Cientos de soldados, oficiales de policía y agentes especiales del Ministerio de Medioambiente han penetrado la zona con tanques, helicópteros y cerca de un centenar de vehículos para detener la deforestación ilegal que ya ha destruido más del 30% de uno de los territorios de los indígenas awás.
Al menos ocho aserraderos han sido clausurados y varias maquinarias han sido confiscadas y destruidas desde que la operación empezara a finales de junio de 2013.
La operación se produce en un momento crítico para los awás, una de las últimas tribus nómadas de cazadores-recolectores que aún habita la Amazonia brasileña. Los awás se encuentran en peligro de extinción si la destrucción de su selva no cesa de manera inmediata.
Sin embargo, aunque la operación dificulta que los madereros entren en territorio awá y retiren la madera más valiosa, las fuerzas involucradas no han accedido a la tierra de la tribu como tal, donde la tala alcanza niveles alarmantes y se requiere una acción urgente.
Amiri awá declaró a Survival: “Los invasores deben ser forzados a dejar nuestra selva. No queremos que nuestra selva desaparezca. Los madereros ya han destruido mucha zonas”.
Decenas de miles de personas en todo el mundo, incluidas muchas personalidades, se han unido a la campaña internacional de Survival que pide al Gobierno brasileño enviar a las autoridades a territorio awá para expulsar a los invasores ilegales, detener la destrucción de su selva, perseguir a los madereros ilegales y evitar que vuelvan a acceder a la zona.
El director de Survival, Stephen Corry, mencionó que “Brasil ha adoptado un primer paso prometedor hacia la protección de la tribu más amenazada de la Tierra y esto es posible gracias a las miles de personas que han apoyado a los awás a escala global. Esto prueba que la opinión pública puede generar cambios. Sin embargo, todavía no se ha ganado la batalla: las autoridades no deben parar hasta que todos los invasores ilegales se hayan ido”.
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