Vuelvo de nuevo a aferrarme a esa relación especial de amistad, consuelo del alma y entendimiento de la vida que siempre he encontrado en los libros para iniciar un capítulo más de ésta mi historia de cooperante.
Hace escasamente una semana me encontré a mi misma buscando entre mi biblioteca este libro de cuentos de la afamada autora Mexicana. Tengo que admitir que la búsqueda se transformó en una jornada afanosa ante la dificultad de ubicarlo, entre otras causas por el caos que es ahora mi casa, y por ende mi vida, debido a la mudanza de domicilio en la que me encuentro sumergida- y nunca mejor dicho pues he estado a punto del naufragio varias veces -. Pero sobre todo diría que fue una jornada angustiosa ante la remota posibilidad de haber perdido uno de los libros que ocupa un lugar especial en mi lista de amistades.
Transcurría el año 2003. Paseaba por la feria del Libro de Bogotá en un momento de mi vida en el que deambulaba con los ojos abiertos como platos, y a pesar de ello enceguecida, negándome a cerrarlos por el dolor que suponía, cuando quedé prendida de las siguientes palabras contenidas en su contraportada: “Este libro se trata del arte de saber mirar, del recuerdo que llega en el momento preciso, y del olvido que nos protege como un escudo tenue y milagroso que nos libra de algunas heridas pero se deja atravesar por las olas. Las olas, dice Ángeles Mastretta, son como los problemas: a veces uno los libra saltando, a veces hay que hundirse en ellos y tomarlos por abajo y a veces es imprescindible evitarse la revolcada. El mundo iluminado nos devuelve la certeza de que la felicidad es inevitable y de que a veces somos como esos chicos de uno de sus relatos: queremos que nuestro globo llegue al cielo, hasta que descubrimos que un globo puede ser más divertido en la tierra, transformado en una bola de fuego azarosa y efímera” .
Hubo un detonante, un hecho que explica mi reencuentro con este cuento de la ceguera, que como siempre pasa, para goce del día a día, nunca imaginé a priori los derroteros por los que me llevaría, los descubrimientos que me traería, los recuerdos y reflexiones que traería a mi memoria. Asistí en Madrid a mediados de Septiembre al 7º Congreso de Fundaraising de España. Las expectativas iniciales, nada románticas: nuevas técnicas de captación de recursos, estrategias para solventar la competencia feroz por los fondos, marketing directo, indirecto y relacional, etc…. En resumen, la palabra clave iba a ser ¡EL VIL METAL, DON DINERO!. Todo vale con tal de captar recursos.
Y sin embargo, me encontré con una pequeña joya, con una presentación sobre “el Valor y Los Valores”, ¿Existe la Buena Suerte en la Captación de los Recursos?. Ponente: Alex Rovira, Profesor del Prestigioso ESADE, y autor de algunos, bajo mi punto de vista, mal denominados manuales de autoayuda, entre los que destacan La Buena Suerte, la Brújula Interior y Los 7 Poderes. Sinceramente había leído algunas de sus publicaciones anteriormente, y no llamaron excesivamente mi atención, a pesar de su fama y reconocimiento, quizás por resaltar en forma de cuentos y fábulas caballerescas, genero literario que no es santo de mi devoción, cosas que a mi parecer resultaban demasiado obvias. En resumen, que tengo que admitir que lo tenía catalogado como una especie de gurú de las Ciencias Sociales y de su aplicación al campo de la empresa, una especie también de Paulo Coelho español.
“El futuro tiene muchos nombres. Para los débiles es lo inalcanzable. Para los temerosos, lo desconocido. Para los valientes es la oportunidad”. Cita de Víctor Hugo
Su presentación sin embargo fue impresionante, de las más cálidas, motivadoras e inspiradoras que he escuchado en los últimos años, con una fuerza en la comunicación, una serie interminable de contenidos y referencias, plagada de honestidad en el mensaje y una fuerza tremendamente contagiosa que motiva a la reflexión y sobre todo a la acción.
En su página web, Alex Rovira hace toda un presentación de principios y dice : “Me niego a renunciar a la utopía. Pienso que la resignación es un suicidio cotidiano. Creo que cada cuál es responsable, no sólo y evidentemente, de su propia vida, sino de contribuir con su alma a una mejora en la vida del otro y a dejar un legado en forma de paz, salud, bienestar y conciencia” . Reencontrarme con este tipo de pensamiento me ha hecho volver a creer que en medio de esta vida occidental sigue habiendo lugar para la esperanza. Que si hay personas como Alex Rovira que dedican su vida a despertar auditóriums con conceptos e ideas que para algunos están trasnochados, eso significa que no todo esta perdido. Os recomiendo encarecidamente la asistencia si tenéis oportunidad a sus conferencias o cursos, siempre es mejor conocerle en persona, yos animo a consultar su página web y sus libros. Ojalá que su mensaje cale en nuestras vidas personales porque seremos más valientes y sobre todo más felices.
