Es importante avanzar en el cumplimiento de este ODM3 porque, además de su importancia intrínseca, es clave pare la consecución de los otros objetivos como la enseñanza primaria universal, la reducción de la mortalidad infantil la mejora de la salud materna y la menor probabilidad de contraer el SIDA. Y esto es especialmente aplicable a Africa.

Por otra parte, una mayor igualdad de género puede contribuir a reducir la pobreza y fomentar el crecimiento: directamente, a través de una mayor participación de las mujeres en la fuerza laboral y un aumento de la productividad y el ingreso. Indirectamente, por los efectos sobre la autonomía de la mujer sobre el capital humano y el bienestar de la niñez. El trabajo de la mujer, ya sea independiente o asalariado, ayuda a que la familia salga del círculo de la pobreza. Las mujeres tienen más posibilidades de encontrar obstáculos para obtener crédito que los varones.

[Las mujeres tienen más posibilidades de encontrar obstáculos para obtener crédito que los varones]

Pero cuando ellas son usuarias directas del crédito, el impacto sobre los indicadores del bienestar en los hogares es mayor. La mejor escolaridad de las mujeres no solo las beneficias a ellas, sino también a la siguiente generación. Cuando ellas ejercen mayor control sobre los recursos de la familia, aumenta la probabilidad de que sean asignados a la alimentación, a la salud y a la educación de los niños. Los estudios muestran que un mayor acceso de la mujer a la educación, a los mercados (trabajo, tierras, crédito) y a nuevas tecnologías, y más control sobre los recursos del hogar suelen traducirse en mayor bienestar para sí y sus familias. Esto, para la mujer, su familia y su comunidad esto es astucia económica.

Pero, ¿cómo se miden las mejoras obtenidas en vistas al avance hacia los ODM? En primer lugar, existe una meta oficial: “eliminar” las desigualdades de género en la enseñanza primaria y secundaria. También, existen cuatro indicadores oficiales: tasas de matrículas, alfabetización, empleo y voz.

  • Matrículas: gracias a los esfuerzos globales por alcanzar la educación primaria universal, la tasa de matricula de niñas ha aumentado mucho en todos los niveles.
  • Alfabetización: se observa un aumento de las tasas de alfabetización y de equidad de género entre los jóvenes (de 15 a 24 años), pero subsisten brechas. El 63% de jóvenes analfabetos son mujeres; y la relación de alfabetización hombre/mujer es menor en Africa, donde las mujeres también registran menores tasas de matrícula primaria y secundaria.
  • Empleos: la participación de las mujeres en el trabajo asalariado no agrícola aumentó.
  • Voz: entre 1990 y 2005 se constató una mayor presencia de la mujer en los parlamentos nacionales.

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EJEMPLO DE LA SITUACIÓN DE LAS MUJERES AFRICANAS: TROKOSIS

Pese a las cifras, a los esfuerzos por avanzar y a los buenos propósitos, en países como Nigeria, Benin, Togo y, sobre todo, Gana, sobrevive una práctica denominada “trokosis”.

La trokosis es lo más parecido a una forma encubierta de esclavitud. Con esta práctica se sacrifica a las hijas para redimir el delito de los padres. Es una condena que explota a las niñas africanas de por vida en muchos casos.

Esta costumbre de la zona del Volta, difícil de erradicar, se ha mantenido durante más de 300 años. En la lengua local ewe, trokosis significa “esposa de dios”. Como hemos señalado, cuando alguien ha cometido una infracción social o un delito, el jefe local sentencia a la familia del infractor de manera que una niña de la familia infractora es enviada a un santuario para que se produzca una expiación del delito. La niña sacrificada debe servir al sacerdote tribal durante tres o cuatro años. Pasado este tiempo, puede volver con su familia.

