Los temidos “vuelos de la muerte”, consistían en lanzar a las víctimas al mar después de haber sido torturadas, y fueron llevadas a cabo entre los años 1976 y 1983, por los milicos argentinos y uruguayos. A petición del juez argentino, las fotografías que muestran el asesinato de al menos 20 personas fueron entregadas a Torres por los Estados Unidos. Cadáveres con las manos y pies atados y con signos de haber sido torturados y que aparecieron en las playas uruguayas. Las fotografías pertenecían al archivo de la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos, que investigaba  sobre los crímenes cometidos en la ESMA (Escuela de Mecánica de la Armada).

La noticia llega con 30 años de retraso, el tiempo que los familiares lloraron y llevan llorando la desaparición de sus seres queridos, pero ¿quiénes eran en realidad?. La agencia de noticias jurídicas del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de Argentina, especula  que los asesinados provenían de Argentina. El tipo de indumentaria, un documento de identidad de una mujer con  fecha de nacimiento en 1954,  monedas y billetes de curso legal en  esa época en Argentina y otros detalles que muestran los archivos de la Comisión, aventuran la nacionalidad de los ejecutados. Vidas y sueños truncados por tener ideas distintas a las que imponían los dictadores.

No sé si, algún día, seremos capaces de respetarnos los unos a los otros. Si podremos prescindir de torturar, violar y machacar a los que no piensan lo mismo que nosotros. Si seremos capaces de ponernos en el lugar de otros y desear para ellos el respeto y la tolerancia con la que nos gustaría ser tratados. Y recuerden que los dictadores no surgen de la noche a la mañana, que se visten de cordero antes de enseñar los colmillos, de salvadores de la patria, de demócratas del oportunismo.

Dentro de poco tendremos elecciones europeas. Unos sufragios infravalorados por los ciudadanos europeos porque se les antojan un tanto lejanos y demasiado instrumentados, para que les sean atractivos. Crece la abstención y el voto fácil hacia formaciones sin demasiados predicamentos. Entre esto y el desarraigo hacia sus políticos que están viviendo las sociedades avanzadas, los candidatos de la intolerancia se verán beneficiados.

Cuando piensen en abstenerse o en depositar su voto al vociferador de turno, analicen las consecuencias y el peligro de una sociedad dictatorial e intransigente; rememoren  los “vuelos de la muerte”. Recuerden que los autoritarios que hoy predican el rechazo y las persecuciones sobre unos, mañana lo harán sobre otros, pasado me tocará a mí y, como decía Bertolt Brecht, cuando vengan a por usted no quedará nadie para defenderle.