De los muchos latiguillos y expresiones típicamente salvadoreñas que a día de hoy ya tengo inevitablemente incorporados tanto a mi forma de pensar como a mi lenguaje cotidiano, podría decir que “fíjese que…..”, es sin lugar a dudas una de las que más ha venido a mi pensamiento e incluso he verbalizado con descaro durante las dos últimas semanas. Lo ha sido desde luego en mis conversaciones con los editores de Otro Mundo es Posible, con los que he tratado de justificarme incansablemente por el retraso en la entrega de este artículo, usando más de una vez esta excusa al más puro estilo salvadoreño ante al sorpresa propia de mis colegas por el expresión, y sobre todo la intranquilidad propia por cubrir los plazos de edición a tiempo. Y como no, algo más que cotidiano ha sido su repetición con mi familia y amigos, que con miradas por el contrario cada vez más cansinas y exentas ya del brillo y sonrisa de la sorpresa inicial, borrada a fuerza de escuchármela hasta la saciedad, han aguantado mis paranoias y comeduras de coco fruto de mi ya conocido síndrome de ET, ante el reto literario de este capítulo. Gracias todos y todas por vuestra paciencia y comprensión
Y es que ¡Púchica! ¿Cómo transmitiros en 4 hojas, la belleza de un país extraordinario con una historia y una evolución económica, política y social de las más interesantes de Centroamérica?. ¿Como haceros llegar con la pasión que yo lo siento, el inmenso respeto y cariño que albergo en mi interior por la bravura, fortaleza, iniciativa y generosidad de sus habitantes, mis queridos Guanacos? ¿Cómo traducir en 2,800 palabras las experiencias, de casi 1460 días, cuando todos y cada uno de ellos, sin excepción, fueron, o al menos así los viví yo, de una intensidad mayúscula y con millones de estímulos por minuto? ¿Cómo compartiros con esa limitación las miles impresiones, recuerdos, enseñanzas, vivencias, alegrías, lágrimas, cicatrices, traumas, en resumen, las huellas indelebles que casi 4 años de vida y trabajo en mi adorado El Salvador han dejado en mi?.
¿A año por hoja?, ¿ A dos palabras por día?. Se mire por donde se mire, las matemáticas no cuadran en este caso. Imposible reducir a una simple cuestión de sumas y divisiones los 4 años que sin lugar a dudas más me han dolido, mas he disfrutado, en los que más he aprendido, y en conclusión los que más me han marcado y transformado como profesional y como persona.
Califico a mi asignación en El Salvador como realmente mi primera experiencia profesional en el ámbito de la Cooperación al desarrollo y la Ayuda Humanitaria
Olvidémonos por tanto de ridículas matemáticas, y ¡Vamos pues! a comenzar mi historia en el Pulgarcito de Centroamérica.
Dicen que la primera vez siempre deja una huella imborrable. Que la primera misión de cualquier cooperante es la que se recuerda con más cariño, digamos que de una forma hasta exageradamente idílica y carente de la necesaria objetividad para juzgarla. Que la ilusión y las ganas con las que se enfrenta y disfruta la primera asignación en el terreno crea una especie de nebulosa o estado psicotrópico que nos lleva por una parte a olvidar las dificultades y los problemas sorteados, y por el contrario a ensalzar o revestir con un halo exagerado de trascendencia cualquier experiencia vivida, envolviéndonos en el peor de los casos, en una espiral a menudo destructiva y desde luego nada saludable, que nos lleva a comparar desafortunadamente una y otra vez cualquier misión posterior, la cual nunca puede competir, con la ilusión y emoción de esa primera vez, eternamente añorada.
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Seguramente algo de verdad haya en ello. Sin embargo, voy a tratar de ser lo más objetiva posible, y de explicar los motivos por los que primero a pesar de mi experiencia previa en dos misiones de muy corto plazo como observadora y supervisora electoral en Bosnia , califico a mi asignación en El Salvador como realmente mi primera experiencia profesional en el ámbito de la Cooperación al desarrollo y la Ayuda Humanitaria, y sobre todo me permitiré reflexionar sobre los factores, unos más controlables que otros, y que más allá de la causa-efecto de que fuera mi primera vez, hicieron de esta misión un colmo de alegrías y satisfacciones.
