Sin lujos, sin excesos y sin edificios grandilocuentes, la magia de esta ciudad reside en esos bellos rincones en donde cada detalle se convierte en algo inesperado. Desde su puerto hasta sus colinas, el viajero deberá recorrer a pie las calles y callejuelas de esta singular ciudad para así intentar descubrir la magia que sus barrios guardan con cautela en pos de ser descubiertos.
Comiencen la visita por la zona baja de la ciudad, descubriendo su puerto y alguno de sus edificios más importantes. Serpenteen por sus calles, por sus plazas y por sus mercados para, en última instancia, subirse a un remontador que les trasladará a la parte alta de esta urbe, esa precisamente que les cautivará por sus pintorescas construcciones. A pesar del aspecto poco cuidado y desaliñado de algunos de sus remontadores, no teman subirse a ellos, pues la experiencia vale la pena ya que a partir de entonces descubrirán una nueva ciudad dentro de la propia urbe.
Déjense perder por sus calles admirando las fachadas de las casas pintadas con mil colores, y adéntrense por esas pequeñas callejuelas adornadas por un sinfín de flores y jardines. Disfruten de la tranquilidad que se respira allí, y no duden en entrar en uno de esos restaurantes que, mientras saciamos nuestro estómago, nos da la oportunidad de contemplar unas bellísimas vistas sobre la bahía y sobre la vecina y turística localidad de Viña del Mar.
Por supuesto, y a media tarde, cuando ya hayan comenzado nuevamente su andadura sobre los adoquines de Valparaíso, relajen de nuevo sus extremidades inferiores descansando en alguno de los miradores que nos ofrece esta ciudad, ya que no serán sólo sus piernas las que les agradezcan el detalle, sino que en esta ocasión serán también sus pupilas las que, extasiadas por el paisaje urbano que desde allí podrán contemplar, les darán las gracias por tal decisión.
Y cómo no, acaben su paseo dándose el gustazo de visitar la casa de Pablo Neruda, pues allí recordarán todo lo que este gran poeta regaló a la humanidad.
Sí, en Valparaíso encontrarán vistosidad, cultura, cierta anarquía arquitectónica, pero, sobre todo, descubrirán magia, mucha magia, tal y como podrán descubrir a través de algunas de estas fotografías que realizó mi hija cuando hace unos años visitamos juntos esta sorprendente ciudad.
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