Sin embargo, a fecha de hoy, octubre de 2019, la esclavitud en este país pervive y, además, se hereda a pesar del castigo por ley desde 2007 y considerado un crimen contra la Humanidad desde 2015.
Ellos son los Haratines o afromauritanos, obligados a trabajar sin ninguna posibilidad de obtener su libertad, los que tienen la piel más oscura; ellos son los comprados y vendidos como mera mercancía. Ellas, niñas novias de usar y tirar por la verdadera tiranía encarnada en seres que incomprensiblemente se les llama “personas”. Los actuales esclavos de Mauritania que no tienen voz ni voto, no existen porque son indocumentados y lo seguirán siendo mientras la otra etnia arabo-bereber, lo permita. Ellos son los invisibles de un estado dictatorial, una etnia cosificada de violaciones sistemáticas.
Muchas veces me he preguntado cómo ha sido posible que años atrás, millones de personas fueran arrancados de sus hogares, secuestrados de sus tierras aniquilando sus creencias, su Ser, sus almas, tratándoles como despojos. Me he preguntado como la “Humanidad” ha permitió tales atrocidades sin reaccionar. Sin embargo, hoy, en mi actualidad presente, yo como parte de esa “Humanidad”, me encuentro en ese embudo del tornado de la vida, tocando tierra y cielo e imposibilitada de hacer.
Vivimos en una realidad irreal, bajo las influencias de la manipulación a través de la prensa, televisión y políticos que nos venden el progreso, la Paz y Humanidad, subyaciendo la miseria, el miedo y la esclavitud disfrazada de muchos trajes confeccionados por los intereses económicos y políticos. “Somos Halloween 364 días al año”. Somos la sociedad del ver, oír y callar y de este modo ensalzamos nuestras discapacidades.
No solo es Mauritania lugar de esclavitud heredara en su sentido más estricto, podría mencionar a Libia, lugar de subasta y venta de inmigrantes y refugiados convertidos en esclavos por 800 dinares libios u otros países con datos alarmantes donde más de 40 millones de personas son víctimas de la llamada “esclavitud moderna” trabajos forzados, tráfico de personas, explotación sexual y un largo etc…, pero siempre hay luz y esperanza en cada punto de este globo llamado tierra y en este caso para Mauritania, se llama el “Mandela mauritano” Biram Dah Abeid, una de las personas más reconocidos, un auténtico defensor de los derechos humanos, un abolicionista que reivindica la libertad y cuya voz cada día suena con más fuerza.
La conciencia empieza a abrirse camino en la mente de todos los mauritanos gracias a este gran hombre llamado Biram Dah Abeid. La andadura no será fácil, pero si será el principio de un final.
Hola le contesto sobre el tema ,doy de Argentina y estoy en el Ministerio de justicia y derechos humanos y la justicia de Comodoro py no vela por mis derechos y en especial los de mis hijos es una corrupción hacen y deshacen las leyes