La califico como mi primera misión, porque realmente fue la primera asignación como cooperante de largo plazo ( empecé por un año y me quedé cuatro) , y creo sinceramente que solo teniendo la posibilidad de vivir y trabajar por un periodo largo de tiempo en un país distinto es como se puede tener y gozar realmente la oportunidad de llegar a involucrarse de cabeza en la cultura y la idiosincrasia de un pueblo, de empezar a minimamente atisbar y entender su historia y sus mecanismos de reacción, y de esa manera contribuir mano a maño con sus habitantes y desde el respeto y la honestidad a dar pequeños pasos ( y eso ya es un gran logro) en posibles avances de su Desarrollo.
Y si tengo que privilegiar entre muchas razones una sola , tengo que decir que es el propio pueblo Salvadoreño el que contribuyó de manera especial a hacer de mi experiencia un cúmulo de satisfacciones.
El Salvador es un país de clima tropical localizado en América Central, con una población de aproximadamente 6,8 millones de habitantes, de los cuales casi 3 millones viven y trabajan fuera del país, principalmente en Estados Unidos, aunque también en Canadá, Italia, Suecia y Australia, siendo las remesas una de sus grandes motores económicos, y sorprendentemente con una extensión territorial de unos escasos 21,041 km². Imaginaros la extensión de Badajoz con casi 10 veces su población. Todo esto hace que El Salvador sea el país más pequeñito del istmo centroamericano, además del más densamente poblado de la América continental y que por eso se le denomine “el Pulgarcito de Centroamérica”. Un pulgarcito que se ha visto sometido a una cruenta guerra en los años 80 que finalizó con los Acuerdos de Paz de Chapultepec en 1992 y la misión de paz de ONUSAL, pero que continua siendo una herida abierta que para bien y para mal explica lo que hoy es El Salvador y sus gentes. La guerra dejó en cada salvadoreño y salvadoreña un político en potencia, que habla y opina de política en todo momento, además de contar con una organización comunitaria y comunal magnífica ( basta con recordar miles de experiencias en el Bajo Lempa) que facilita el trabajo a la cooperación, además de contar con ONG locales y profesionales que no tienen nada que envidiar, sino al contrario mucho que enseñar a cualquiera que se desplace allí a trabajar. Y eso os aseguro que en comparación con otros países en un lujo.
Es el propio pueblo Salvadoreño el que contribuyó de manera especial a hacer de mi experiencia un cúmulo de satisfacciones
Un país con un protagonismo absoluto de la costa del Pacifico (la primera vez que vi sus playas me pregunté sobre la guasa del conquistador al llamar Pacifico a un mar tan bravo y salvaje). Tierra plagada de volcanes como el Ilamatepec (Santa Ana), el Chinchontepec (San Vicente), el Quetzaltepeque (San Salvador), el Chaparrastique (San Miguel) y el casi perfecto volcan Izalco, que sufre año tras años las investidas de terremotos, huracanes , inundaciones y demás catástrofes “no tan naturales”. Por algo se llama a San Salvador “el Valle de las Hamacas”. Y que sin embrago goza de unos lagos maravillosos ( el señorial Coatepeque y el mágico Ilopango), de una preciosa flora y fauna, de una bahía de Jiquilisco con impresionantes manglares, de playas vírgenes y aún con poca infraestructuras hotelera a la que aun no ha llegado la locura del turismo en masa. Una pena por la perdida de posibles ingresos para sus habitantes, pero realmente un privilegio para el viajero y la ecología el hecho de que El Salvador no sea tan visitado como se merece dentro de las rutas turísticas centroamericanas. Y como colofón, aunque pocos, existen reductos de cultura indígena nahua-pipil y lenca en Sonsonete o en Panchimalco, y ruinas en Santa Ana por ejemplo, dignas de conocer y admirar. Desde Chalatenango hasta Pequín la historia esta presente rodeada de un paisaje sin igual.
El carácter de los salvadoreños se ha venido forjando por todas esos condicionamientos y vivencias de guerra y de catástrofes, y en los últimos años por la proliferación de la delincuencia e inseguridad ciudadana liderada por el fenómeno de las “maras”. Os animo desde aquí a que leáis en esta misma publicación el dossier que sobre las maras ha escrito otro VNU buen amigo que trabajó conmigo en El Salvador y que os ayudará a comprender el origen y el funcionamiento de estas pandillas juveniles, fenómeno del que ya empezamos también a oír hablar en España.
