La dictadura de las multinacionales
Nunca, jamás, el hombre pudo imaginar que sin moverse de casa, arrellanado en el sofá podría tener todo lo soñado en menos de una hora.
Nunca, jamás, el hombre pudo imaginar que sin moverse de casa, arrellanado en el sofá podría tener todo lo soñado en menos de una hora.
El surgimiento del modelo económico neoliberal trajo promesas atrayentes. El discurso liberal que lo acompañaba fortalecía a la sociedad civil y la ciudadanía, libres de las trabas y de la opresión del Estado.
La creación en la Unión Europea de un sistema monetario único para fortalecer el sistema financiero y paliar los efectos negativos de la globalización, nació con grandes defectos. A la unión monetaria no le acompañó la necesaria unión política, afrontando cada país su propia idiosincrasia. Estas particularidades de gestión y de vivencias sólo se pueden compensar con reformas que mitiguen los desequilibrios que se producen en el plano económico; y cuando un sistema – es decir, uno de los socios comunitarios – entra en crisis, aparecen los solicitados y temidos rescates.
La llamada economía 4.0 –basada en la automatización generalizada con la aplicación de sistemas inteligentes y tecnologías de la información– va a suponer una aceleración sin precedentes de nuestra capacidad productiva con ahorros de mano de obra directa. Un proceso que ya está en marcha desde hace años y que plantea retos sociales de gran calado.
Pasados siete meses del gobierno Macri se verifica la suba de precios y una inflación que asciende por encima de la capacidad recaudadora del Estado, agravando el déficit fiscal y promoviendo un mayor ajuste que se descarga sobre la población de menores ingresos.
Parece que no hemos aprendido la lección después de la caída de Lehman Brothers: la brecha entre los ricos y el resto sigue aumentando y las políticas económicas son continuistas. Es la dictadura del 1%, donde no hay mérito ni tampoco casualidades.
Todos tenemos el deber de recordar y contar lo vivido, para mejorar el futuro de las nuevas generaciones y evitar los mismos errores.
Están ganando. El acoso sin tregua de los “inversores” está consiguiendo la concentración del poder económico en un número progresivamente reducido de manos.
Davos es una pequeña población suiza situada a una altitud de 1560 metros sobre el nivel del mar, con la reputación de ser la ciudad más elevada de los Alpes suizos y por tanto, con un clima tan frío que hiela a las almas. Se lengua oficial es el alemán, pero sus once mil habitantes prefieren hablar su antigua lengua: el romanche. En este lugar, de blancuras termales, se reúnen cada año y desde 1971 – tan solo con la excepción del año que se hizo en New York -, prestigiosos e influyentes miembros de la comunidad económica para analizar los problemas mundiales y, sobre todo, para reconocerse.
Una de las teorías utilizadas por los economistas neoliberales para sostener el sistema de libre mercado y fomentar políticas económicas basadas únicamente en la mejora de cifras macroéconómicas (sobre todo el crecimiento), sin tener en cuenta otros factores, como la desigualdad en la redistribución de la renta, es la llamada “teoría del goteo”.