[Una niña que ha pasado por la trokosis permanece casada de por vida casada con la deidad]

Pero la realidad es que esta pena implica la explotación y los abusos sexuales de las niñas. Se puede hablar de dos clases de trokosis: en el primer caso, las niñas se liberan después de servir, normalmente, de tres a cinco años; y, en segundo lugar, las que tienen que servir de esclavas de por vida. Además, si una niña sacrificada a perder su libertad muere o si el sacerdote se llega a cansar de ella, la familia tiene que reemplazarla con otra niña. Por ello, si se han cometido delitos graves, las familias tienen que renunciar a sus niñas por generaciones en una perpetua purga del delito.

fotoPara más escarnio, incluso cuando las niñas son liberadas, según esta tradición, una niña que ha pasado por la trokosis permanece casada de por vida casada con la deidad, y se le puede requerir para prestar sus servicios en un santuario tras su liberación, no importa el momento. Por si no fuera poco, hay muchas niñas que pasan por la trokosis y no pueden casarse y quedando con la única alternativa de vivir o de malvivir en un forzado concubinato con el sacerdote o con otros hombres durante toda su vida. Pero si un sacerdote muere, sus niñas trokosis son heredadas por su sucesor.

Entre los miles de casos de trokosis, podemos citar algunos testimonios de esta práctica. El caso de Dora Galley de 22 años: fue retenida durante siete años en un santuario. El sacerdote la obligaba a trabajar en la granja del propio santuario, con una jornada que iba desde el alba hasta la noche, pero sin recibir ninguna clase de pago económico ni alimento alguno. Lo único que recibía era la vejación de tener sexo con el sacerdote.

Otro caso es el de Patience Akope (31 años) tiene una historia parecida. Fue retenida en el santuario durante 21 años y tuvo un hijo de 15. El sacerdote no le permitió ir a un hospital, y ni siquiera podía mantenerse a sí misma.

Respecto a Gana, que es uno de los mayores focos de la trokosis, esta manifestación de esclavitud vulnera su Constitución. Por ejemplo, su artículo 14 sienta que todas las personas poseen el derecho a la libertad individual. Y su disposición 16 establece que ninguna persona será esclavizada, ni tampoco obligada a estar en servidumbre o a realizar trabajos forzados.

De la misma forma, los tratados internacionales sobre los derechos humanos prohiben la esclavitud. En el año 1963 Gana se adhirió a la Convención para la Esclavitud y también a la Convención Suplementaria para la Abolición de la Esclavitud, el Comercio de Esclavos y las Instituciones y Prácticas Similares a la Esclavitud adoptada por la Organización de Naciones Unidas durante 1957. Dichos tratados internacionales obligan al gobierno a adoptar medidas para que la esclavitud sea abolida por completo en todas sus manifestaciones.

[Otra de las formas de tortura y de marginación de la mujer en Africa es la ablación]

Hasta el momento, ninguno de esos sacerdotes tribales, ni tampoco los miembros de una familia que ha enviado a sus hijas a un santuario ha sido detenido por continuar con el desarrollo de la práctica.

Hay que decir que ciertos grupos locales han culpabilizado a International Needs Ghana (la ONG que lucha contra la trokosis) querer destruir la cultura tradicional. Respondiendo a las acusaciones de que la ONG ataca un derecho constitucional, concretamente, el de libertad de religión, la ONG se defiende diciendo que la propia libertad termina en el punto donde comienza la de los demás: si se tiene una concreta religión, o un sistema de creencia o se practica una tradición que esclaviza a las personas, los coloca en condición de servidumbre o les reduce su dignidad, en esos casos es quien hace eso el que viola la constitución.

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LA ABLACION

Otra de las formas de tortura y de marginación de la mujer en Africa es la ablación. Esta “costumbre” se origina en la creencia de que mutilando se puede frenar el deseo sexual y, de esta manera, garantizar la “fidelidad de la mujer” al marido.

Es paradójico que la ablación se lleva a cabo por mujeres cercanas a la víctima. Son las que se empeñan en perpetuar la “tradición” a las que ellas fueron sometidas.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) asegura que por lo menos 140 millones de niñas y de mujeres en el planeta fueron obligadas por las “costumbres tradicionales” a someterse a la ablación de los genitales externos. Por supuesto, esto no surte el efecto buscado, y la amputación implica frecuentemente hemorragias, infecciones, la transmisión de enfermedades (como el SIDA), la esterilidad y, a veces, la muerte.

fotoLa mutilación se realiza sin anestesia, con lo cual las mujeres sufren un gran dolor, llevándolas a la pérdida de la conciencia. Otras, con menos suerte, mueren durante la tortura o poco después.

