino, agregó: “No deseo que muera ningún periodista, ya sea israelí, ucraniano o palestino. Los periodistas deben poder trabajar y estar protegidos sea cual sea su nacionalidad y el país en el que se encuentren”.
Por su parte Irene Khan, ex secretaria general de Amnistía Internacional y actual relatora especial de la ONU sobre la promoción y protección del derecho a la libertad de opinión y de expresión, reconoce que la presencia de periodistas en zonas de guerra es vital: “Son nuestros ojos en el terreno. Pueden evitar que los crímenes de guerra se multipliquen con impunidad y permitir que la opinión pública esté al tanto de lo que está sucediendo. Cuando existe una gran posibilidad de que se cometa un crimen de guerra, la transmisión en vivo se convierte en una prueba fundamental”. Y enfatiza que para los expertos de Forbidden Stories, la naturaleza del trabajo periodístico en un contexto de conflicto implica que los periodistas “deben estar lo más cerca posible de los enfrentamientos, porque eso es precisamente lo que cubren, aunque eso los hace particularmente vulnerables a los ataques”.
No Comment