Lo que realmente es digo de admiración es que los salvadoreños, pase lo que pase, siempre renacen como el ave fénix de sus cenizas. El salvadoreño es un trabajador nato y un empresario en potencia. Poca gente he visto en las calles de cualquier ciudad del país pidiendo y por el contrario a infinidad de personas vendiendo multitud de productos. Los micro negocios, las horas extras y el pluriempleo en El Salvador estan a la orden del día. Pero eso si nunca falta tiempo a pesar de eso para una buena conversación, los juegos de palabras con doble sentido con los que tanto me tomaron el pelo al principio, y en salir para joder y chambrear ( OJO!!, no confundirse que significa divertirse y cotillear en salvadoreño) . No es lo más oportuno, pero seguramente dedicare en algún momento un apartado a las múltiples situaciones cómicas que surgieron en mi asignación por las curiosidades y diferencias en el lenguaje. Si, porque en El Salvador se habla español, pero “español salvadoreño”. Y para no dejaros con la miel en la boca baste recordar brevemente la risas que nos pasamos con un guardia civil español, que frente a unas cervezas en “la luna”, centro cultural y social de la capital, nos contaba como abrió los ojos como platos, la primera vez que visitó una comunidad en el Bajo Lempa tras el Mitch y su alcalde le dijo : Tenemos un gran problema con los “cipotes” de esta comunidad. Os dejo a vosotros la investigación sobre su significado.
El salvadoreño es un trabajador nato y un empresario en potencia
Así habla de los salvadoreños Rosa Regas en su libro “Volcanes dormidos”, Premio Grandes Viajeros 2005, “Los salvadoreños hablan de política enseguida y eso a mí me gusta. Durante mi estancia, junto con conversar y reírse hasta de su sombra, resurgir es la tercera cosa que mejor saben hacer los salvadoreños”. Y no puedo estar más de acuerdo con esta apreciación. No es por causalidad que haya escogido un fragmento de la canción popular salvadoreña “El Sombrero Azul” como entradilla del artículo. Y lejos de cualquier tinte político revolucionario de la canción, la he elegido porque es después del himno nacional, la canción popular que mas presente ha estado en distintos momentos de exaltación popular y alegría compartida con el pueblo Guanaco en estos cuatro años, y porque creo que describe perfectamente todas las calidades enunciadas sobre el carácter de los salvadoreños.
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Ellos y ellas, su apertura, amabilidad, su alegría y disposición a querer compartir y aprender de mi tanto como yo de ellos , a desarrollar una verdadera amistad más allá de relaciones superfluas y superficiales, fue una de las cosas que más me ayudó a mi integración y a mover montañas y desarrollar proyectos y actividades a mil hora, sintiéndome feliz cada segundo. Porque vosotros y vosotras , mis querido guanacos nunca os rendís ante las adversidades, sabiendo que siempre se puede y se debe renacer con más fuerza.
Otros motivos del éxito de esta mi primera asignación a largo plazo en el terreno, fueron principalmente :
Que me involucré a través del Programa de Voluntarios de Naciones Unidas, como Oficial del programa sin falsas expectativas y con un conocimiento y convicción profunda de su filosofía y condiciones. Por eso insito tanto en la importancia de seleccionar el canal de entrada en este mundo de la cooperación con detenimiento y cuidado. Es muy difícil trabajar en una institución o por algo en lo que uno/a no cree. Por el contrario, la convicción te da alas.
Que tuve la gran suerte y el afinado olfato de decir si a un puesto, el de oficial del programa de Voluntarios de NU, que sin lugar a dudas era más idóneo a mi formación, experiencia e intereses. Eso permitió que a priori gozara de un espacio en el que pudiera desarrollar todas mis potencialidades.
Porque pase por un proceso arduo y serio de selección, incluida entrevista en la sede de Bonn frente a un tribunal, y un periodo de formación esencial para el éxito de cualquier misión.
