Si, lo sé. Sé que es difícil nadar contra corriente como hacen los salmones. Sin embargo, ello nos fortalece haciéndonos más fuertes ante las adversidades y más felices disfrutando de los pequeños detalles que día a día se instalan en nuestras vidas y que no apreciamos porque lo damos por sentado.

Vive el momento y disfruta de la sonrisa de un niño, de la mirada tierna de un anciano, del abrazo de un amigo, de los colores que nuestros ojos te transmiten, de los sabores y de la vida.

Sé un salmón y no te dejes abatir; tras la dificultad conseguirás el éxito y podrás sentir como sonríe tu alma disfrutando de lo mejor : momentos de sosiego y paz