Ítaca acaba de abrir este mes sus puertas como colegio de educación infantil en el que ya está siendo atendido un grupo de 17 niñas y niños. El objetivo de sus responsables es obtener la homologación oficial de la Junta de Andalucía para que a partir de septiembre de 2015 también se imparta en sus instalaciones el ciclo de enseñanza primaria.
Para ello es necesario dotarse de una plantilla de maestros y disponer de un centro físico, el cual se va a construir durante el próximo año. “Actualmente estamos en una casa cortijo que hemos alquilado en el municipio almeriense de Pechina. Además, hemos adquirido un terreno en el mismo municipio de 6.000 metros cuadrados donde a lo largo de este año, esperemos que en el primer trimestre de 2015, se construirá el colegio”, explica a Noticias Positivas Elisa Rodríguez, presidenta de la cooperativa gestora del colegio, en la que participan siete familias y una maestra.
La meta es que el futuro centro sea un lugar donde los niños se sientan libres para sentir y experimentar sin miedo a equivocarse o a ser juzgados. Libertad para experimentar que se desarrollará dentro de un entorno bien preparado y provisto de diversos ambientes: taller de arte y teatro, biblioteca, imprenta, huerto, rincones de matemáticas y ciencias, etc.
Todo ello para servir de apoyo a la propuesta educativa del colegio, cuyos responsables abogan por una pedagogía activa respetuosa con los ritmos naturales de aprendizaje de los más pequeños. “La pedagogía activa permite preservar al máximo el instinto innato que tiene todo ser humano, y más un niño, por aprender. Con la pedagogía convencional se pierde este instinto porque el aprendizaje se dirige desde fuera del individuo, en lugar desde dentro del mismo”, añade la presidenta de la cooperativa.
Se trata de que el niño sea el protagonista de su propia educación. Dentro de este planteamiento, la tarea del maestro consiste en acompañar al alumno durante su proceso de aprendizaje, sin planificarlo ni dirigirlo. “Otro valor importante de esta pedagogía es la confianza y la seguridad. Es evidente que nadie puede aprender sintiéndose inseguro, sobre todo los niños pequeños”, sostiene Rodríguez.
Respeto es quizá la palabra que mejor define la propuesta de Ítaca, y el concepto que sus propios responsables consideran “el pilar básico del proyecto”. Respeto con las necesidades de desarrollo de cada niño o niña, sin forzar nunca los aprendizajes. Respeto asimismo por sus intereses, gustos y ritmos individuales. Y respeto, finalmente, por las emociones y sentimientos, tanto los propios como los ajenos.
Cualidades todas ellas fundamentales para encontrar el camino de vuelta a casa y no sucumbir al poderoso canto de las sirenas. Una hazaña que Ulises logró gracias a que entendió su aventura como la mejor educación posible.
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