Quizás una de las razones por las que me han impactado tan profundamente mensajes como los de Alex Rovira, o los contenidos de “El Mundo Iluminado” o el “Ensayo sobre la Ceguera”, libro de Saramago que también os recomiendo, es porque desde bien temprana edad he tratado de escuchar con atención mi voz interna, mis ansias y objetivos personales y profesionales más profundos y genuinos, y ya sea con los ojos abiertos o cerrados según el caso, y con las incoherencias de cualquier ser humano, afortunadamente soy humana, huir de la ceguera crónica, del temor, que lo único que propicia es la parálisis y el alineamiento social. Y uno de los canales que he encontrado para hacerlo ha sido dedicar tiempo al Voluntariado. Miles de voluntarios y voluntarias en el mundo, labran su “Buena Suerte”, predican con la actitud más acertada en cada circunstancia, son felices y contribuyen al crecimiento del denominado Capital Social.
Quisiera con este artículo terminar mi relato sobre mi estancia en mi querido Pulgarcito y dedicarlo como prometí en el capítulo del mes de agosto a desarrollar dos aspectos pendientes de mi itinerario vital y profesional en El Salvador.
Aparentemente puede parecer algo incoherente, dado el carácter altruista y positivo del termino y la acción voluntaria, pero realmente en un mundo de valores mercantilistas y dinerarios en los que la sociedad se mueve hoy, el tanto ganas tanto vales, hace que miles de voluntarios y voluntarias tengan que justificarse y ganarse el respeto a su labor, y a su opción personal. Y los Voluntarios de Naciones Unidas no éramos una excepción.
Ser VNU en El Salvador, fue una carrera de fondo en la que poco a poco llegamos a la meta colmados de reconocimiento. Pero tuvimos que ganarnos día a día la consideración de muchos de nuestros colegas dentro y fuera del sistema de Naciones Unidas.
Dentro porque en algunas cabezas no cabía que personas profesionales en lo treinta y tantos, altamente cualificadas, prefirieran ser VNUs antes que optar a cualquier otro tipo de contrato, léase consultor, funcionario, etc, obviamente muchísimo mejor pagados, en dinero se entiende, pero bajo mi punto de vista con no tanta libertad de opinión y acción como la que nosotros teníamos y promoviendo el tipo de valores que promovíamos. No hubo más que dejar que hablara el propio trabajo de cada uno, que se hicieran visibles y patentes los resultados y los ejemplos personales y laborales. Solo la valentía y la seguridad que teníamos cada uno/a de nosotros/as de que estábamos escuchando y siguiendo nuestro yo interno era fuerza suficiente para alejar el miedo y abrir las puertas que dejaban correr libremente la ilusión y movían montañas. Aún así, hubo pocos, pero algunos casos, de VNUs que se negaban a presentarse como Voluntarios frente a determinados colectivos del Gobierno o del Sistema de NU por considerar que perdían credibilidad en su trabajo y se les cerraban puertas.
Fuera, porque el hecho de ser voluntarios/as que recibíamos un subsidio mensual con el que teníamos que pagar nuestro techo, sustento, transporte, etc…etc… Nos excluía ya para algunos del término cerrado de “voluntarios”, como aquellos/as que no reciben ninguna contraprestación dineraria por su aportación. Si hay dinero de por medio ya no eres “voluntario puro”. A este respecto casi ninguno conocía, porque realmente esa no era la cuestión para nosotros, no era lo que había que transmitir, que los VNUs internacionales salíamos comidos por servidos desde el punto de vista monetario, perdiendo además antigüedad laboral en nuestros países, sin derecho de paro a la vuelta, peor por tanto que cualquier cooperante enviado por una ONG española, y totalmente descapitalizados, más cuanto más tiempo duraba nuestra asignación, teniendo además que enfrentar una nueva vida laboral a la vuelta, breando con el ya más que manido, me tenéis que odiar por tanto repetirlo, síndrome de ET. Pero eso sí, que era lo que nos importa, estábamos colmados de alegría de vivir y de experiencias vitales y profesionales de las que no tienen precio. Es significativo, que ante negativas de extender contratos en algunas asignaciones por no compartir determinados valores de trabajo o formas de actuación en proyectos, la primera respuesta de los altos estamentos siempre fuera ofrecerte otro tipo de contrato “con más caché”, y más dinero por supuesto. Otros valores parecen no tener cabida en el mercado. A veces tampoco en el llamado social y solidario.
