Las Naciones Unidas, con el seguimiento y respaldo de la Unión Europea y otras asociaciones regionales, deben intervenir sin dilación en Bolivia para detener de una vez el descalabro neoliberal que está desmoronando y ensangrentando el escenario latinoamericano.

Las Naciones Unidas no pueden seguir observando y esperando a ver qué dicen y hacen los grupos plutocráticos (G7, G8, G20) cuya desastrosa gobernanza, liderada por el Partido Republicano de los Estados Unidos, está afectando no sólo social y políticamente sino ecológicamente al conjunto de la humanidad.

El decreto de la auto-proclamada Presidenta que confiere impunidad a los militares en sus intervenciones represivas, constituye el colmo de lo tolerable. Los grandes consorcios mercantiles, que están en el origen de estos desafueros, miran a otro lado. Nunca el “patio” estuvo tan agitado  y tan sometido. ¡Y tan ineficaces las instituciones creadas para una diligente previsión y acción correctora… con sede en Washington!

Ha llegado el momento de los “pueblos”. De la ciudadanía expresando pacíficamente sus reivindicaciones, bajo la supervisión de las Naciones Unidas. Que todos pidan –presencialmente y en el ciberespacio- su apremiante intervención. De otro modo, los horizontes del gran continente permanecerían muy sombríos.

Artículo publicado inicialmente en Other News