Los sentimentales
España es un país de sentimentales, de eso no se escapa ninguna de las viejas nacionalidades que la componen.
España es un país de sentimentales, de eso no se escapa ninguna de las viejas nacionalidades que la componen.
Nos guste o no, estos días son tristes para la Democracia. Algunos dirán que ha triunfado la Ley, que se ha cumplido con los preceptos constitucionales, que el fiscal general del Estado, tan supuestamente permisivo en otras cosas, ha sido totalmente “coherente” al pedir firmeza contra los independentistas catalanes. Como diría el maestro zen: Ya se verá.
Las banderas son símbolos de identificación para naciones o grupos de personas que se sienten representados por los colores o el emblema que llevan. Aunque particularmente esté de acuerdo con el espíritu de la canción de Luis Eduardo Aute dedicada a Sabina y que cantaba en una de sus estrofas,… “dice que abajo las banderas y arriba la lluvia de abril”, respeto a quienes ven en esos emblemas una forma de ser, un sentimiento o un futuro.
Ayer el Parlament de Catalunya eligió nuevo presidente. El discurso del debutante fue el mismo de su antecesor y los de la oposición también. En realidad no podía ser de otra forma, cambiaba el hombre pero no el paisaje.
Después de tantos meses desde aquel intento de referéndum que la miopía centralista boicoteó, después de tanta fractura entre los catalanes, después de tantas incomprensiones, amenazas y estupideces desde uno y otro lado, Catalunya ha tenido en su cita electoral de ayer la posibilidad de hacer el deseado plebiscito para preguntar, por la vía de unas elecciones autonómicas, el deseo de la mayoría. El resultado no deja lugar a dudas.
Se acerca la fecha de las elecciones catalanas y las posturas van haciéndose más claras. “Juntos por el sí”, la plataforma que aspira a gestionar la independencia de Catalunya parece que va ganando posiciones, conquistando voluntades que antes estaban alejadas del intento y el gran avalador de la operación, el gran artífice de lo que parecía imposible es el gobierno español.
Hace unos quince días apareció un artículo en el periódico “Heraldo de Aragón” sobre unas manifestaciones a Europa Press de una auto proclamada “Plataforma no hablamos catalán (NHC)”, en las que se acusaba a una fábrica de galletas de Santa Coloma de Farners, en Girona, de manipular la Historia. La última manipulación catalana, lo titulaban.