Son las conclusiones de una investigación llevada a cabo por la Royal Society británica y la Universidad de Reading, publicada esta semana en la web de la revista Nature. Uno de los autores del estudio, Paul Williams, explicó en rueda de prensa que las turbulencias no sólo “causan daños de distinta consideración a cientos de pasajeros y miembros de la tripulación cada año”, sino que también “son motivo de retrasos y pérdidas por un total de 150 millones de dólares anuales”, según declaraciones recogidas por el portal Efeverde. Por lo tanto, es lógico pensar que si aumentan las turbulencias, se incrementarán los costes para las aerolíneas y, en última instancia, subirán los precios que pagan los viajeros por sus billetes.

La investigación se centra en el espacio del Atlántico Norte, una zona por la que pasan alrededor de 600 aviones cada día para unir Europa con América del Norte. El estudio analiza únicamente las turbulencias de aire claro, difíciles de detectar con antelación, pero sus autores ya avanzan que con el cambio climático es muy probable que también se produzca un aumento de las tormentas.

De hecho, esta misma semana se ha presentado también otro informe elaborado por la compañía alemana Munich Re y el Centro Aeroespacial Alemán que concluye que existe una relación entre el cambio climático y el incremento de las tormentas eléctricas. En 2011, este fenómeno causó en los Estados Unidos daños estimados de 47.000 millones de dólares, una cifra similar a la que se calcula para los daños provocados por el huracán Sandy en 2012.

 

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