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Completé mi servicio militar como oficial de operaciones en el centro de mando de la fuerza aérea israelí hace una década. Recuerdo muy bien los pasillos subterráneos con luces fluorescentes desde donde el Ejército israelí conduce sus ataques aéreos. Recuerdo el asombro que sentimos todos, parados ante lascabinas de ataque, durante las operaciones: se trata de habitaciones llenas de pantallas en las que se proyectaban las fotografías de los objetivos y el parpadeo de los vídeos filmados desde las cabezas de los misiles de precisión de camino hacia sus objetivos.

En ese momento, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) introdujeron la doctrina de combate llamada “liquidación de objetivos”. La finalidad de ésta, como lo entendí entonces, era atacar desde el aire a individuos considerados como un peligro inminente con operativos de precisión quirúrgica.

En un artículo escrito en 2007, por el ex Jefe de Estado Mayor Moshé Yaalon que ahora es ministro de Defensa, afirmó que la “liquidación de objetivos” se llevaría a cabo sólo cuando no quedara otra opción. Afirmó que acciones como éstas, debido a su sensibilidad, necesitan la aprobación de los niveles políticos y militares de más alto rango. También dijo que en siete años, había habido un único caso en el que un ataque de ese tipo fue aprobado con el conocimiento de que supondría alguna víctima palestina inocente.

En el verano de 2014, regresé, en mi mente, a los pasillos subterráneos con iluminación fluorescentes. El número de civiles muertos en ataques aéreos israelíes durante la Operación Tzuk Eitán (Margen Protector) hizo añicos el mito de las prudentes operaciones quirúrgicas de la fuerza aérea del país. Recientemente, la organización Breaking the Silence ha publicado un libro con testimonios de decenas de soldados y oficiales que participaron en dicha operación, incluyendo soldados que coordinaron los ataques con la fuerza aérea. Sus descripciones de las acciones me han quitado el sueño.

Los soldados hacen referencia a mecanismos sofisticados que permiten a los comandantes de las cabinas de ataque conducir acciones que matan a civiles inocentes, evitando las largas y complicadas cadenas de aprobación. El Ejército israelí ha creado una ecuación para el cálculo de daños colaterales que especifica el número de civiles inocentes que podrían morir en el marco de un ataque. Los oficiales, a veces con un rango no superior al de mayor, pueden decidir la aprobación de una de estas acciones o su rechazo, basando su consideración en el precio de vidas en relación con el valor del objetivo. Un soldado que estaba sentado en un centro de control durante la Operación Margen Protector dio testimonio acerca de uno de estos ataques: “Hubo información de inteligencia de que había un cierto número [de civiles en el edificio] y al parecer la información soportó la ecuación: el edificio fue atacado”.

Esta ecuación no es fija a lo largo de toda la operación, pero se puede poner en práctica en cualquier momento por orden del Estado Mayor de las FDI. Por ejemplo, cuando la Fuerza Aérea carece de objetivos para golpear, la ecuación cambia: “Cuando se agotaron los objetivos, empezamos a golpear objetivos con niveles más altos de daños colaterales, pero a los que se les presta mucha menos atención periodística”.

En el mismo marco, se permitieron ataques sobre la base de pruebas extremadamente vagas como el “comportamiento sospechoso”, tal como ocurrió durante la operación reciente. “Comportamiento sospechoso” podría querer decir cualquier cosa: desde caminar a cientos de metros de distancia de las FDI en posesión de un teléfono móvil o salir corriendo de una casa, o salir de un edificio y permanecer cerca de una pared; o incluso hacer señas poco claras desde la ventana de una casa. Así fue como uno de los soldados describió el concepto: “Identificamos unas figuras. Algo negro se mueve dentro de la casa –“negro” significa caliente [pues así se ve un cuerpo de un ser vivo por medio de la visión nocturna térmica]–. Ese objetivo fue atacado desde el aire y más tarde se vieron llegar ambulancias en el área y una multitud de gente. El soldado y el oficial [que estuvieron involucrados en esa acción] no estaban seguros de haber comprendido lo que sucedió allí: no estaban seguros de que no era una familia lo que se había atacado allí”.

Hoy en día los Jefes de Estado Mayor de las FDI ya no hacen alarde. Las acciones llevadas a cabo con el conocimiento de que habrá víctimas civiles no son una rareza. Se ha dejado la búsqueda de objetivos específicos y precisos; se ha abandonado, de nuestra parte, la consideración por la vida de civiles inocentes. Los comandantes de alto rango han encontrado una manera de deshacerse de las decisiones éticas difíciles, delegándolas a los rangos inferiores mediante la aplicación del método de las ecuaciones.

Nos hemos vuelto insensibles al sufrimiento de los otros e indiferentes a la pérdida de vidas palestinas. Este adormecimiento permite al Ejército israelí desarrollar mecanismos de combate que conducen a la muerte de cientos de civiles inocentes, entre ellos niños y bebés. Antes de la próxima ronda de violencia, es nuestra responsabilidad tomar una posición en contra de las políticas inhumanas que están poniéndose en práctica en nombre nuestro.

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