Y la incomprensión no se padecía únicamente una vez llegados/as al país de destino, sino que muchos de nosotros/as tuvimos que cansarnos de oír peros a nuestra decisión, antes incluso de salir en nuestros propios países. No puedo dejar de recordar, la maravillosa noche pasada a la luz de una hoguera en el Cerro de la Pava, en donde tuvimos el privilegio de vivir y compartir con nuestros amigos y amigas indígenas Nahuats la celebración silenciosa y sentida de un rito de salutación a la vida en mitad de una lluvia de estrellas fugaces. Simplemente ¡Inenarrable!, y resulta ahora conmovedor pensar como en ese momento perdían todo significado e importancia las expresiones que muchos de nosotros escuchamos de boca de conocidos antes de embarcarnos en este viaje : frases del tipo, estáis locos por dejar atrás un trabajo y una cuenta corriente prometedora, una casa y el coche de tu vida, el novio o la novia, etc.. etc… , o como yo, que una antigua jefa al comunicarle que dejaba el trabajo y que me iba de misión con N.U., me preguntó con sorna y una media sonrisa, si me iba con las Monjitas. Lo mejor fue lo que no se vio: mi sonrisa interna ante su ignorancia y la pena que me dio pensar la ceguera en la que ella continuaría. Viví montones de noches mágicas como las del Cerro de la Pava, la magia se hacia presente cada vez que me relacionaba y trabaja codo con codo con las personas protagonistas activos, que no únicamente receptoras, de los proyectos.
Pero es que esa misma falta de reconocimiento es sufrida por todo tipo de voluntarios y voluntarias, a los que se relaciona a veces con el termino de buena voluntad, buena gente, pero con poca formación y experiencia, personas que tienen tiempo de sobra al no trabajar y que hacen lo que pueden, con más ánimo que efecto. Son voluntarios y voluntarias porque no pueden hacer otra cosa en la vida.
Me gusta partir de otro concepto en torno al voluntariado y es que es una fuente generadora de Capital Social y creo que la Declaración de Naciones Unidas del año 2001 como Año Internacional del Voluntariado hizo mucho por revalorizar el concepto de Voluntario, y promover la participación ciudadana.
Los objetivos declarados por Naciones Unidas para el AIV2001 fueron 4 :
- Incrementar el reconocimiento a las actividades y a los propios voluntarios y voluntarias, ya que si bien es cierto que la propia labor voluntaria no busca recompensa, cualquier acto que le de visibilidad y reconocimiento es un paso adelante en la mejora de su conocimiento y aceptación,
- Promover el concepto de voluntario. Hay muchas personas voluntarias en el mundo, pero siempre hay espacio para más,
- Facilitar el Desarrollo de la Acción Voluntaria, a través de políticas y acciones públicas y privadas que faciliten recursos de todo tipo a las organizaciones y las personas voluntarias, y finalmente
- Crear redes de Intercambio de Información, aprendizaje de experiencias, y Trabajo Conjunto entre las organizaciones y los propios voluntarios, a fin de crear sinergias y optimizar los escasos recursos.
Se realizó un trabajo inmenso por el cumplimiento de estos cuatro objetivos en multitud de países de todo el mundo, y el esquema elegido para trabajar fue la Creación de Comités Nacionales del AIV2001 conformados por la mayor representación posible de entidades de los diversos ámbitos sociales con relevancia u un papel que jugar que este tema, desde el gobierno Nacional, y local, hasta la academia, los organizaciones de voluntariado nacionales e internacionales, el sector privado, los medios de comunicación, etc… Se le asignó al PNUD y al programa de Voluntarios de Naciones Unidas en aquellos países en los que estaba presente, el rol de coordinación y promoción del evento, y desde la sede del Programa VNUs en Bonn se destinaron recursos humanos y financieros para el cumplimiento de los objetivos.
Fue relevante la realización de múltiples reportes y estudios con diversos Centros y Entidades Universitarias locales e internacionales para visibilizar el potencial del voluntariado en el mundo, contabilizando en términos de trabajo y PIB la participación activa de millones de voluntarios y voluntarias en el mundo . Se impulsaron y aprobaron políticas y leyes de fomento y apoyo al voluntariado, se otorgaron miles de premios y galardones a voluntarios y voluntarias por doquier, y se crearon plataformas y redes de intercambio de experiencias. Por una vez los Voluntarios y Voluntarias tuvieron un papel estelar.
