La desigualdad extrema es evitable. Es una cuestión de prioridades y de voluntad política.
Una reforma contra la desigualdad.
Tras seis años de medidas de austeridad y recortes en políticas sociales, España es hoy el segundo país más desigual de Europa. Las conquistas sociales alcanzadas están ahora en peligro, y la reforma fiscal propuesta por el Gobierno es la oportunidad de recuperar políticas y derechos sociales como las rentas de inserción, la sanidad y la educación públicas y la cooperación para el desarrollo.
Pero sólo será posible si conseguimos que la reforma sea justa, y se piense en beneficio de la mayoría y no en el de unos pocos.
10 CAMBIOS NECESARIOS PARA UNA REFORMA FISCAL JUSTA
- La política fiscal debe combatir la desigualdad al margen de intereses partidistas, contribuyendo a una sociedad más justa y equitativa.
- Hay que recaudar lo suficiente para financiar un modelo social que garantice servicios públicos de calidad e igualdad de oportunidades.
- Se debe aplicar «tolerancia cero» al fraude fiscal, incluyendo medidas que pongan freno a la impunidad de los evasores.
- Los privilegios y la opacidad de los paraísos fiscales deben desaparecer.
- Recaudar más no puede suponer aumentar el esfuerzo fiscal de las clases medias y los más pobres. Quien más tiene, ha de contribuir más.
- Todos, empresas e individuos, deben tributar en función de su capacidad y de su actividad económica real, sin privilegios, ni excepciones.
- Las grandes fortunas y las rentas del capital tienen que contribuir en mayor medida, para reducir la presión sobre los salarios y el consumo.
- El sistema tributario tiene que ser progresivo y equitativo en su conjunto sin medidas que favorezcan los intereses de unos pocos.
- Los beneficios fiscales deben ser excepcionales y solo deben aplicarse, si permiten crear valor real y duradero (como la creación de nuevos empleos de calidad).
- Una buena política tributaria requiere un debate público abierto, transparente y con participación ciudadana.
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