Cuatro territorios indígenas se enfrentan a una crisis especialmente grave:

El conocido Bosque de Papaya en la Isla del Bananal, la mayor isla interfluvial del mundo. Está habitada por indígenas ãwas no contactados. El 80 % se quemó en los incendios del año pasado; este año se han visto fuegos en una de las áreas de bosque intacto. Más de 100.000 cabezas de ganado pastan ahora en la isla.

El territorio Ituna Itatã (Olor a Fuego), en el estado de Pará, que tan solo habitan indígenas no contactados. Esta reserva fue el territorio más sacudido por la deforestación en 2019, mientras lo invadían acaparadores de tierras y ganaderos. En los primeros cuatro meses de 2020 otras 1.319 hectáreas de selva fueron destruidas, lo que supone un aumento del 60% con respecto al mismo período del año pasado.

El territorio Arariboia, en el estado amazónico oriental de Maranhão: indígenas awás no contactados habitan esta región, que ya ha sido ampliamente invadida. Los Guardianes de la Amazonia, vecinos guajajaras de los awás, advierten cada día de que los madereros ilegales están destruyendo la selva a un ritmo alarmante (la tribu ãwa de la Isla del Bananal y la tribu awá del estado de Maranhão son pueblos indígenas diferentes).

El territorio Uru Eu Wau Wau. Indígenas no contactados de este territorio mataron al experto amazónico Rieli Franciscato el mes pasado: los expertos temen que este grupo se esté viendo forzado a salir de su selva por las invasiones.

Incendios dentro del territorio de Arariboia, hogar de la tribu awá no contactada, 2020.

Incendios dentro del territorio de Arariboia, hogar de la tribu awá no contactada, 2020. © Survival

 

Muchos son incendios provocados para poder despejar zonas de selva que abran paso a la explotación maderera y agroganadera y exportar a Europa y EE.UU. millones de toneladas de soja, carne de vacuno, madera y otros productos cada año.

Gráfico que muestra el rápido aumento de la deforestación en el Territorio Indígena Ituna Itatá, Brasil, habitado exclusivamente por indígenas no contactados.

Gráfico que muestra el rápido aumento de la deforestación en el Territorio Indígena Ituna Itatá, Brasil, habitado exclusivamente por indígenas no contactados. © Prodes/ Inpe/ Survival

 

APIB (la Asociación de Pueblos Indígenas de Brasil) ha lanzado una campaña para llamar la atención sobre los vínculos de Bolsonaro con sus partidarios de la agroindustria y la violencia genocida que se está cometiendo contra los pueblos indígenas en todo el país. Piden que personas y empresas de todo el mundo dejen de comprar productos que alimentan la destrucción de sus territorios.

Survival ha lanzado una acción global para pedir a supermercados de Europa y EE.UU. que dejen de comprar productos de la agroindustria brasileña hasta que se garantice el cumplimiento de los derechos indígenas.

Ângela Kaxuyana, portavoz de COIAB, la Coordinadora de Organizaciones Indígenas de la Amazonia Brasileña, ha declarado: “El acaparamiento de tierras, la deforestación y los incendios provocados amenazan directamente la vida de nuestros parientes no contactados. La destrucción de territorios que son sus únicas fuentes de vida, de donde obtienen sus alimentos (fauna, flora y agua), puede llevarlos al exterminio”.

Por su parte, Tainaky Tenetehar, uno de los Guardianes Guajajaras que protegen la reserva de Arariboia para los guajajaras y sus vecinos awás no contactados, afirmó hoy: “Luchamos para proteger esta selva, y muchos de los nuestros han sido asesinados por ello, pero los invasores siguen viniendo. Han hecho tanto daño a nuestro bosque en los últimos años que los incendios ahora son mucho mayores y más graves que antes, ya que la vegetación está más seca y vulnerable. Los madereros deben ser expulsados: solo entonces los awás sobrevivirán y prosperarán”.

Según la investigadora de Survival Sarah Shenker: “En muchas partes de Brasil, los territorios de los pueblos indígenas no contactados son las últimas áreas significativas que quedan de selva. Ahora son el objetivo de acaparadores de tierras, madereros y agroganaderos, envalentonados por el abierto apoyo de Bolsonaro hacia ellos. Los consumidores de EE.UU. y Europa debemos entender que hay una conexión directa entre los alimentos que hay en los estantes de su supermercado y esta destrucción genocida, y actuar en consecuencia. Los pueblos indígenas no contactados son los más vulnerables del planeta y al mismo tiempo los mejores guardianes de la naturaleza, con diferencia. No podemos tolerar que su tierra sea devorada por las llamas”.