Más de 100 instituciones de todos los ámbitos trabajamos en El Salvador desde el año 2000, para a través de un proceso de consulta previo y de trabajo permanente por más de tres años preparar el programa de actividades para el AIV2001 y su posterior seguimiento. Cabe destacar entre las iniciativas que culminaron: la declaración por parte del Gobierno del día 5 de Diciembre como día nacional del Voluntariado en el país, formalización de un anteproyecto de ley que posteriormente fue aprobado ya como legislación del voluntariado para El Salvador, ( cuanto discutimos sobre el concepto del voluntariado…….) , la elaboración de un Proyecto para la Creación de un Centro Nacional del Voluntariado y la celebración del Primer Congreso Nacional sobre el Voluntariado.
Recuerdo con especial cariño la cena del lanzamiento del AIV2001 el 5 de Diciembre del año 2000. ¡Cuanto trabajamos todas las organizaciones por vender más de 200 entradas y por asegurar la participación de todos aquellos que tenían algo que decir en el año!, Gobierno de El Salvador, con la asistencia del Vicepresidente de la República y la Ministra de Educación que tanto nos apoyó y el nombramiento de varios embajadores que divulgaron la iniciativa a lo largo de todo el año. Recuerdo las risas del mismo día anterior al evento en el que bromeábamos con la realidad de tener que ir cada uno de nosotros con un pollo literalmente debajo del brazo para cubrir los costos de la cena, pero afortunadamente todo salió redondo.
No quiero dejar de mencionar la emocionada entrega de premios de reconocimientos a voluntarios y voluntarias, entre ellos nuestra querida colega y amiga VNU Helen Van Acker. De mayor todos queríamos ser como ella. Algún día trataré de compartiros el precioso discurso que preparó para las celebraciones del 5 de Diciembre de 2001. Todo un ejemplo de sencillez, belleza y sensibilidad, escrito por alguien que entiende el voluntariado y el compromiso con mayúsculas.
Una sonrisa se asoma a mi cara cuando visualizo actividades como la Campaña todos juntos por San Vicente en la que más de 500 voluntarios y voluntarias ofrecimos apoyo a las victimas de los terremotos del 2001 a través de comités de limpieza y rehabilitación de la plaza central del pueblo, de jornadas de sanidad casa por casa en el marco de una campaña contra el dengue, un conjunto de actividades lúdicas con niños y niñas con el objeto de mejorar el impacto post traumático del sismo, etc.. etc… , y lo útil que resultó la base de datos que tras el terremoto se coordinó para facilitar la unión de la oferta de voluntarios con las necesidades de múltiples organizaciones. Tengo muy viva la imagen de personas que vinieron hasta de México para ayudar y el tenderete que teníamos montado en el PNUD con los donativos recibidos y entre otros recopilados por voluntarios Universitarios en las redes de supermercados de San salvador y que se terminaron siendo el alimento para más 15 días de más de 500 familias afectadas por el terremoto, y…….
Todo ello no hubiera sido posible sin mis queridos colegas y para siempre amigos Félix, Sandrita, Mirna, cada día me acuerdo de vosotros, mis queridas Mujeres de la Década de oro, Las Muchachas Guía, los Scouts, la Cruz verde y la Cruz Roja Salvadoreña, un especial recuerdo a mi entrañable D. Carlitos Mendoza, Todavía me emociono y me embarga la ternura al recordar al ilusión con la que presumía de su Pin del AIV 2001 en cada intervención pública que realizo como embajador del año y vocero de la Cruz Roja Salvadoreña, un ejemplo de buen hacer sin pretensiones y buena gente, y me quedan tantos y tantas sin nombrar…
Por todo lo dicho creo firmemente que La acción voluntaria se constituye, entonces, en una herramienta elemental para la creación y desarrollo del capital social, entendido como el grado de integración de una sociedad, a través de su articulación en redes sociales, donde los individuos interactúan basados en la confianza, en valores comunes, constituyéndose en actores sociales y colaborando en la creación y recreación de estas mismas redes de integración (mayor capital social). La acción voluntaria, tal cual la definimos aquí, promueve la ciudadanía activa, pone en práctica las normas y valores compartidos por la sociedad, y estrecha los lazos entre sus actores sociales, creando nuevos lazos entre nuevos actores. En este sentido, consideramos que el efecto multiplicador de la actividad del voluntariado y la participación ciudadana inherente a este proceso es, sin lugar a dudas, fuentes de integración que fortalecen la democracia y la construcción de una sociedad comprometida .
Los Voluntarios y Voluntarias son personas que donde quiera que ejerzan su acción, han sido capaces de enfrentar sus miedos, oír ese yo interior y tomar las riendas de su propia vida contra viento y marea, contribuyendo a la formación de sociedades más responsables y solidarias.
Por ese motivo merecen toda nuestra admiración y respeto. Y entonces ¿Por qué sociedad en su conjunto no lo ve así?. Con el mismo respeto que pido para mí, yo creo que los ciegos son ellos.
“Que es capital social, reflexiones del Centro de Voluntariado de Uruguay”