La principal causa es el talado indiscriminado de árboles (cada minuto se talan en el Amazonas el equivalente a 8 campos de fútbol). Árboles tropicales que se emplean para exportación o para fabricación de muebles, la industria papelera y la necesidad de plantaciones de soja, cuya elevada demanda del principal comprador, China y los países asiáticos, es alentada por altos precios internacionales. Con objeto de conseguir altas y rápidas ganancias a corto plazo provocan un alto deterioro ambiental por la falta de rotación de cultivos y el uso de agroquímicos.
La destrucción de las selvas tropicales es responsable de cerca de la quinta parte de las emisiones de gases de efecto invernadero, segunda fuente de emisión después del sector energético. El 75% de las emisiones de Brasil proceden de la destrucción de los bosques, lo que hace de este país el cuarto país emisor de gases efecto invernadero.
El cultivo de soja, gran parte sembrada ilegalmente, es, junto con los ranchos de ganado, uno de los motores que hacen que la deforestación en Brasil sea tan alarmante. Las condiciones sociales y laborales son deplorables, con modernas formas de esclavitud en las granjas productoras. La soja producida es exportada y forma parte de los piensos que alimentan el ganado que compone nuestra dieta.
Consecuencias de la deforestación
- Contribución al efecto invernadero (liberación de dióxido de carbono a la atmosfera).
- El cambio en el régimen de precipitaciones.
- La pérdida de biodiversidad.
- Efectos negativos sobre las poblaciones locales.
China sacia su hambre de soja en la Amazonía
La demanda mundial de soja se ha disparado en las últimas décadas, con China encabezando la lista de los principales consumidores.
Casi el 60% de toda la soja que se comercializa internacionalmente acaba en China, convirtiéndola en la mayor importadora del mundo.
Este consumo empezó a aumentar desde que se descubrió que satisfacía las necesidades nutricionales del ganado y las aves, que exigen raciones de alta calidad nutricional y sanitaria, así como una elevada densidad energética y proteica. Pero éste no es el único factor que explica el auge de su consumo ya que en China se consume más carne, leche, huevos y el uso de la harina de soja. Esto, sumado a que cerca de la mitad de los cerdos del mundo están en ese país, alimentándose principalmente de soja, y a que el auge de su industria agrícola también depende de la soja, hace que su consumo alcance cifras insostenibles. Como factor adicional, ahora utiliza gran cantidad de ésta en la alimentación de peces de piscifactoría.
Según un estudio, en 1995 China producía 14 millones de toneladas de soja, y consumía la misma cantidad. En contraste, su consumo en 2011 fue de 70 toneladas, mientras que su producción seguía siendo de 14 millones, obligando al país a importar el excedente.
En Brasil, el segundo exportador mundial de soja, los terrenos destinados a su producción exceden los de los cultivos de todos los granos combinados por lo que la única posibilidad es expandir los cultivos haciendo uso de la cuenca del Amazonas. Continuar cultivando en la zona tendrá consecuencias perjudiciales para el medio ambiente. La adaptación de sus terrenos requiere medidas que a largo plazo acelerarían el calentamiento global.
Ante la complicación que genera la producción en masa de soja sería necesario cambiar nuestra dieta alimenticia. Comer menos carne significa frenar el crecimiento de la demanda. En este contexto, el reciente descenso en el consumo de EE.UU es una buena noticia.
¿Qué opina Greenpeace?
La organización ecologista relaciona la deforestación en la Amazonía, que ha acabado con diez años de retroceso de ésta, con la desprotección de la Amazonía tras la reforma del Código Forestal.
El gobierno brasileño ha hecho públicas las estimaciones de deforestación en el período agosto 2012-febrero 2013. Los nuevos datos muestran un aumento de más del 26% en comparación con el mismo período del año anterior. En números absolutos han desaparecido casi 17.000 km2 de bosque, una superficie más grande que la ciudad de Sao Paulo.
Greenpeace defiende que ahora es el momento de unirse a la sociedad civil, para revertir esta situación y exigir una política al gobierno para la erradicación de la deforestación. La organización ecologista ha lanzado una iniciativa legislativa popular para que se debata el proyecto de ley de Deforestación Cero.
La presión y las prohibiciones gubernamentales son insuficientes, las empresas multinacionales ven en la Amazonía una fuente de ingresos fáciles y de bajo coste y continúan actuando de forma incontrolada. El mundo padece una grave enfermedad pulmonar ya que el Amazonas contiene casi la mitad de todas las especies vegetales del mundo, muchas en peligro de extinción por falta de agua y humedad. Si la selva amazónica desaparece también lo harán el resto de las selvas húmedas del planeta. Se trata de una enfermedad que afecta a toda la humanidad y requiere actuación conjunta antes de que sea tarde.
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