Frente a este primer paisaje evocado aparece el paisaje creado de la mano del hombre que es la ciudad, segunda naturaleza. En sentido opuesto a los versos del cantor del trópico, que nos sumerge en un paisaje que es gozo del espíritu, la ciudad se nos muestra desestructurada, con áreas urbanas deterioradas o subutilizadas y con un entorno de crecimiento periférico que en muchos casos se compone de “cinturones de miseria” (grandes extensiones de infraviviendas que pueblan orografías abruptas, cuasi inaccesibles, sin la más elemental dotación de servicios básicos para el habitar).

El rápido crecimiento que han experimentado las ciudades latinoamericanas en la última mitad del siglo XX les ha llevado a acoger el 75 % de su población a principios del presente siglo y según estimaciones del Banco Mundial en 1992 producirán ya más de la mitad del producto interior bruto de sus países. Esta concentración de población – se habla de 400 millones de habitantes en América latina en el 2010 – y de actividad económica no hará más que acentuarse durante este primer tercio de milenio. Se prevé que en el año 2025 el 80% de la población se concentre en estas ciudades generando otro tanto en lo relativo a la producción económica global.

fotoOtro fenómeno a considerar es el dato del bajo índice de concentración de la población urbana en estas latitudes, con un promedio de 80 habitantes por hectárea, que llevará a ocupar un muy dilatado territorio urbanizado con diversos niveles de ocupación. Desarrollos suburbanos de baja densidad ocupan extensivamente territorios aledaños en las periferias de las ciudades donde se desarrollan barrios residenciales o áreas industriales. Muchos de éstos se encuentran hoy deteriorados o abandonados. En otras circunstancias también se generan nuevas centralidades urbanas en áreas que en sus inicios fueron periferia. Las áreas centrales, núcleos históricos y primeras ampliaciones, se hallan más densamente pobladas y es muy habitual que exista también un deterioro urbano de las mismas como consecuencia del cambio en su uso; que se terciariza paulatinamente abandonando su origen habitacional para adquirir funciones predominantemente comerciales .

Desde esta realidad anunciada presentamos para el análisis dos experiencias realizadas y una propuesta polémica como posible solución.

NUEVAS CIUDADES – EL EJEMPLO DE CIUDAD BOLIVAR

El hombre desde sus orígenes fundó ciudades para ocupar nuevos territorios. La ciudad es el hábitat por excelencia del hombre en la conquista de la civilización. Conocida la experiencia del Plan de Brasilia en el país vecino, no es de extrañar que Venezuela en su expansión colonizadora de los bordes del Orinoco, tierra rica en recursos, proyectará en 1963 Ciudad Bolívar. La ciudad en sus inicios tuvo 40.000 habitantes que a lo largo de estos años ha incrementado hasta 700.000. El hecho de que su concepción y planificación fuese ejecutada por un equipo de urbanistas venezolanos con el apoyo de equipos pluridisciplinares de la Universidad de Harvard y del Instituto MIT de los Estados Unidos no ha evitado que esta urbe disponga hoy de una fuerte presencia de vivienda marginal. El efecto llamada que generó en la región de Guayana en la población rural fue de tal magnitud que desbordaron las previsiones más optimistas y colapsaron las áreas de recepción proyectadas en un inicio. Tenemos otros ejemplos similares en ciudades de la India.

La existencia de la gran corporación SIDOR (Siderúrgica del Orinoco) y de la entonces futura implantación de industrias del mundo del aluminio hicieron presagiar la incorporación al tejido urbano de otras empresas que deberían fortalecer el crecimiento económico. No se produjo de este modo y los nuevos moradores se incorporaron al comercio al menor como mera actividad de servicios. Con ello quiero referirme a que la voluntad planificadora de nuevos ámbitos poblacionales, de cualquier magnitud o entidad, debe llevar aparejada la elaboración de un plan de viabilidad económico que sustente la previsible migración del hombre rural que dejará tal condición con la esperanza de una mejor vida como urbanitas.

Espero que este ejemplo sirva de referencia para el nuevo proyecto que quiere llevar a cabo el actual gobierno de la República Bolivariana de Venezuela en la otra margen del río, donde proyectan una ciudad junto a una nueva refinería en la llamada faja del Orinoco.

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RECUPERACIÓN DE CASCOS HISTÓRICOS – EL EJEMPLO DE QUITO

Aprovechar los centros históricos como una revalorización de su perfil cultural y simbólico en procesos de refuncionalización habitacional, económica y recreativa debería ser una tarea política y cultural que no admite postergarse. El crecimiento de las ciudades a mediados del siglo pasado, el sostenido abandono de los sectores que ostentan el poder y la emergencia de los sectores populares en la escena habitacional y económica del centro de la ciudad tiene una consecuencia inmediata que es su deterioro urbano.

fotoEs útil analizar el caso de la ciudad de Quito como modelo de recuperación del centro histórico. A raíz del terremoto de 1987 la ciudad resultó asolada. La estrategia que utilizó el Congreso Nacional fue crear un organismo que denominó Fondo de Salvamento del Patrimonio Cultural, cuya dirección estaba encomendada a la municipalidad de Quito. Se ejecutaron proyectos en paralelo al Plan Maestro de Recuperación de áreas históricas; proyectos que se abordaron de forma nucleada, en general, y concentrada en barrios con altos índices de deterioro económico-social y físico-ambiental. El Fondo había ejecutado más de 300 proyectos a finales del año 1996.

La financiación de este gran proyecto urbano se realizó con un préstamo del Banco Interamericano de Desarrollo BID, que recuperó su inversión a través de la rehabilitación de uno de los ejes principales del centro histórico. El experimento consistió en la promoción activa de la inversión privada en la recuperación del casco histórico. El sector público se centró en la mejora de la infraestructura y el espacio público y la coordinación y regulación de las intervenciones privadas. En las primeras etapas los sectores público y privado abordaron en conjunto proyectos de recuperación de inmuebles para usos comerciales, de oficinas y residencias. A continuación sería el sector privado quien llevaría el liderazgo del proceso de recuperación.

UNA SOLUCIÓN PARA LA UTOPIA – LA ARQUITECTURA MÓVIL

Yona Friedman, fundador del GEAM en 1957 (Grupo de Esrtudios de Arquitectura Móvil) y autor del libro de La arquitectura móvil, propuso una ciudad espacial que imaginó sobre pilotes. Ciudad que puede implantarse sobre terrenos agrícolas (expansión periférica) o en la ciudad ya construida, constituida por viviendas desmontables que impactarían mínimamente sobre el medio ambiente. Esta ciudad soñada, aprovechando el desarrollo actual de la tecnología en los procesos constructivos, tendría la virtud de poder planificarse y fabricarse en talleres como si de muebles se tratara y quizás ayudaría a mitigar la necesidad urgente de vivienda en Hispanoamérica. Su montaje, en parcelas previamente urbanizadas y dotadas con los servicios urbanos mínimos, correspondería a los propios usuarios finales dirigidos por equipos técnicos para garantizar el control de su ejecución y el buen fin del proyecto.

Se trata de una forma más de autoconstrucción donde además se podría primar la libertad del individuo en el momento de concepción de su vivienda. En este caso el primer paisaje resultará menos agredido porque su concepción modular a modo de “palafito” facilita su desmontaje posterior. Arquitectura que se acerca al mito de la cabaña, aquella de los primeros pobladores.