Te miro pero no te contemplo.

Te escucho pero no te oigo.

Te siento pero no me inspiras.

Te sueño pero no te anhelo.

Pues tu sol ya no ilumina mi cielo

con la esperanza de que llegue otro amanecer.

 

En mi tierra no crece tu semilla

Pero,  hay espacio para otras raíces y cosechas

que crecerán y darán fruto sin tu presencia.

 

Tu luz ya no ilumina mi aposento.

Mis noches ignoran tu luna

dando espacio a otras estrellas más brillantes

para que iluminen mis sendas oscuras

que con tu silencio y cobardía

las cavaste en el cielo muy profundo.

 

 

Victor Javier Sigfrido Ontaneda Alfaro