Partiendo del contexto en el que nos ha tocado vivir como es la intersección de la globalidad y del localismo a la vez (glocalismo, dicen algunos), en donde cada vez controlamos mas nuestras vidas, pero cada vez menos los marcos en los que se desarrollan, vamos a ir analizando los diferentes ámbitos que intervienen en la arena educativa. Se trata de contestar a preguntas como ¿qué nos exige la sociedad? ¿qué alumnos tenemos que formar? ¿qué contenidos debemos desarrollar? ¿cómo debe ser el profesorado en su actuación con los alumnos? ¿qué recursos y materiales nos encontramos? ¿los centros responden a las demandas actuales?, en suma, profundizar sobre aquellos aspectos que creo preocupan en estos momentos a todo aquel que esté sensibilizado por la educación.
Una sociedad multicultural en una aldea global
El aumento de los alumnos procedentes de distintas culturas, la multiculturalidad imparable de las aulas hará necesario, ya hace necesario, replantear los objetivos de la educación. La diversificación de la población con diferentes etnias está produciendo una ruptura de las fronteras culturales y lingüísticas, que la educación no puede ni mirar de soslayo, debe tenerlo en cuenta y afrontar la nueva situación. En 1981 el número de extranjeros residentes en España era de 198.042, en el año 2000 llegamos a 938.783 y en 2005 ya pasamos de 2.500.000. Y estamos hablando de emigrantes censados, por lo que este número se puede aumentar de manera considerable si contamos con aquellos que no disponen de papeles. No debemos olvidar que la escuela debe atender a todos, recordando el art.27.1 de nuestra Constitución en el que se afirma que “todos tienen derecho a la educación”, y que realmente atiende a todos, esencialmente en las escuelas públicas.
Asimismo, lo aceptemos o no, estamos en una sociedad global, la globalización es un hecho imparable, otra cuestión será cómo se afronte esa realidad. Los alumnos actuales han nacido en una sociedad que no se parece en nada a la de hace unos años, no muchos, ya que los cambios se producen de forma muy acelerada. En estos momentos podemos conocer enseguida cualquier noticia que suceda en alguna parte del mundo, otra cuestión será que los “poderes fácticos” deseen que nos enteremos y cómo. Por ello, es muy importante que en la escuela se enseñe a leer y comprender este mundo que nos ha tocado vivir. Sigo sin apreciar que se trabaje en nuestras escuelas de forma sistemática todo lo relacionado con los medios de comunicación, que, queramos o no, están moviendo y dirigiendo lo que pasa. Seguimos dedicando más tiempo a analizar las figuras de estilo que a comprender los mensajes que nos vienen por los diferentes medios. Y no tenemos excusa, pues los recursos son inmensos.
{salto de pagina}
Una nueva generación de estudiantes
Nos encontramos con una nueva generación de estudiantes: la generación “i” (información e internet). No tiene nada que ver con generaciones anteriores. Sus demandas, valores y tendencias son diferentes y cambian rápidamente. Como afirma Manuel Castell, esta generación se dividirá en tres clases: “desinformada”, que sólo saben captar imágenes; “sobreinformada”, que viven en el torbellino con un exceso de información sin selección ni comprensión; y la “informada”, que son capaces de seleccionar, ordenar, comprender y pagar la información.
Por lo tanto, la escuela debería adaptarse a esta nueva realidad. Deberíamos ser capaces de formar alumnos en la selección, comprensión y ordenación de la información. Insistir en transmitir unos conocimientos sin mas, potenciar la memorización sobre la comprensión, acumular información y conocimientos, son caminos que creo que deberían estar ya superados. Otro problema es si los enseñantes estamos preparados para ello o si estamos convencidos de que debemos actuar en esa dirección.
Por lo tanto, creo que habrá que rediseñar toda la educación. Habrá que formar personas con un alto nivel de educación y una gran adaptabilidad, personas con altas habilidades y con ideas. Valores como la autonomía personal, creatividad, innovación serán universales en la nueva sociedad de la información. Educar no es transmitir datos, informaciones ni siquiera conocimientos, se trata sobre todo de formar personas que sean capaces de aprender a aprender. En suma, educar no es domesticar, adiestrar o adoctrinar. Nunca lo ha sido, y hoy menos que nunca.
Alumnos con otras demandas
Además, estos estudiantes disponen ahora de unas referencias diferentes a las nuestras. Son chicos y chicas movistar, individualistas, consumistas, que se sienten libres, con unos derechos claros, en una sociedad liberaldemocrática que permite una libertad y una autonomía impensable hace unos años. La referencia suele ser el mercado y los medios de comunicación en toda su extensión y complejidad (internet, televisión…). No se entiendan estas características como algo ni positivo ni negativo, creo que la línea del discurso nunca debe ser esa, sino aceptar que son así y que desde la escuela hay que tenerlas en cuenta y tratar de manejarlas para conseguir aquellos objetivos que nos proponemos.
Por otra parte, no podemos dejar de hacer mención a los problemas de disciplina, a la violencia escolar, a la agresividad que se percibe en nuestros alumnos. Siempre la etapa adolescente ha sido muy compleja y difícil para los adultos, pero, como dice Emili Muñoz (profesor de Secundaria) “aquellos de cultura liberaldemocráticaindividualista consumista, más solos que la una en la vida urbana y con padres desbordados, todavía lo son más. Y si están obligatoriamente escolarizados, muchas veces sin sentido, mucho peor”. Educar no es transmitir datos, se trata sobre todo de formar personas que sean capaces de aprender a aprender.