Oxfam expresa su opinión acerca de los pasos que están dando los miembros del G20 desde su compromiso, en 2010, de gomentar un crecimiento económico ‘inclusivo y sostenible’: ‘Este informe evalúa sus antecedentes y señala el camino a seguir por los países del G20, que todavía tienen mucho por recorrer para poder cumplir con sus compromisos’.

Según informa la organización, más de la mitad de las personas más pobres del mundo viven en países del G20 y una desigualdad cada vez mayor amenaza con impedir que se beneficien del crecimiento económico. La desigualdad de ingresos está creciendo en casi todos los países del G20, a pesar de estar disminuyendo en la mayoría de países de ingresos bajos y medianos bajos.

Asimismo, -añaden- ‘los países del G20 consumen, por sí solos, casi todos los recursos naturales que el planeta es capaz de reponer cada año’.

Una de las principales conclusiones que se extrae de estos datos es que muchas de las personas que viven en la pobreza se verán privadas de los beneficios del crecimiento, a pesar de que sobre ellas recaen los costes de esta expansión económica, debido a los efectos del cambio climático y la degradación medioambiental.

La desigualdad está aumentando en la mayoría de los países del G20

Según relata Oxfam en el resumen ejecutivo de su informe, en los países donde la desigualdad de ingresos es alta o creciente, el crecimiento económico tiene un efecto menor en la pobreza. Asimismo, las últimas investigaciones señalan que la desigualdad es perjudicial para el crecimiento económico en sí mismo dado que conduce a la inestabilidad, impide la inversión productiva y debilita a las instituciones gubernamentales.

Oxfam asegura que la desigualdad está aumentando en la mayoría de los países del G20. Sólo cuatro países del G20 -entre los que únicamente se incluye un país de ingresos altos: Corea- han reducido la desigualdad de ingresos desde 1990.

La organización plantea algunos ejemplos: Sudáfrica contará con más de un millón de personas pobres entre 2010 y 2020 a menos que se aborde la cuestión del rápido incremento de la desigualdad; y, en sentido opuesto, si Brasil y México disminuyeran la desigualdad al nivel de Indonesia podrían reducir en un 90% el número de personas que viven en la pobreza en el lapso de una década.

¿Qué hacen por la sostenibilidad ambiental?

Oxfam sostiene que ningún país, perteneciente o no al G20, ha demostrado todavía que sea posible combinar un nivel alto de ingresos medios con un uso sostenible de los recursos naturales. Sin embargo, varios países de ingresos medianos han conseguido reducir la intensidad del uso de los recursos utilizados para su crecimiento económico. Por ejemplo, entre 1991 y 2007, el PIB de México creció cuatro veces más rápido que sus emisiones de CO2.

En cambio, el conjunto de los países del G20 con ingresos altos ha obtenido muy malos resultados: sólo cuatro países del G20 han reducido sus emisiones de carbono desde la Cumbre de Río en 1992.

El resultado más evidente, según Oxfam, es un cambio climático peligroso y una degradación medioambiental que perjudican especialmente a las personas que viven en la pobreza. Estas personas no sólo dependen de los recursos naturales para subsistir, sino que además se han visto afectadas de manera desproporcionada por el cambio climático.

Recomendaciones de Oxfam

La organización considera que los países miembro del G20 deben actuar con mucha más determinación para reducir el uso de los recursos naturales hasta unos límites que sean sostenibles. ‘Los países de ingresos altos que pertenecen al G20 deben ser los primeros en demostrar que un crecimiento económico medioambientalmente sostenible es posible’, afirman.

Oxfam anima a los países del G20 a acompañar sus palabras de programas políticos integrales. La organización destaca algunas de las medidas puestas en marcha por los países en desarrollo del G20 que están avanzando en la dirección correcta: la inversión en el acceso universal a la sanidad y a la educación, la eliminación de los obstáculos a la igualdad de derechos y oportunidades para las mujeres o la reforma de la propiedad de la tierra para garantizar el acceso adecuado a las tierras y a otros recursos.

‘Las experiencias de Brasil, Corea y muchos países de ingresos vahos y medianos bajos demuestran que reducir la desigualdad está en manos de los responsables políticos del G20’, añade Oxfam.

En lo competente al medio ambiente, Oxfam considera que todos los países del G20 deben controlar y empezar a incorporar a sus decisiones económicas el impacto que sus modelos de producción y sus hábitos de consumo tienen sobre una gran variedad de recursos naturales. ‘Las reformas pueden iniciarse en la Conferencia sobre el Desarrollo Sostenible Río +20 del próximo mes de junio’, añaden.

La inversión en bienes públicos como la investigación y el desarrollo de energías limpias, las exenciones fiscales y otros incentivos para orientar la inversión privada hacia donde se necesita, la grabación de los efectos no deseados como las emisiones de gases de efecto invernadero para dirigir la actividad económica hacia alternativas más sostenibles o la regulación dirigida a detener la contaminación de las empresas o a fomentar que produzcan bienes y servicios que de otra forma no producirían, son las cuatro propuestas más destacadas por Oxfam.

 

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