Soy un hombre como otro cualquiera que ama, sufre y escribe poesía al no poder gritar a los vientos lo que siento por esa mujer. Es la forma de no volverme loco. Mi amor es de los que no se pueden sacar a luz y es por eso que el dolor adormece mis sentidos. Mi corazón late con fuerza cada vez que veo a mi amada. Cada día me cuesta más ocultar mis sentimientos.

Soy una mujer como otra cualquiera que leyendo sus poesías bebo los vientos por él. Su timidez, esa mirada huidiza que nunca clava en mí, hace que sienta emociones no conocidas. Le amo y sé que soy correspondida. Nunca será mío ante los hombres, pero yo sé de la profundidad de sus sentimientos, de sus ansias de amor, a través de su poesía.

Soy el destino que una noche oscura paseando sin rumbo fijo, hace que se encuentren los dos en un paraje por el que nadie transita. Sus miradas se encontraron y sus pechos florecieron, el lenguaje corporal habló y se oyeron aquellas palabras de san Juan de la Cruz.

¡Oh noche que juntaste

amado con amada,

amada en el amado transformada!

Tras el ímpetu y la tensión contenida de quien se entrega al amor por vez primera se escucha el murmullo del viento entre las hojas.

 

Marieta Alonso Más