Combina su activismo con su profesión como periodista que empezó con apenas 23 años y que le ha llevado a investigar la guerra sucia en su país. Precisamente por tocar temas sensibles, en 2000, fue secuestrada y violada. “En ese momento, yo creí que mi vida se había acabado, estuve pensando en el suicidio, pero el trabajo me jaló a seguir adelante, pensar en otras mujeres que habían sido víctima de violencia sexual como yo”.
Desde entonces vive amenazada. Se mueve en carro blindado y siempre acompañada de 5 escoltas. “Sacrifiqué mi vida personal, no tengo marido ni hijos, pero encontré a miles de mujeres que han llenado ese espacio”.
En 2009, decidió contar públicamente lo que le había pasado. Fue la primera mujer conocida que se atrevió a hacerlo, un paso valiente para visibilizar un problema que afecta a miles de mujeres en Colombia y que quedan en la impunidad en el 90% de los casos.
Ha creado la campaña “No Es Hora De Callar” que hoy por hoy quiere concienciar a los hombres (“ellos lideran el 98% del problema”, dice). Ha conseguido que futbolistas de primer nivel graben un vídeo y que su lema ocupe los principales estadios de fútbol de Colombia. Además, es portavoz de la campaña “Violaciones y otras violencias, saquen mi cuerpo la guerra” que impulsan más de 10 organizaciones de mujeres colombianas con el apoyo de Oxfam Intermón.
Sus agresores todavía no han sido condenados, a pesar de que su caso fue declarado crimen de lesa humanidad.
Valiente Jineth, colombiana a la que hay que admirar