A partir de los resultados se pueden hacer todo tipo de consideraciones y considerar todas las opiniones, siempre con respeto y capacidad de comprensión. El voto escocés, con excelente participación (cerca de un 85%), ofrece un resultado ajustado con  el  55,30% para el no, frente al 44,70% de partidarios de la independencia y se ha desarrollado en un clima de tranquilidad ciudadana en su génesis, durante  su desarrollo y en su desenlace.

Seguro que en muchas ciudades de Escocia habrá hoy lágrimas de alegría y de disgusto pero no habrá ni frustración ni  desconcierto por el futuro. El clima de tensa armonía con que se ha desarrollado la campaña y las propias elecciones, hacen que hoy comience una vida nueva en el país con la esperanza de que Camerón cumpla sus promesas de mayor autonomía, con más competencias y descentralización y, por otro lado, con la satisfacción de los partidarios de la independencia por poder haber ejercido el derecho que le reclamaban sus sentimientos.

Hoy no es el momento de establecer paralelismos porque la situación de Catalunya es esencialmente distinta a la escocesa, pero sí es el momento de sacar lecciones. Si ustedes acceden a la noticia del resultado electoral escocés en las páginas de internet de los grandes rotativos españoles como La Vanguardia, El País o El Periódico, por alejarme de rotativos más intransigentes y más manipulados, léanse los comentarios de los lectores. La mayor parte de ellos son tan desechables como un envase de plástico después de habernos bebido su contenido, quedan vacíos, arrugados y retorcidos, porque casi todos son insultantes y agresivos, incapaces de respetar la idea ajena; pero pueden ser reciclados.

Para ello es necesario que los inductores de tales abismos de ideario sean conscientes de lo que tiene entre manos, ni Rajoy, esgrimiendo una Constitución que pide ser cambiada a gritos en varios de sus artículos, ni Artur Mas, el representante de la alta burguesía catalana, son Cameron ni Alex Salmond. Aquel, habiendo permitido sin cortapisas ni escusas un manifestación de autodeterminación que el pueblo escocés le exigía; este, aceptando, no la derrota, sino la opinión, distinta a la suya, de una mayoría de ciudadanos. Tampoco el Tribunal Constitucional español, paradigma de lentitud y del estado de la justicia española, es el mejor garante para encontrar una solución al tema en fecha y forma.

Hoy Artur Mas ha aparecido, con diez minutos de retraso, a la rueda de prensa en el Palau de la Generalitat sobre los resultados en Escocia y ha hablado en cuatro idiomas, catalán, castellano e inglés, y respondiendo a un par de periodista en francés. ¿De verdad se cree Mas que a los escoceses les importaba su opinión sobre su destino? ¿Por qué no lo hizo en escocés o en gaélico? Al margen de bromas, Mas ha dicho que este es el camino y felicita a los ingleses y escoceses por su sentido común y lección de  democracia y ha pedido que se siga el ejemplo, y que acepten en el gobierno central que votar une a los pueblos e impedir votar crea desunión. Hizo hincapié en que las negaciones de Madrid solo conducen al enfrentamiento y que Catalunya continuará con su camino pese a todo, reforzados por el buen ejemplo británico. En su mensaje dice aceptar los resultados de una posible votación. Por supuesto, no puede ser de otra forma.

Yo me pregunto; ¿El por qué y el cómo se ha llegado a esta situación? Si los políticos y las Instituciones no han sido capaces hasta el momento de encontrar una tercera vía que acepten y compartan unos y otros, lo que ocurra en el futuro será culpa de estos actores. Cada día que pasa la confrontación es peor, y cada vez que salen a opinar algunos periodistas o cada vez que algún miembro del gobierno de Madrid abre la boca, va creciendo en Catalunya el sentimiento independentista, negarlo sería seguir la política del avestruz. Tampoco sirve mirarse al ombligo, entre otras cosas porque podemos ver un  paisaje suizo o andorrano. Es la voluntad del pueblo lo que cuenta y su derecho solemne a la autodeterminación. Pero también que las gentes tengan muy claro que sus aliados y hermanos son los trabajadores de gallegos, aragoneses, andaluces, catalanes, madrileños, escoceses o ingleses. El capitalismo sea británico o catalán y sus representantes, son el verdadero adversario y, lamentablemente, jamás nos dejarán votar para su ostracismo.

En la respuesta a la penúltima pregunta que se le hizo a Mas, casualmente en castellano, habló de la dureza de la posición del Partido Popular negándose a todo y espera una oferta similar a la que en su día hicieran los ingleses a Escocia. “Asumiremos lo que la votación decida, nuestra posición es sensata, dispuesta a llegar a acuerdos y eso no lo tenemos por parte del gobierno español”,  manifestó y se asombró de que personajes de la política, adelanten la posición del Tribunal Constitucional antes de que se pronuncie. A una última cuestión lanzada por un periodista en catalán, lanzó una pregunta a Rajoy: ¿Es menos Catalunya que Escocia?  No pude preguntarle si, en su opinión, es mejor un catalán que piensa en mantener la unidad con el resto de España o un independentista que cree que Catalunya es un cortijo donde puede meter la mano a la espera que una Hacienda catalana le libere de todo mal.