Las especies de árboles se pueden conservar de tres maneras, según un trabajo realizado por científicos del Centro para la Investigación Forestal Internacional (CIFOR) y el Centro Mundial de Agroforestería (ICRAF), que fue publicado en la revista “Biodiversity and Conservation”.
Se les puede dejar crecer en su hábitat original, natural, que se conoce como conservación in situ, o “en su lugar original”.
Si los árboles son valiosos porque producen madera, frutos u otros productos, los agricultores los pueden trasplantar a parcelas agroforestales cercanas, técnica conocida como conservación circa situm, que significa “cerca a su lugar de origen”.
O se pueden conservar en bancos de semillas o genéticos, conocida como conservación ex situ, o “fuera de su hábitat original”.
Los tres tipos de conservación están interrelacionados, y los pequeños agricultores desempeñan un papel en cada uno de ellos, pero los científicos realmente saben muy poco acerca del alcance y las limitaciones de esas conexiones y de su efectividad, dijo Manuel Guariguata, científico principal de CIFOR.
Si una especie va a sobrevivir, su población debe ser lo suficientemente grande como para permitir la diversidad genética, pero se necesita más investigación para determinar cómo contribuyen las áreas agroforestales a la conservación, menciona el trabajo.
Se espera que las personas aprovechen los árboles de las plantaciones o parcelas agroforestales, dejando intacto al bosque natural, pero hay poca investigación para respaldar ese supuesto.
Los agricultores que combinan la agricultura y la agroforestería, pueden contribuir a la conservación en varias maneras, pero es importante observar cómo funcionan juntos los distintos enfoques para asegurar el mayor beneficio con el menor número de consecuencias no planeadas, dijo Guariguata.
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