Las secuelas de esta mutilación son los problemas menstruales, los quistes y las infecciones crónicas de la pelvis y llegan a la infertilidad. Los expertos estiman en un 20% las mujeres mutiladas que no puede llegar a tener descendencia. Y, psicológicamente, lleva a estados de depresión, ansiedad, y ataques de pánico.

Desde luego, es una imagen realmente aterradora la amputación del clítoris utilizando una vieja navaja o un trozo de vidrio, sin ninguna anestesia.

Esta es otra de las realidades de Africa, exportada por la emigración a Europa, que tiene marginada y torturada a la mujer. Que se mantiene por el apoyo indirecto de ciertas progresías y que, aunque parezca absurdo, está todavía muy lejos de erradicarse.

Como muestra de la anterior afirmación baste mencionar que para combatir la práctica de la ablación de los genitales femeninos, el gobierno senegalés emitió en 1999 una ley castigando hasta con cinco años de prisión a quienes la practiquen. No obstante, y a pesar de varias sentencias condenatorias dictadas por algunos tribunales, y a campañas para sensibilizar, muchas poblaciones insisten en preservar lo que mantienen como un elemento fundamental de su tradición y de su cultura.

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BUSCANDO NUEVOS AVANCES

En Sierra Leona las mujeres van a poder disfrutar ahora de los derechos que anteriormente no les fueron reconocidos, por la implantación de leyes innovadoras que pretenden penalizar la violencia sobre las esposas, que van a permitir a las mujeres poseer la capacidad de heredar propiedades, y que quieren proteger a las jóvenes de ese país de los matrimonios no deseados.

Anteriormente, durante el pasado reciente, las mujeres no disponían de la oportunidad de acudir a los tribunales cuando sus maridos abusaban de ellas. Todo lo más, dichas situaciones eran mantenidas en el ámbito familiar o, en el mejor de los casos, eran presentados al jefe tribal.

Hay que decir que la nueva legislación incluye una definición de violencia de género o doméstica bastante amplia. Se incluye el abuso tanto físico (sexual) como el emocional, el económico, el acoso, el verbal, el psicológico y emocional, la conducta dañina que haga peligrar la salud, el bienestar y la seguridad de otras personas, o que menoscabe la dignidad y la privacidad de otras personas.

Sin duda, este es un paso decisivo y real en pos de una protección de los derechos de la mujer africana. El siguiente paso que habrá que observar con atención es si esta legislación protectora se aplica, y si este ejemplo se llega a extender a otros países de la zona.

[Pronto se verán mujeres que toman el liderazgo de sus comunidades]

No cabe duda que la tradición y el subdesarrollo económico y social, en general, agravan la situación de las mujeres en el continente africano. Pero también es cierto que hay visos de cambio. Actualmente, la globalización económica y cultural está imponiendo patrones y valores que apoyan la emancipación de las mujeres africanas. Hasta hace poco tiempo el aislamiento era el perfecto cómplice para mantener situaciones ancestrales de monopolio del poder en manos de los varones, de los cazadores. Pero, como en todo el planeta, los nuevos tiempos, las nuevas modas se imponen y empujan a las sociedades africanas a legislar conforme a las pautas de conducta que rompen con un pasado no lejano en el tiempo, pero sí en los contenidos.

Por citar un ejemplo, las mujeres en Kenya o en Sudáfrica empiezan a incorporarse con fuerza a la vida laboral de sus países. Y el asalto a aciertos puestos de poder dentro de las administraciones y del poder legislativo se está comenzando a notar, poco a poco.

Habrá que tener un poco de paciencia y de perseverancia, pero pronto se verán mujeres que toman el liderazgo de sus comunidades e impulsan esos cambios que tan necesarios son para los derechos y para la dignidad la mujer africana en general.

Fuerza no les falta.