Junto con conversar y reírse hasta de su sombra, resurgir es la tercera cosa que mejor saben hacer los salvadoreños
Porque la oficina del PNUD de El Salvador, desde su Representante Residente (RR). hasta los colegas nacionales con los que trabajé, eran inmensos profesionales, además de bellísimas personas, que desde el primer momento confiaron en mí y me dieron todo su apoyo, especialmente el RR, delegándome toda la responsabilidad de mi cargo, y estando allí siempre para abrirme las puertas necesarias y contribuir a cualquier idea, por loca que esta fuera, para el desarrollo y avance del programa. Y os aseguro que no es fácil de encontrar este grado de profesionalidad, actitud y apertura dentro del Sistema de Naciones Unidas. Fue la colaboración de todos ellos la que nos permitió, innovar, investigar, introducir como proyectos piloto y experimentos el programa de Voluntarios en áreas antes impensables y sobre todo gozar de un reconocimiento e importancia que nos abrió millones de posibilidades hechas realidad.
Porque tuve la gran suerte de poder desarrollar unos sistemas de selección y formación de voluntarios para el programa que garantizó, en un altísimo porcentaje, nada es infalible, la calidad profesional y humana de los voluntarios y voluntarias internacionales y nacionales del programa de El Salvador.
Porque el hecho de que el país fuera tan pequeño, facilito la permanencia del domicilio de casi todos los voluntarios/as en la capital, a pesar de los múltiples viajes que desde un día hasta varias semanas todos teníamos que hacer por nuestro trabajo. Esta circunstancia propició una cercanía enriquecedora en las relaciones personales que se traducían en la facilidad de desarrollar redes solidarias de apoyo y de colaboración en nuestra vida diaria y en las actividades de nuestro trabajo. Todos y todas formamos una gran familia multiplicando además los impactos de nuestros proyectos.
Porque tuve la ocasión por todos los motivos antes mencionado de poder desarrollar un sistema de gestión basado en el liderazgo, en el que la ilusión es contagiosa y el ejemplo es la mejor arma para animar a la acción. Eso hizo que todos juntos pudiéramos erigir un programa que gozó de prestigio, buen hacer y sobre todo del que creo que todos y todas nos sentíamos orgullosos de pertenecer y con el que colaborar. De hecho nombramos muchos VNUs honorarios entre nuestros colegas de las Agencias. Gracias a todos.
Haciendo un dificilísimo ejercicio de tremenda simplificación podría decir que profesionalmente los que enuncio a continuación fueron algunos de los retos profesionales más interesantes, y algunos más “yuca” (difíciles) que otros, a los que tuve que enfrentarme en mis cuatro años en El Salvador y que espero poder desarrollar en el próximo capitulo:
1998-1999. La Novata empieza a lo grande: Mi encuentro con El Huracán Mitch que asoló buena parte de Centroamérica, incluido El Salvador, el día 1 de Noviembre de 1998. Este acontecimiento constituyó mi primera experiencia en el mismo terreno con las emergencias y la Ayuda Humanitaria, pero sobre todo fue el descubrimiento de un innovador paradigma que en los años posteriores se erigiría como el tema estrella en Centroamérica, por razones obvias, y el cual tuve ocasión de estudiar y desarrollar en varios proyectos tanto en El Salvador como en Nicaragua: La Gestión de Riesgos. Aquí aprendí que los mal denominados Desastres Naturales no son “TAN NATURALES”.
