Sin embargo, aprovechando que el derecho de libertad de expresión de momento no ha sido suprimido, voy a hacer uso de él.
Algo muy, muy importante para la salud humana son los ciclos circadianos, es decir los ciclos luz- oscuridad. El orden y la claridad de estos ciclos, o sea que el cerebro perciba a través de los ojos una frontera clara entre el día y la noche, favorece la producción de melatonina, que es una de las bases de la salud. La liberación espontánea de esta hormona por la glándula pineal se inicia nada más comenzar la oscuridad al atardecer y es precisamente ella la responsable de la sensación de sueño natural. Por eso la toman los viajeros interoceánicos a fin de combatir el Yet-lag.
Algo que pocas personas saben es que la melatonina es también el antioxidante más potente que existe en la naturaleza: Cien veces más potente que la vitamina E, la reina de los antioxidantes. Por esa razón contribuye de forma extraordinariamente positiva en la salud.
La ausencia de producción natural de melatonina por falta de insolación no sólo puede causar insomnio sino también depresión. Me parece que hay definido un síndrome llamado depresión invernal que obedece a estas causas. La depresión invernal la suelen padecer quienes salen de su casa cuando aún está oscuro, pasan todo el día en una oficina con luz fluorescente y regresan del trabajo cuando ya está oscuro de nuevo. A estas personas los entendidos les recomiendan que den un paseo bajo el sol alrededor de la oficina.
Ésta es también la causa de que resulte imposible pegar ojo en los hospitales: Allí dentro nunca ves el sol. En el verano de 2014 me tocó estar recluido más de dos meses y me era imposible conciliar el sueño. No volví a dormir hasta que aprendí el truco y comencé a dar paseos alrededor del edificio después de desayunar. Todo lo que necesitaba era la luz.
Supongo también que el carácter melancólico de los escandinavos se debe a la escasa insolación de esos territorios, que conduce a una producción baja de melatonina.
O sea que no ver el sol nos puede causar insomnio y depresión.
¿Sabes qué? El gobierno nos está escamoteando intencionadamente la información que necesitamos para defendernos del animalito. Básicamente lo que necesitas es un sistema inmunológico en buenas condiciones y entonces lo más normal es que no te pase nada aunque lo pilles.
Los enemigos del sistema inmunológico son el estrés, el agotamiento, la falta de ejercicio físico y la tristeza. Justo lo que nos está sirviendo en bandeja el gobierno. A saber:
—Nos están inoculando el miedo. A efectos clínicos miedo y estrés son indiferentes. Nos están causando un terror psicológico inmenso con todo el aparato de propaganda del Estado, y esto debilita nuestro sistema inmune y por supuesto que nos hace más propensos a capturar el virus. Con razón dice el doctor Escudero que el miedo mata más que el virus.
—Nos prohiben tomar el sol. La última gracia es de hoy; A las puertas de la gloriosa y dulce Primavera no se puede ir a la playa. Como he dicho, no ver el sol implica insomnio y abatimiento. Ambas cosas debilitan el sistema inmune y abren las puertas de nuestro cuerpo al virus.
—Nos prohiben hacer ejercicio físico (al sol) en parques, jardines y paseos . La falta de ejercicio físico debilita el sistema inmune y te hace más propensos a la infección.
— Nos prohiben relacionarnos con nuestros amigos. El confinamiento en casa imposibilita toda relación social. Todos los primates somos antes que nada animales sociales. Relacionarnos con otros es una necesidad que proporciona estabilidad psicológica y alegría natural. Impedirnos eso es otra vía para caer en la tristeza y dejar pasar al virus. Por lodemás, ni el Presidente, ni el ministro de sanidad ni el doctor Simon te han dicho que si quieres perder el miedo y sentirte seguro de que no vas a pillar el virus debes reforzar tu sistema inmunológico. Eso se consigue de forma muy simple con determinados complementos nutricionales, unos muy conocidos y otros menos. Pero ellos no lo dicen y el balance es desolador: No sólo ordenan medidas que individualmente nos hacen más vulnerables sino que nos ocultan la información que nos puede ayudar.
¿Tienes terraza o balcón en casa? Pasa allí media hora diaria al menos.
¿No la tienes? Te propongo que subas a la azotea.
¿Pasillo? Camina por él.
¡Suerte!
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