Hoy digo no tengo miedo, pues ya cruce
el cuerpo inerte de un ser querido.
El fuego intenso de horno hambriento.
El tesoro de amor calcinado por el mismo tiempo.
Hoy digo no tengo miedo de un virus alarmante de tiempo,
que solo sabe ser una ciencia que evoluciona
para un después sin saber para qué.
Hoy digo no tengo miedo porque siento paz en mí ser,
pero si tengo miedo por los que no sé convencer
en esa misma paz, convirtiéndose en un ritual en evocador.
Hoy digo no tengo miedo, ya tuve en antecedentes lugares,
y sólo conseguí un asiento vacante.
Por eso hoy digo al tiempo incesante adelante,
pero cada uno en nuestro descendente
curso variable, pero intenso sin incertidumbre
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