La Novata empieza a lo grande: Mi encuentro con El Huracán Mitch que asoló buena parte de Centroamérica, incluido El Salvador, el día 1 de Noviembre de 1998
1999-2000. Descubriendo la realidad y conviviendo con las miserias y bondades del Programa de Voluntarios de Naciones Unidas (VNU). Casi cuatro años como Oficial del Programa de Voluntarios de Naciones Unidas (VNUs) para El Salvador y Belice desde las oficinas del PNUD (Programa de Naciones Unidas para El Desarrollo), me dieron una buena base para poder discutir, pero sobre todo aportar a través de una crítica constructiva, en relación a los mitos y realidades de un Programa muy desconocido, y en demasiados casos inexplicablemente infravalorado, tanto dentro como fuera del Sistema y Agencias de Naciones Unidas. El propio Koffi Anan declaró que los VNUs son el secreto mejor guardado de la ONU, y sin embargo el reducto más fidedigno y donde más se ponen de manifiesto cotidianamente los valores declarados en su Carta Magna. Una de las cientos de paradojas de este mundo de la Cooperación. En conclusión un programa cuyo mayor valor reside en el compromiso y grandeza profesional y humana de los propios VNUs , que realizan un trabajo de enorme responsabilidad, lidiando con cuestiones tales como : la incomprensión de aquellos que durante su desempeño profesional ponen en duda su modelo de ¿voluntariado? ( Al ser profesional, 24 horas y remunerado), y de aquellos otros que a pesar de todo ello siguen pensando que estan en ese puesto porque profesionalmente no pueden ni saben hacer nada más simplemente porque delante de su nombre llevan el término voluntario; la incoherencias que a menudo se pone de manifiesto entre las actitudes y valores promovidos y desarrollados por la propia sede de VNUs y las oficinas y ,los propios VNUs en el terreno, y que se traducen a menudo en falta de apoyos logísticos principalmente para el desarrollo de sus funciones, retrasos o falta de agilidad en las repuestas y resolución de problemas, incomprensión a las labores y problemas en el terreno, etc.. etc…
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2000/2001, Las Preparaciones y la Celebración del Año 2001, declarado por Naciones Unidas como El Año Internacional del Voluntariado. Sistematización de una experiencia participativa y exitosa en El Salvador a través de la promoción, organización y apoyo continúo desde el programa de VNUs y el PNUD a un Comité Nacional de Voluntariado con representación de casi 100 instituciones de distintos ámbitos salvadoreños ( políticos, educativos, de voluntariado nacional e internacional, mass media, empresa privada, etc…). El Comité trabajó en la adopción de medidas y estrategias en 4 áreas temáticas : la promoción y el reconocimiento del voluntariado como parte esencial del Desarrollo del Capital Social en cualquier país, y el establecimiento y desarrollo de redes de trabajo e intercambio de información y experiencias entra las distintas organizaciones. La Sistematización fue de gran ayuda para aprender sobre construir sobre bases que garanticen la sostenibilidad de este tipo de actividades y la apropiación por parte de los organismos nacionales del país.
2001/2002 Cerrando el círculo: Mi última emergencia en El Salvador, los Terremotos del 2001 que nos permitieron estudiar en la realidad el rol del voluntariado en las emergencias. Más allá de las secuelas y por supuesto recompensas emocionales que una tragedia de este tipo dejaron en mi como persona, desde el programa de VNUs fue la prueba de fuego podemos decir, para llevar a la práctica de forma coordinada todo lo aprendido en relación a las emergencias, la ayuda humanitaria a través del mecanismo de la red de voluntarios creada a partir del Comité nacional antes mencionado. La experiencia Salvadoreña fue un modelo interesante que recibió el reconocimiento de la sede de VNUs que sigue estudiando y reflexionando en el camino más que interesante de l papel que los Voluntarios de Naciones Unidas y el voluntariado en general pueden y deben jugar en una emergencia.
Pero me disculparéis que haya dedicado de forma especial esta primera parte de mi pequeño relato sobre mi experiencia en El Salvador al pueblo salvadoreño que hizo que cada vez que aterrizaba en el aeropuerto de Comalapa y de camino a mi casa en la capital, lo primero que pensaba era ¡Qué bien, ya estoy en casa!”, sentimiento que revivo cada día cuando leo las palabras que los voluntarios y voluntarias salvadoreños escribieron en mi placa de despedida y que dice “te encuentres donde te encuentres recuerda que tienes amigos en El Salvador”.
Mando un abrazo inmenso a todos los salvadoreños y salvadoreñas , a mis “cheros y cheras” (amigos y amigas) que me abrieron sus brazos y su corazón, bautizándome Guanaca de adopción, y igualmente a los voluntarios y voluntarias internacionales y nacionales, compañeros/as míos infatigables de trabajo y diversión en el país. Todos ellos amigos y amigas del alma con los que pase momentos inolvidables, porque bebimos agua de las mismas fuentes de solidaridad y amistad salvadoreña de las quedamos impregnados y que nos han hecho forjar una amistad duradera más allá de las fronteras. Nada hubiera sido posible e igual sin vosotros/as. ¡Os quiero!
¡Gracias por enseñarme a ponerme cada mañana el cielo por sombrero!
Firma: “la niña Cristina”