El terremoto deja hasta el momento más de 16.000 fallecidos y 65.000 heridos, en unas zonas con unas necesidades humanitarias previas muy exigentes. Siria es un país especialmente vulnerable y destruido tras doce años de guerra. Antes del terremoto ya el 70% de la población siria requería de ayuda humanitaria, presentaba altos niveles de inseguridad alimentaria y una acusada pobreza energética. Esto hace que el suministro de agua y electricidad sea muy complejo y escaso en algunas zonas.

Ante esta situación, las ONG que componen el Comité de Emergencia se centran en distribuir mantas, combustible, estufas, kits de higiene, alimentos, agua potable, ropa de abrigo y medicamentos, en unos trabajos que se prevé que se alarguen durante meses e incluso años.

La Red Internacional de Médicos del Mundo ha movilizado a equipos de salud mental y apoyo psicosocial multidisciplinario, psicoterapeutas, personal técnico sanitario, de salud sexual y reproductiva, asistentes sociales, así como personal de traducción y logística, que ya se encuentran en la región de Antioquía. Estos equipos ya han comenzado a brindar servicios de apoyo psicológico a las personas afectadas por el terremoto, al mismo tiempo que se están evaluando las necesidades sobre el terreno, tanto las más inmediatas como a medio plazo.  “El nivel de afectación de las personas por el desastre difiere según sus antecedentes, personalidad, experiencias traumáticas previas, mecanismos de afrontamiento y recursos propios”, señala Ricardo Angora, técnico de salud mental y apoyo psicosocial de Médicos del Mundo.

Por su parte, el equipo de World Vision colabora con la Oficina de la ONU para la coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), garantizando una respuesta coordinada y eficaz. Las temperaturas frías, incluso bajo cero, son una preocupación real, por lo que proporcionar mantas y otros artículos para paliar el frío es esencial para salvar vidas y una prioridad para la organización. “Este terremoto ha sido catastrófico. El desastre ha ocurrido en el corazón de la zona de respuesta de World Vision en Siria, donde estamos atendiendo las necesidades de una población que ya lleva muchos años de guerra. Esto nos ha permitido estar trabajando ya de forma directa en la zona del desastre, proporcionando calefacción y combustible”, explica Clynton Beukes, director de programas para la Respuesta Siria de la ONG. “Ahora, las principales necesidades son el refugio y los artículos no alimentarios.  Estamos trabajando con nuestros socios para asegurarnos de que podemos hacer llegar los suministros a quienes los necesitan. Otra necesidad extremadamente importante es la atención sanitaria y el apoyo a los centros de salud que están tratando a los heridos”.

Mantener la escolarización y apoyo a la población más vulnerable

 Los equipos de Educo, como miembros de la Alianza ChildFund, están trabajando en Siria, en la zona de Alepo, atendiendo a la población más vulnerable, especialmente a los niños y niñas, que en este tipo de situaciones son quienes más sufren las consecuencias. Además, tras garantizar la seguridad y bienestar de la población, la organización muestra su preocupación por el derecho a la educación de los más pequeños. “Obviamente el primer paso es asegurar su protección y su alimentación, pero no debemos olvidar que la educación también es urgente. Por eso, en la medida de lo posible y cuando la situación lo permita, los niños y niñas deben seguir aprendiendo. Si no lo hacen, está en juego el presente y el futuro del país”, afirma la directora general de Educo, Pilar Orenes.

La imagen de una niña que protegió a su hermano pequeño, ambos rescatados, ha conmocionado en las redes sociales. Foto laprensa.hn

Plan International trabaja también para atender las necesidades básicas de la población más vulnerable, especialmente niños, niñas y mujeres, a través del suministro de alimentos, agua, combustible, mantas, colchones, ropa de abrigo, medicamentos y kits básicos y de higiene menstrual. Además, y a través de socios locales, la organización permanecerá con las familias mientras evalúan el apoyo adicional que necesitan, incluyendo protección y apoyo psicosocial. “Nuestra experiencia nos demuestra que en una catástrofe como esta los niños, especialmente las niñas, las mujeres y las familias más pobres son los más vulnerables ante riesgos como la explotación o los abusos. Por eso la protección y la seguridad de los niños, sobre todo de las niñas, debe ser una prioridad”, explican.

Las necesidades de los grupos más vulnerables o marginalizados incluyendo mujeres, niños y niñas, personas refugiadas, migrantes y colectivos de bajos ingresos, son el objetivo de los equipos de Oxfam Intermón en los países afectados. En Siria, Oxfam tiene ya un equipo que estaba respondiendo al brote de cólera y a la situación de crisis humanitaria derivada del conflicto en la región afectada por el terremoto, lo que está permitiendo reforzar esos equipos y tener una respuesta rápida ante esta nueva emergencia. En Turquía, Oxfam Intermón trabaja con una red de cooperativas de mujeres que han recibido entrenamiento precisamente para organizarse y dar respuesta a desastres como el ocurrido. “Lo que necesitamos son fondos a largo plazo. Después de la emergencia y de la asistencia inmediata hay un periodo en el que tenemos que mirar cómo han quedado las infraestructuras. Necesitamos fondos que puedan venir para los próximos como mínimo dos años. Y eso tiene que ser dinero sostenible y constante”, explica desde Damasco Mati Gomis-Perez, subdirectora de Oxfam Intermón en Siria.