Holly Shorey, de 20 años, es vicepresidenta del comité de la Red sobre los Derechos Humanos de la Infancia de Amnistía Reino Unido. Holly está decidida a conseguir que los derechos de la infancia sean una realidad y a demostrar que entre la juventud se encuentran los verdaderos líderes y lideresas de hoy.

 

A los niños y niñas se les suele decir que son el futuro, que resolverán los problemas del mundo, encontrarán soluciones innovadoras y serán “los líderes y las lideresas del mañana”. ¿Pero por qué tiene que ser mañana? ¿Por qué no reconocer que los niños y las niñas son valientes, potentes e independientes, exactamente igual que los defensores y defensoras de los derechos humanos adultos?

Los niños y las niñas no deberían tener que esperar a crecer para ser escuchados.

Recientemente hemos visto a miles de niños y niñas de todo el mundo en huelga para hacerse oír sobre la crisis climática. Aunque nuestra labor ha cosechado elogios, las personas adultas que están en el poder y diversos medios de comunicación han criticado a estos inspiradores niños y niñas por defender sus derechos. A veces estas críticas han venido de las mismas personas que los dejan de lado por considerarlos apáticos y sin experiencia. A los niños y las niñas se les ha silenciado e ignorado, y se les ha hecho pensar que sus opiniones sobre cuestiones que les afectan más que a nadie no importan.

Creo que debemos solidarizarnos con los niños y niñas defensores y defensoras de los derechos humanos y con sus logros y combatir este dañino discurso público contra la infancia.

Conseguir que se oiga mi voz

Me impliqué en el activismo en favor de los derechos de la infancia a través de la Red sobre los Derechos de la Infancia de Amnistía Reino Unido. A los 15 años entré en un grupo de jóvenes de Amnistía Reino Unido. Siempre había sido una niña que defendía aquello en lo que creía y se indignaba ante las injusticias. Por ejemplo, en Reino Unido existen unos dispositivos emisores de sonido, conocidos como “Mosquito”, que se utilizan para evitar que los menores se reúnan en el exterior de comercios, en estaciones de tren y en parques. Yo he experimentado lo desagradable que es el sonido que emiten y lo injusto que resulta que se obligue a dispersarse a menores de edad que no están haciendo nada malo. Sabía que estaba mal, pero no tenía una plataforma para hacerme oír.

Mediante nuestra labor con la Red sobre los Derechos de la Infancia de Amnistía Reino Unido hemos liderado una campaña nacional sobre el derecho de los niños y niñas a la ciudadanía. Más de 120.000 niños y niñas en Reino Unido no pueden acceder a su derecho a la ciudadanía debido a las elevadas tasas que cobra el Ministerio del Interior. Por cada solicitud que cuesta 1.012 libras esterlinas, el Ministerio del Interior saca un beneficio de 640 libras. No es admisible que se haga pagar a los niños y niñas un precio inasequible por sus derechos. Nuestra campaña para reducir las tasas comenzó siendo muy limitada, pero ha ido creciendo en todo el movimiento de Amnistía Reino Unido mediante grupos de jóvenes y sindicatos. Nuestra petición online ha sido firmada por más de 23.000 personas, el vídeo de la campaña se ha extendido por las redes sociales y nos hemos manifestado ante el Tribunal Superior para apoyar la revisión judicial de la legalidad de estas tasas.

Los niños y niñas son la piedra angular de esta campaña, y resulta muy alentador verlos actuar. Mi función ha sido conseguir que sea una campaña dirigida por jóvenes.

Últimamente hemos dedicado toda nuestra energía a nuestra campaña Make Rights Real (Haz realidad los derechos), centrada en la Convención de la ONU sobre los Derechos del Niño. La Convención es el tratado de derechos humanos de la ONU más ratificado en el mundo, pero la mayoría de los Estados, incluido Reino Unido, no se han adherido a su procedimiento de comunicaciones (presentación de quejas). Esto significa que, aunque pueden denunciarse violaciones de derechos a nivel nacional, si no se resuelven no pueden elevarse a la instancia internacional. Si no tenemos capacidad de denunciar que el Estado viola nuestros derechos, no podemos hacer rendir cuentas a los gobiernos.

Ahora que se acerca el 30 aniversario de la Convención de la ONU sobre los Derechos del Niño, es más importante que nunca asegurar que los derechos que este tratado establece son una realidad en la vida de todos los niños y niñas.

La juventud toma el mando

En enero, los niños y niñas tomaron el mando de la oficina de Amnistía Reino Unido en Londres, y se ocuparon por un día de la labor de incidencia y de campaña, el trabajo con los medios de comunicación e incluso la dirección de la oficina, dando una verdadera lección a las personas adultas. Ahora estamos trabajando en un concurso nacional sobre trabajo de incidencia: “Use your voice to demand your rights” (Usa tu voz para exigir tus derechos), en el que niños y niñas de todo Reino Unido debaten sobre las violaciones de derechos que sufren los niños y las niñas en Reino Unido, incluida la pobreza relacionada con la menstruación, la justicia climática y los recortes en la financiación a la salud mental.

Y el pasado 14 de junio representé a Amnistía Internacional en la ONU en la reunión técnica sobre la protección y el empoderamiento de los niños y las niñas como defensores y defensoras de los derechos humanos. Yo espero que Amnistía Internacional sea adalid de una verdadera cultura participativa. Tenemos que asegurarnos de que los niños y las niñas son empoderados y protegidos, no silenciados e ignorados.