Entre los accionistas de Grupo San José se encuentran los bancos españoles Ibercaja, Caja de Burgos y Banco Castilla-La Mancha. Su filial, Carlos Casado, es propietaria de una gran extensión del bosque del Chaco en Paraguay que está habitada por indígenas ayoreos no contactados.
Carlos Casado, cuyo presidente es el magnate español (y fundador de Grupo San José) Jacinto Rey González, ha negado cualquier actividad ilegal, a pesar de que las imágenes por satélite demuestran que ha comenzado a trabajar en el corazón de la tierra de los ayoreos.
El año pasado las autoridades gubernamentales pillaron a la empresa in fragante mientras desbrozaba bosque y construía caminos y balsas de agua sin la licencia medioambiental requerida.
Muchos ayoreos ya han sido contactados y llevan más de veinte años reivindicando el título sobre las tierras propiedad de Carlos Casado. Sus parientes aislados que permanecen en el bosque son extremadamente vulnerables a las enfermedades introducidas por foráneos, y cualquier contacto no deseado podría resultar mortal. Los ayoreos no contactados se ven obligados a huir ya que su bosque está siendo destruido rápidamente para dejar paso al ganado.
Un ayoreo hizo el siguiente llamamiento a Survival: “Por favor, no toquen el bosque, porque nos da la vida. Por favor, paren a las excavadoras”.
En 2009 Survival International tuvo éxito en su campaña para conseguir que accionistas como la Iglesia de Inglaterra y el Rowntree Trust retiraran sus inversiones del gigante minero Vedanta Resources debido a la intención de la empresa de abrir una mina en la montaña sagrada de la tribu dongria kondh.
El director de Survival, Stephen Corry, ha declarado hoy: “Las empresas multinacionales llevan siglos destruyendo a los pueblos indígenas y tribales con casi completa impunidad, violando la legislación nacional e internacional, con la vista puesta en los beneficios sin importarles el coste humano. Pero el caso de Vedanta demuestra que los accionistas no hacen la vista gorda cuando averiguan que su dinero está financiando abusos de derechos humanos. Grupo San José debería tomar nota y poner fin a la destrucción de los ayoreos aislados inmediatamente”.
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