Al parecer la profunda crisis económica ha contribuido a que la OCDE busque que los gobiernos equilibren los indicadores macroeconómicos, como el PIB, con otros que puedan medir realidades más vinculadas a la calidad de vida y la sensación de bienestar.

Nicolas Sarkozy es señalado como el primer mandatario europeo que ya en 2008 había anunciado que instaría a los países europeos a ir más allá del PIB. La OCDE quiere ahora medir la Felicidad Interna Bruta y ha recomendado a sus miembros que pongan en marcha mesas nacionales que analicen nuevos indicadores que reflejen de forma más realista cómo vivimos y cómo nos sentimos.

Medir la felicidad

El Observatorio de la Sostenibilidad en España deberá aportar a este debate los datos sobre la sostenibilidad ambiental. “Incidiremos en el gran capital natural que desgastamos, continuamente y que no está incluido en la contabilidad nacional, ni recoge el PIB, y en toda la serie de bienes y servicios que prestan los ecosistemas gratuitamente, que tienen un valor económico muy importante, pero no un precio de mercado”, explica Luis Jiménez, presidente del Observatorio. A lo que agrega “El valor de los ecosistemas, cómo los perdemos, por qué se destruyen o cómo gastamos dinero en controlar la contaminación debería figurar en el PIB”.

Los diversos organismos encargados de este proyecto, con el asesoramiento de expertos, deberán determinar cómo medir aquello que no se refleja en las cuentas nacionales pero que es indicador de la satisfacción de los ciudadanos.

El informe del Observatorio se sumará al del Instituto Nacional de Estadísticas, de la Oficina Económica del Presidente y al documento que elabore el Club de Roma. Estas instituciones harán una puesta común de sus trabajos, de la que saldrá el informe que aportará España a la OCDE en breve, con las características específicas de este país.

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